martes, 14 de junio de 2011

De los pepinos españoles a los brotes alemanes y ...

He dejado pasar unos días para ver si llegábamos a vislumbrar el final del primer culebrón estival, que empieza a parecerse a la serie enredo. Como dice mi hijo el pequeño “Alucino en colores”. De cómo una alerta o alarma sanitaria ha llegado a convertirse en una crisis alimentaria de carácter internacional y de nefastas consecuencias para un sector requete maduro, que lucha por el céntimo y que para sobrevivir debe pelear contra la gran distribución, contra los mayoristas muchos de ellos hábiles especuladores, cumplir la amplia legislación de la “factoría de Estrasburgo” y sus trasposiciones a los estados miembros, a las autonomías o estados federales e incluso a veces a las locales), pasar los controles rutinarios propios internos, tener que validarlos en laboratorios externos, por supuesto certificados, y además estar certificado por las numerosas normativas internacionales (ISO, BRC, IFS, etc., …) las cuales si no posees no puedes optar a ser proveedor, lo que implica estar continuamente auditado y todo eso a un precio barato; perdón, por el despiste, hay que ser correctamente político y decir un precio competitivo frente a los productos de países emergentes y que por lo que nos dicen los posibles clientes lo hacen como nosotros y cumplen todo. Pero hay de todo en la viña del Señor. No hay nada como viajar y observar.

Pero volviendo al tema de la crisis de los Pepinos Españoles o al Manual de cómo no llevar una alerta alimentaria, en primer lugar asistimos a los quince minutos de “gloria” de una política de segunda fila, de cuyo nombre no me quiero acordar, que por su celo ante los votantes lanza sin despeinarse una posible hipótesis de trabajo como causante del mal. Esto es lo que nos pasa por tener pésimos políticos en vez de mediocres gestores. No sólo no se ha cargado al sector hortofrutícola español con una estocada bajera sino que además se ha llevado las dos orejas y el rabo para le eficacia y la efectividad germanas. Ole tus …!

Pero lo peor esta por llegar la prensa ávida por deglutir titulares y olvidándose de la elemental norma de buscar la veracidad publica rápidamente la noticia a bombo y platillo. Recomiendo el siguiente enlace respecto al tema (http://www.paperpapers.net/2011/06/los-pepinos-espanoles-y-el-periodismo.html).

Luego viene la torpe y lente respuesta de nuestro gobierno. Ultimamente y cada vez más frecuentemente a uno le entran ganas de “apostatar” del hecho de ser español. En una crisis de este cariz uno lo que quiere es que su presidente dé la cara, aunque se la partan, y que los ministros del ramo (Agricultura y Sanidad) salten como si les hubieran pinchado sus propios pepinos, pero no sé si por la mal entendida paridad o por estar más preocupados de la sucesión, del que pasará en mayo que viene o de que si cometo un desliz y me mueven el sillón o me roban la cartera, el caso es que uno no da la cara y las otras actúan tímidamente. El caso es que miles de familias ven como sus puestos de trabajo se van al garete, sin comerlo ni beberlo, y como nuestra economía va boyante no nos importa perder unos cuantos millones de euros. Pa chulos nosotros!.

Siguiendo con el tema, ayer el origen de la malvada E. coli (por favor escibrir, E mayúscula y coli en minúsculas y todo en cursiva o itálica me remito a la norma de científica de escribir los nombres de los seres vivos y fósiles) estaba en un restaurante de una localidad próxima a Hamburgo, pero no hoy está en los brotes soja y otros productos de una granja alemana y mañana quizás en otro lado y así seguimos señalando sectores como si nada.

Como persona que solo sabe que cada día sabe menos y debe aprender más sobre seguridad alimentaria me preocupa que parece que nada hemos aprendido de las últimas crisis y para distender el asunto sugiero la viñeta de Oroz publicada en el Diario de Navarra ayer domingo 5 de junio. Pero ahora en serio me pregunto para que sirven las Agencias de Seguridad Alimentaria (europea, española, autonómicas) para que tantos sistemas de trazabilidad (directa, indirecta, hacia arriba y hacia debajo de la cadena alimentaria) si luego cuando hay un incidente no los usamos. ¿Por qué tardan en avisar las autoridades de Hamburgo 20 días de producirse el incidente?. ¿Por qué nuestro gobierno no actúa rápidamente y contundentemente?. ¿Por qué los periodistas antes de publicar una noticia no consultan la veracidad de la misma? ¿Dónde esta la ética de no difundir lo que no es cierto? ¿Qué pasa, qué es más económico difamar y pagar una multa o una compensación?. ¿Es este el mundo que queremos legar a las futuras generaciones de Homo sapiens o más bien Homo ineptus?

No sería mejor haber dicho que se estaba investigando un brote y que se recomendaba extremar las normas de higiene a la hora de ingerir alimentos tanto elaborados como frescos y publicarlas, especialmente cuando lo primero que dijeron es que en Alemania no se lavan los alimentos frescos, ni se pelan los pepinos (y hoy -día 8 de junio- es cuando las he visto publicadas por primera vez íntegramente, aquí en Navarra). E ir informando cuando se supiese en concreto y con certeza cual era el origen y las normas que se van implantar para evitar futuros incidentes.

Si algo me está llamando la atención de todo esta loca espiral es la falta de sentido común, en casi todo el mundo. ¿Dónde queda la posibilidad del portador sano?, porque sino y como se esta extendiendo y afectando a unos miles de ciudadanos de varios países. ¿Por qué no se insiste más en la educación y formación de los ciudadanos en la manipulación de alimentos?. Legalmente la cadena alimentaria acaba en el consumidor final. Hoy en día los hábitos alimentarios o alimenticios han cambiando, debido al ritmo de vida, las nuevas generaciones están acostumbradas a que la leche sale de un tetrabrik y a que los guisantes salen del bote. Hace 26 años cuando estaba en estudiando cuarto de carrera una compañera ya me preguntaba asombrada si sabía lo que le pasaba a su planta de guisante pues la estaba saliendo una especia de vaina.

Lo que hemos tenido la suerte de ver a nuestras abuelas no fiarse del frigorífico y comprar casi todos los días los alimentos básicos. Sabemos, si nos fijábamos un poco, que hay que lavarse las manos. Lavar siempre los alimentos frescos antes de manipularlos, aunque parezcan limpios. Etcétera,….

Las normas Koser y Halal de origen religioso son los primeros manuales de manipulación de alimentos, no sabían el porque del problema pero idearon un como para evitar contaminaciones cruzadas o infecciones parasitarias (triquinosis, marea roja, etc,)

Hoy se habla de qué, cuando y cuanto comer (alimentación sana y equilibrada) pero no de cómo y en dónde preparar esos alimentos y lo más importante por qué ha de hacerse así. Las prisas nos llevan al aquí y al ahora y nos olvidamos del ¿a dónde voy? y ¿por qué ó para que estamos aquí?. En esta nave planetaria, llamada Tierra, surcando el infinito y pensando que el depósito lo tenemos siempre lleno, viajando a no sé cuantos kilómetros por hora y dispuesto a estrellarnos pero sin usar casco. ¿Por qué para qué queremos el casco?. ¿Para qué la trazabilidad y la formación en manipulación de alimentos? Seguro que dentro de poco tendremos otra crisis y como el burro volveremos a caer en la misma piedra. Mientras tanto grandes profesionales y con experiencia estarán sobrellevando la crisis económica y sacando a sus familias trabajando en otros sectores y con contratos precarios.

Esta entrada fue enviada a la Delegación el COB en Navarra para su envío a la prensa.