No
es extraño que celebremos la Navidad, la fiesta de la luz, justo cuando
más oscuro es el día y larga es la noche en el año. Lo mismo pasa con
la Pascua de Resurrección que coincide con el inicio de la primavera y
la fiesta de Pentecostés que se celebra en lo más álgido de esta
estación. Este es fruto de la costumbre y tradición de Roma de asimilar y
hacer propias todas las fiestas y ritos de los pueblos conquistados, de
los cuales la gran mayoría coincidía con un calendario adaptado a los
ciclos del Sol y la Luna y a los ritmos de una sociedad
agrícola-ganadera. En los albores de la iglesia está asimiló sus
celebraciones principales con dicho calendario.
Sin
embargo hoy en día, en la sociedad actual alienada por la cultura
dominante del neocapitalismo, el consumo desenfrenado y la panacea de la
ciencia y la tecnología sobre todos los demás aspectos de la vida. Nos
encontramos con que muchas personas sólo se quedan en las luces de
colorines y en la superficialidad de la fiesta pasando de Homo sapiens
(sapiens) a Homo consumista (stupidus).
Otras
muchas se dejan arrastrar por las presiones de ciertos grupos que
apoyándose en la idea de la libertad, lo que en realidad pretenden es
castrar a la persona, reduciéndola a una dimensión corporal-material o a
lo sumo mental-psicológica pero fácilmente manipulable. Olvidando
adrede el cultivo de la faceta espiritual, independientemente del sesgo
de esta (espiritualidad humanista, filosófica) y ya no digo nada si esta
espiritualidad tiene un componente religioso (budista, induista,
manituista,...) y la guinda si esta es monoteísta (judaísmo, mahometana o
cristiana en sus distintas afecciones). De esta manera pretenden
estandarizar al ser humano y reducirlo a aquellos pobres que en la
novela de “Un mundo feliz” iban atontados pidiendo soma.
Además
nos vemos envueltos en polémicas acerca de como debe ser una
felicitación de una institución pública y que representa a todos, que
favorecen este caldo de cultivo, nada aportan, y mucho despistan.
También
por el otro lado, en mi humilde opinión, se pierde el norte y algunos
están más preocupados en discernir la presencia o ausencia, y el origen y
número de ciertas figuras secundarias que en vez de centrar el mensaje
en la idea principal. Que es la venida del Hijo de Dios para ayudarnos a
descubrir el camino a la perfección y mejora como personas.
La tira de Oroz - Diario de Navarra - 23-12-2012
Recientemente y vía virtual me llego este cuento que deseo compartir y que posiblemente nos ayude a crecer como personas.
Un
antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana, puso
una canasta llena de frutas y les dijo que aquel que llegará primero
ganaría todas las frutas. Cuando dio la señal todos los niños se
cogieron de las manos y echaron a correr juntos, después se sentaron
todos y disfrutaron del premio. Cuando les pregunto por qué habían
corrido así si uno sólo podía haber ganado el premio. Ellos le
contestaron UBUNTU. ¿Cómo uno de ellos podría ser feliz si todos los
demás estaban tristes?.
Ubuntu quiere decir en la cultura Xhosa “Yo soy porque nosotros somos”.
El misionero franciscano Jorge Bender, en su libro “África no me necesita: yo necesito de África“,
explica dicho término. El cual se puede traducir como: una persona se
hace humana a través del resto de las personas. Una persona con ubuntu
es aquella que se alegra cuando otra es buena en algo, tiene una
destreza, porque piensan que todos se benefician con esto. Todos son
más.
En muchas tribus piensan que cada persona decrece cuando hay otras que son oprimidas, humilladas, menospreciadas.
Ojala nos contagiemos todos de este concepto y modo de pensar para superar el individualismo en que vivimos.
¡Feliz Navidad a todos!
Nota: Ubuntu, y no casualmente, también es el nombre de un sistema operativo libre.
Nota: Publicado el 04-01-2013.