La especie humana, en su conjunto, se comporta
como esos turistas que viajan a sitios “exóticos” lejos de su casa y, cámara en
ristre, fotografían todo a troche y moche. Así, tras ir unas pocas veces a la
Luna, ahora ya estamos planeando y planificando el viaje a Marte. Lo desolador
es que, como muchos de esos turistas, ni siquiera conocemos nuestro entorno
(cultural, histórico y natural) más cercano, en este caso me refiero a nuestro
planeta.
Las estimaciones más ajustadas afirman que,
con un margen de error de 1,3 millones, hay 8,7 millones de especies sobre la
faz de la Tierra; de las cuales faltan por describir y catalogar el 86% de las terrestres y el 91% de
las marinas.
Además de curiosidad científica, ahora es especialmente importante conocer la
cantidad de especies porque la actividad humana y su influencia tienen un
impacto en la aceleración de la extinción y si no sabemos cuántas especies hay, no podremos actuar para su
conservación.
Los investigadores
constatan que nuestro planeta está entrando una nueva época geológica, que
llaman Antropoceno, caracterizada por las grandes transformaciones que está
causando el ser humano: el colapso de la vida silvestre, las poblaciones de
animales se han desplomado un 58% entre 1970 y 2012, junto con el cambio
climático, son visibles en una sola generación. El informe Planeta Vivo de WWF, señala que la extinción
parcial de especies está destruyendo el sustento biológico del que depende la
humanidad.
El profesor Johan
Rockström, apunta “Ya no somos un pequeño mundo en un gran planeta. Ahora somos
un gran mundo en un pequeño planeta, en donde hemos alcanzado el punto de
saturación”.
La Huella Ecológica
indica que, para satisfacer las necesidades actuales, la humanidad está
consumiendo una cantidad de recursos naturales equivalente a 1,6 planetas.
En tan solo 20 años
hemos sufrido las siguientes pandemias: 2002 Síndrome respiratorio agudo
causado por el SARS-Cov, 2005 gripe aviar tipo H5N1 y 2010 el tipo H1N1, 2012
el síndrome respiratorio de Oriente Medio por el MERS-Cov, 2014 el Ébola,
2015-16 el Zika y ahora el Covid-19 causada por el virus SARS-Cov-2.
Por lo tanto, las pandemias han venido para
quedarse y no son un castigo
divino ni una venganza de la Madre Tierra y sí
son consecuencia de una deforestación en busca de un aumento de terrenos para
monocultivos, de una ordenación y/o explotación forestal encubierta de una
pésima gestión de conservación, una sobre
explotación agrícola que busca un mayor rendimiento con una menor inversión
mediante el abandono de los agrosistemas tradicionales de rotación de cultivos
y barbechos, y un abuso de productos químicos (pesticidas, herbicidas,
complementos químicos), una irracional gestión del agua que
no tiene en cuenta al agua como un ente vivo con ciclos o sus cambios debidos
al cambio climático, un incremento de la contaminación del aire que favorece
enfermedades respiratorias por no controlar las emisiones o no poner remedio
para intentar compensarlas, una agricultura y ganadería
intensivas en la que priman variedades y razas de transformación rápida y cuya
variabilidad genética es mínima y fundamentada en el aprovechamiento de cuatro
especies por ejemplo vaca, oveja, cerdo y pollo o trigo, arroz, maíz y soja.
Tampoco podemos olvidar el tráfico de animales exóticos y la
introducción de especies invasoras bien por negligencia, bien por intereses
comerciales, bien por actuaciones descabezadas de “ecologistas” que en realidad
son “ecologeros”.
Si a esto le unimos que el origen de algunas
de estas pandemias es por hábitos alimentarios provocados por la necesidad (caso
del ébola y la ingesta de monos) y relacionados a su vez con una deficiente,
por no decir nula gestión de la calidad en la cadena alimentaria, sin ningún
tipo de control sobre los alimentos ingeridos, en muchos casos crudos o mal
cocinados (gripes aviares y algunos coronavirus). Lo que permite y favorece el
contacto con especies huéspedes desconocidas que aprovechan para dar un salto
adaptativo.
Por otra parte, el dedicarse al estudio
taxonómico y profundizar en la biodiversidad es la cenicienta de cualquier rama
de las ciencias (Zoología, Botánica, Microbiología, Virología …), pues la
sociedad cortoplacista en la que vivimos lo que busca en la ciencia y la
tecnología es su aplicación inmediata, ya tenemos el cóctel perfecto para una
crisis. A pesar de todo esto, hoy 22 de mayo es el día Internacional de la
Biodiversidad, ¿valdrá para algo?, ¿o es otro hito en el nuevo calendario donde
sustituimos el tradicional santoral por el progre “día internacional de”?
Nota: Publicado el 22-05-2020 en Navarra Información, Diario de Navarra y Diario de Noticias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario