Les voy a contar un cuento. Esto era una
cuadrilla de amigos, cuyo germen eran tres amigos del cole, al que
posteriormente se unieron algunos en el instituto y las últimas incorporaciones
fueran en la Universidad. Como en todos los grupos cada uno tenía sus virtudes
y sus defectos y todos aportaban al grupo en función de sus posibilidades. De
manera que a veces el más retraído sorprendía gratamente al resto.
Juan, no era de estos, le gustaba estar en
todas las salsas, tenía maneras de líder, era extrovertido y con un puntito
chulesco que en esos primeros minutos iniciales algunos lo etiquetaban de fanfarrón
y pensaban que era un jatorra del Botxo. Venía de familia de clase media
acomodada y le iba bien en la vida, era trabajador, pero nunca decía que no a una
fiesta. La crisis del 2008 le propinó una buena cornada y aunque tenía algo de
patrimonio, se quedó sin efectivo.
Para salir del paso busco un préstamo en su habitual
Caja de Ahorros, él era de cajas no de bancos, pero los políticos que se
sentaban en el Consejo de Administración la habían quebrado. Y en los bancos la
situación no estaba para prestar a desconocidos. Sus amigos decidieron dejarle
el dinero con lo condición de que cuando le fuera bien lo devolviera.
En 2015 Juan empezó a ver la luz, las cosas le
iban bien. Y retomo su tren de vida. Se compró un coche nuevo, uno de esos SUV
que se habían puesto de moda y del cual presumía en las quedadas con los
amigos, volvió a viajar al extranjero, se cambió de móvil, redecoró su
apartamento de la playa, y si le sobraba devolvía poco a poco el dinero que
debía. Entre sus amigos había quienes lo conocían de siempre le perdonaban su
forma de ser, pero otros empezaban estar cansados de sus aires de niño de
posibles y que todavía no les hubiera devuelto lo prestado
Y de repente en la primavera del 2020 apareció
el maldito coronavirus, Juan tuvo que ir a un ERTE como casi muchos de sus
amigos a excepción de Cristina que era enfermera y que no paro de trabajar en
pésimas condiciones y con temor de contagiar a Javier, su marido, que trabaja
en el sector de la alimentación y que tampoco paró. Mientras Ana hacía
maratonianas jornadas de teletrabajo y Paco se encargaba de la prole y la casa.
Quien si se libro fue Pedro que era funcionario de Hacienda cobraba su sueldo
íntegro y además no tenía que atender al público a pesar de iniciarse la
campaña de la renta. Quien lo paso muy mal fue Manolo, policia, que estuvo
ingresado, se contagió por ir a rescatar a unos descerebrados que se habían ido
de acampada en Semana Santa. Joselú, sacerdote, le faltaban horas entre asistir
virtualmente a la feligresía y junto con Montxo organizar las Caritas para
atender las nuevas y urgentes necesidades del barrio. Los servicios sociales
sólo atendían en horario de 8 a 3. A Maite se le había acabado el contrato
temporal el día 13 de marzo y todavía tras dos meses, sigue peleando con el SEPE
para cobrar su desempleo. Y quienes andaban sin terminar de remontar eran
Blanca y Alfonso habían perdido a sus padres y no les dejaron despedirse, ni
asistir a su funeral por las restricciones.
Con la desescalada Juan había sido de los
primeros en salir a tomar unas cervezas. Pero las noticias de ayer le hicieron
que se le atragantasen, la empresa donde trabaja anunciaba recortes; y Juan iba
a tener que volver a pedir dinero.
Ahora le pregunto estimado lector: ¿le dejaría
dinero ahora a Juan?
Y si le digo que esto es una metáfora y que
Juan es España y la cuadrilla la Unión Europa. ¿Qué piensa? Normal que ahora si
nuestro gobierno pide dinero nos pongan condiciones a la devolución y sean
serios y exigentes en los plazos. No se puede presumir de sistema económico y
sanitario, de crecimiento del PIB y luego pedir…
Es cierto que Europa no ha funcionado como
muchos esperábamos y deseábamos en esta crisis sanitaria, tampoco termina de
despegar como adalid en un mundo de cambios e incertidumbres. Los intereses
nacionales priman sobre los comunes de todos los miembros. Hemos asistido a
miserables confiscaciones de cargamentos en los aeropuertos y a un sálvese
quien pueda. Es ahora o nunca, su momento. ¿Pero hay alguien capaz para guiar
este proyecto?
A nivel mundial los dirigentes que hay son
vivo reflejo de sus sociedades desnortadas y enfermas de codicia, Trump,
Johnson, Bolsonaro, Putin, Xi Jinping o el escondido
Kim Jong-un, menuda banda. Empero nuestros políticos
nacionales y autonómicos con sus multitudinarios ejecutivos y sus numerosos
asesores dejan también mucho que desear.
Y viendo las imágenes de las terrazas parece
que los españoles hemos pasado del Resistiré a la canción de Celtas Cortos: “Cuéntame un cuento. Y
veras que contento. Me voy a la cama.
Y tengo lindos sueños”.
Nota: Publicado el 19-05-2020 en Navarra Información y en Diario de Noticias.
Me ha encantado. Era para el Diario...Ja,ja,ja! JO
Buenísimo. y lo han publicado en el Noticias. todo muy curioso. AE
Buenísima. JFG
Toda la familia personificada en tu cuento. SF
Pero que muy bueno. II (Parlamentario Foral)
Me ha encantado. Era para el Diario...Ja,ja,ja! JO
Buenísimo. y lo han publicado en el Noticias. todo muy curioso. AE
Buenísima. JFG
Toda la familia personificada en tu cuento. SF
Pero que muy bueno. II (Parlamentario Foral)
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