A estas alturas de la
carrera electoral, en las salas de mando de los partidos han decidido aumentar
la cadencia en el tam-tam de los galeotes. Y viendo cerca las naves “enemigas”
han comenzado las primeras salvas para demostrarles que están a tiro y probar a
hacer alguna avería en el timón o con un poco de suerte desmochar alguna cofia
de mayor o mesana. El peligro de estas primeras salvas es que los cañones no
estén bien sujetos y en su retroceso hagan un destrozo entre las tripulaciones
poco expertas y enroladas de aquella manera. Hace unas semanas escribía sobre el
tema del aborto en “un tema recurrentecon un nuevo enfoque”. Esta semana han saltado a la palestra distintas
legalizaciones (prostitución y drogas) como reclamo electoral. Temas
conflictivos por sus complejidad y múltiples aristas y que requieren de un
consenso de la sociedad en general (de los llamados agentes sociales y de
expertos y afectados) y no sólo de los partidos y políticos, o aspirantes a
ello, en las cámaras legislativas.
Normalmente estas
ofertas electoralista se mal interpretan como signo de progresía, modernidad e
izquierdismo, aunque ahora hay fuerzas políticas que aborrezcan de dichas
distinciones y etiquetas. Pero nada más lejos de la realidad. Por un lado y en la
superficialidad estos globos sondas, son el reflejo de que por mucho que se
diga la política no cambia en sus maneras. Pero entrando en el tema estas
propuestas, bajo un hipócrita halo de progreso lo que en realidad pretenden es
aumentar la financiación del estado/administración de un suculento bocado que
ahora se le escapa, pero que mueve carretas de millones, en lo que podríamos
llamar la economía paralela o la subeconomía de los bajos fondos. Hecho que
tampoco arreglara que una vez legalizadas no dejen de buscar trucos y
triquiñuelas para cometer fraude fiscal, como la gran mayoría de actividades
económicas legales y honestas.
Pero en su
profundidad el tema es indignante. Pues nos oculta envuelto en esa aureola de
modernidad relativista y pseudoliberal (en el sentido de opuesto a conservador)
qué modelo de persona es a la que se aspira. Lo verdaderamente “progre”, avanzado
moderno y de izquierdas es poseer, propugnar, manifestar y defender en público un
modelo utópico de Persona y Sociedad y de la relación entre ambas y con las
Creencias. Entendiendo por “Creencias” desde una Espiritualidad Humanística a
los diferentes y numerosas manifestaciones de Religión (no sólo monoteístas) que
hay en nuestra sociedad plural. La gran diferencia entre estas creencias es la
de inmanencia de la primera y la transcendencia de las segundas.
En ese modelo de
persona hay que optar por los “pobres” en el sentido bíblico/evangélico, como
lo emplea el papa Francisco I. Y aspirar a lograr una persona madura, que sea
capaz de desarrollar todas sus potencias (Aristóteles) o como dicen los
psicólogos y pedagogos, hoy en día, competencias, sin ser manejada/manipulada
por nadie y menos enajenada por la sociedad.
Lo verdaderamente
innovador es aspirar a erradicar la prostitución, y ésta no es sólo el cambio
de dinero por favores sexuales, es también el alquiler de vientres, el
comprar/vender esperma, incluso el tener que vender la fuerza del trabajo por
un sueldo miserable y en unas condiciones paupérrimas, perdiendo la dignidad.
Quien ha viajado a Ámsterdam ha visto el denigrante espectáculo de ver a
personas (mujeres, por cierto no he visto ninguna declaración sobre esta
iniciativa de legalización de los colectivos feministas) cosificadas, expuestas
y exhibidas en escaparates con luces rojas cuan solomillos, o chuletas. Nadie
debiera tener un puesto de trabajo por muy legal que sea que la denigre como
persona. Hay que conseguir que toda persona pueda tener un puesto de trabajo
digno con un sueldo que le permita alcanzar su sustento, su vivienda, la
sanidad y la educación de su familia y una jubilación honrosa y justa.
En cuanto a la
legalización de la droga, si he de elegir entre un porro, una raya o un chute,
prefiero doparme con la droga dura que encuentro en las librerías o gratis en
las bibliotecas, en las palabras de Homero, Sófocles, Platón, Aristóteles,
Séneca, Copérnico, Maquiavelo, Descartes, Hume, Kant, Hegel, Marx, Nietzsche,
Shakespeare, Cervantes, Quevedo, Lope, Tirso de Molina, Sta. Teresa, Zorrilla,
Moratín, Pérez Galdós, Ortega y Gasset, Unamuno, JR Jiménez, Dumas, Verne,
Huxley, Wells, Conrad y un largo etc.,…incluso Pérez-Reverte o JM de Prada y
porque no también del Corán, la Biblia y el Talmud, que provocan que mi única
neurona masculina se estruje y cumpla la función para lo que fue desarrollada:
PENSAR y a ser posible, mejor, libremente.
Lo que no deseo, ni
quiero es caer en la manipulación de los listos y vivos, ni atrapado en las
burocracias de los partidos y sindicatos con sus actitudes clientelares, que en
connivencia con los poderes facticos me quieren aborregar y confundir con una
dosis de soma diaria, de pan y circo, de telebasura, de ilusionismo confundido
por ilusión o engañado por un mago de feria aunque éste se vista con traje de buenos
paños y pretenda que caiga en la trampa de ser estómago agradecido.
Nota: Publicado en el Diario de Navarra el 21-04-2015 con el título de "Las Legalizaciones".