Rosendo,
el alma mater de Leño, y que el otro día se despedía del escenario
y la carretera nos cantaba “Maneras de vivir”, uno de los himnos
de los ochenta. Albert Einstein conocido por su faceta científica y
la teoría de la relatividad, también nos dejo citas memorables o
por lo menos se le atribuyen. Una de ellas es especialmente
significativa en estas fechas navideñas. “Hay
dos maneras de vivir la vida: una como si nada fuese un milagro, la
otra como si todo fuese un milagro.”
Así es como las personas también enfocamos la Navidad.
Unos
la viven como si tal, son meras sombras en la caverna de Platón,
“encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo
delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en derredor la
cabeza. (...) ¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los
otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte
de la caverna que tienen frente a sí? (República,
libro VII). Por
ello
se
centran en lo superficial, las luces, el colorido, la algarabía y
jolgorio general, las celebraciones familiares y de amigos con sus
compras, carreras de ultima hora, confeti, petardos, uvas, cotillones
de fin de año, etc. Otros en esa misma clave interpretativa las
sufren o padecen, se acuerdan de los ausentes, ya sea porque no
pueden venir o porque nunca volverán. Aguantan y soportan al
cuña´ooo ó peor son el mismísimo. Y algunos hasta llegan a odiar
estas fechas convirtiéndose en el vivo retrato del señor Scrooge el
protagonista del Cuento de Navidad de Charles Dickens. Unicamente ven
el negocio y la conversión en beneficio económico de un evento más
del año, uno de los “agostos” pero fuera de temporada estival.
Para otros este maremágnum es la oportunidad de un contrato de unas
pocas semanas, la campaña de Navidad y con un poco de suerte
empalmarla con la de rebajas invernales y así poder mal tirar hasta
la siguiente ola de contratos eventuales. Ya saben: ¡Es primavera en
el Corte Inglés!, Semana Santa, y el inicio de las fiestas
patronales con las Fallas y el arranque de nuestra principal
industria la de la hostelería y el ocio.
Muchas
con este ruido ambiental, llegan a olvidar que desde la noche de los
tiempos los humanos han celebrado, estas fechas como un fin de ciclo
y comienzo de otro, con sus ilusiones y expectativas. Simbolizado en
el famoso trisquel celta.
Sin
embargo otros, además de todo esto, viven estas fechas como un
milagro, y no sólo el que te toque la lotería del sorteo del día
22, que por probabilidad matemática lo es.
Un
milagro que se repite anualmente y que nos recuerda que Dios Padre,
(que según nuestro famoso físico “Dios,
no juega a las dados con el universo”),
envía a su Hijo, que es el ejemplo a seguir (como también dijo
Einstein “Dar
ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás , es la
única.”),
para mostrarnos el camino del Reino de Amor y Justicia.
Un
reino que no es de este mundo, porque no nace en un palacio, al
contrario lo hace en un pesebre, que San Agustín interpretó de la
siguiente manera: el pesebre el lugar en donde esta el alimento de
los animales, así Jesús es el alimento de la Humanidad,
representada por la mula y el buey. Además de una alusión a Isaias
1,3. “El
buey conoce a su señor
y
el asno, el pesebre de su dueño;
¡pero
Israel no conoce,
mi
pueblo no entiende!”
La
Navidad es, por tanto, un soplo de Esperanza, de que se puede
construir un mundo mejor, Nos abre la puerta a la necesidad de unir
la razón abierta al misterio y la fe con deseos de comprender. Fe
que no implica certeza sino incertidumbre como bien dice el canto
“mas allá de mis miedos, más allá de mi inseguridad, quiero
darte una respuesta”.
Hay
maneras de responder, que implican maneras de vivir, y cada uno debe
ser lo más fiel a ellas.
A
muchos no les gusta el aséptico y “moderno” “Felices Fiestas”
que se lleva ahora, por ello les quiero desear a todos Feliz Navidad
y que 2019, que se vislumbra como todos los años nuevos emocionante,
colme sus expectativas de Esperanza, Salud, Alegría y Amor.
Nota: Publicado el 23-12-2018 en navarrainformacion.es