martes, 11 de junio de 2013

Como hemos cambiado

Esta semana, el día 12, hace ya 28 años España firmaba el Acta de Adhesión a la Comunidad Económica Europea. Desde entonces ha llovido bastante. Y así como está de moda maridar vinos o cervezas con comidas. A este texto le va la canción de Presuntos Implicados “Como hemos cambiado”.

Que lejos han quedado y como hemos olvidado que por aquel entonces acudíamos contentos de ejercer nuestro derecho al voto, hoy sin embargo es un deber el cual muchos no practican y los que lo hacemos desde la razón cada vez nos cuesta más encontrar a quien. La mediocridad se ha erigido gracias a la dictadura de las listas.

Recuerdo la ilusión de que por fin Europa no empezase en los Pirineos sino en Tarifa. Atrás quedaban para nuestros padres y abuelos años de aislamiento y autarquía, que habían calado hondo haciendo creer que lo de fuera era mejor que lo nuestro. Hoy ya sabemos que nuestros productos no tienen nada que envidiar, y que lo que necesitan es que nos lo creamos y sepamos venderlos como hacen los franceses e italianos.

Por aquel entonces éramos el quinto país productor de coches del mundo hoy a duras penas nos mantenemos entre los diez primeros.

Nunca nos hemos caracterizado por ser monárquicos, pues al mejor rey le regalamos un motín (de Esquilache) y al peor le llamamos “El deseado”. Pero en los ochenta había mucho “juancarlista”. Ahora comenzamos a plantearnos si no es mejor una República y si esta debe ser al estilo de Francia, Alemania, Italia y Portugal, ósea con Presidente (más o menos florero) y primer ministro o mejor nos ahorramos unas elecciones y unos gastos de representación, que ahora se quieren hacer transparentes, aunque algunos (sindicatos) no quieren hacerlo con los propios, y optamos por algo más a lo de Estados Unidos.

En lo que si parece que hemos mejorado es en lo deportivo, de Santana y Orantes a Nadal y la armada que nos recuerdan el orgullo de ser españoles. Del Real Madrid manipulado por el poder para su propaganda a contar con Barcelona, Atlético de Madrid, Sevilla, Valencia, y Zaragoza levantado copas en Europa. Y otros más modestos en finales y semifinales como Alavés, Español, Osasuna y Getafe. De Angel Nieto a toda esta colección de jóvenes pilotos que no dejan podio libre. De los tímidos Bahamontes y Ocaña a Perico, Indurain, Pereiro, Sastre, Contador, hasta en los mundiales y las clásicas con Freire, Valverde, etc. En fórmula 1, rallies, baloncesto, balonmano, waterpolo, y hasta en futbol dejando atrás la maldición de cuartos. No podemos olvidar el glamour del cine, de Los Santos Inocentes a No es país para viejos y en medio una colección de Oscars y otros premios.

En lo que no hemos cambiado es en la estadística del paro y en la exportación de mano de obra, antes era sin cualificar hoy en día son nuestros mejores cerebros los que están por el mundo.

Del furor inicial por Europa, estamos pasando a un euroescepticismo. Empezamos a estar hartos de que Bruselas nos diga todo lo que tenemos que hacer. Recetas que muchas de ellas no se las aplican ellos. E intuimos que la casa se comenzó por el tejado, perdón por el Euro y que hemos perdido los planos.

¿Cuál es el problema? La falta de dirigentes sobresalientes como De Gaulle, Churchill y Adenauer o, por lo menos, notables como Mitterrand, Thatcher y Kohl. Pues Hollande, Merkel y Cameron no llegan ni al precisan mejorar. De los de aquí mejor no hablar. ¡Y tú más! Y no digo nada si nos bajamos a la liga local.

Unos ciudadanos desilusionados que han olvidado las utopías y los sueños, enajenados por un “bienestar” con su ración de consumo y rezando a pesar del laicismo: ¡Virgencita que me quede como estoy!

Pero es obvio que necesitamos tener las ideas claras, una ilusión por construir algo nuevo, unos pocos objetivos claros, alcanzables, medibles y revisables, buscar las personas que sumen y no las que dividan, las que sepan conjugar el verbo consensuar, anteponiendo el bien común frente al individual, respetando la particularidad.

Lo que no puede ser es que queramos ser uno y tengamos distintas seguridades sociales, distintas leyes laborales aunque podamos ser contratados en cualquier estado, distinta forma de calcular las pensiones, y distinta edad de jubilación, muy diferentes sueldos mínimos, distinta fiscalidad, y así con una larga lista; terminando por un banco europeo con multitud de bancos nacionales que a estas alturas nos han demostrado que no han hecho bien su trabajo. Habrá que comenzar a unificar ciertos, muchos, temas para seguir creciendo en la llamada construcción de Europa.

Y casi todo esto vale tanto para Europa como para casa.

Nota Publicado el 14-06-2013 con el título de "Aniversario de la adhesión a Europa".

Buena crónica.
KS

Te olvidaste de uno. 
- Sí, Mariano Haro, y también Paquito Fdz Ochoa y Perez de Tudela.
RG 

Te leí.Interesante reflexión.