miércoles, 6 de junio de 2012

Confianza y Marca una compleja simbiosis

La confianza es uno de los pilares que sustentan nuestra sociedad. En el paleolítico cuando el hombre iba a cazar necesitaba de la confianza en sus compañeros de partida para poder abatir presas de gran tamaño y así alimentar convenientemente al clan. Gracias a ello este creció y se convirtió en tribu. Así hasta nuestra sociedad.

Hoy en día continuamente hacemos uso de la confianza en nuestras relaciones, Padre/Madre-Hijos, Pareja, Amigos, Maestro-Aprendiz, Jefe/Subordinado, Cliente-Proveedor,….Ejemplo de esta última es el triunfo y crecimiento de una conocida cadena de distribución que se va a instalar en nuestra comunidad.

Incluso nuestras decisiones de consumo se sustentan en la confianza de una marca. Es esta uno de los valores intangibles de una marca y por el cual estamos dispuestos a pagar más por un producto o servicio. Es más, ello se refleja en los lemas o eslóganes publicitarios; quien no recuerda: “Del - - - me fío” o el “…busque, compare y si encuentra algo mejor cómprelo”. Y hasta para mejorar la confianza en uno mismo y rendir mejor ha surgido una nueva profesión la del entrenador o ”coacher”.

Por desgracia al españolito de a pie nos lo están poniendo pero que muy, muy difícil los distintos estamentos de poder e instituciones en las que se fundamenta nuestra sociedad. Para empezar el poder ejecutivo, el anterior nos mintió, ocultando el inicio de la crisis y creando falsas expectativas con los brotes verdes, por ello al actual ni le hemos respetado los cien días del beneficio de la duda. Además ahora y tras las penúltimas declaraciones de que se hará lo que se tenga que hacer, aun cuando se haya dicho previamente todo lo contrario. No ayudan mucho, salvo que demuestran una firmeza en la toma de decisión que antes no se tenía. Nos queda esperar, con incertidumbre, y ver.

Tampoco el poder legislativo ayuda, toman decisiones que afectan a casi todos menos a ellos. Me refiero a la moderación y o congelación salarial, a la reforma de las pensiones, etc. Los diputados (nacionales y forales) e incluso los concejales se suben el sueldo cuando y cuanto quieren. Con dos legislaturas se aseguran la pensión máxima, cuando a un currito le toca trabajar 38 años y medio para poder cobrar el 100% de la suya, que no suele ser la máxima. Además su dedicación exclusiva es bastante extraña, pueden faltar al trabajo y cobrar importantes sumas de dinero de empresas privadas. Y la lista de incoherencias sigue y no para como los conejos con aquellas pilas inacabables.

En esto el poder judicial y los altos funcionarios tampoco se quedan atrás. Y con ellos hay que cogérsela con papel de fumar, pues está claro que un hotel de 4 estrellas no es de lujo, pero ese “lujo” difícilmente se lo puede permitir un señor trabajador, como nos llamaba aquel famoso ingeniero, que gana 25.000 euros brutos anuales, que es en lo que se estima el salario medio. Dato muy susceptible, teniendo en cuenta que la media estadística camufla la realidad si no va acompañada de la desviación típica. El famoso ejemplo del pollo y dos comensales, uno se lo come y el otro no pero toca a medio por cabeza.

En cuanto a nuestro sistema financiero, que decir, hace poco era el mejor del mundo mundial. Ahora para “sanearlo”, hace falta la friolera de 40.000 millones de €. Eso sin contar que los responsables se van de rositas y con indemnizaciones insultantes e indecentes cuando a un trabajador por menos (incumplimiento de sus responsabilidades) se le puede despedir procedentemente sin indemnización, ni paro.

La guinda a este pastel la pone la familia real con sus últimos “deslices”.

Lo que no suscribo es la idea que se está imponiéndonos de que todos tenemos la culpa de este desmadre. Si es cierto que hay muchos responsables y que algunos lo son en mayor grado y además se van sin recibir su castigo. Pero también es cierto que una parte de los ciudadanos hemos ido en contracorriente y se nos ha tildado cuando menos de paletos por no asumir, ni adherirnos a la orgía consumista. Hasta nuestro hijos nos han dicho: “Joo, pero si todos lo hacen, porque nosotros no.”

Ahora a estas alturas del poema ya todos sabemos que Nadie nos va a salvar, que Penélope-Merkel con lo que desteje a la noche le da tiempo a prepararnos una fuerte soga, no sé si para ahorcarnos o tenernos de mascota; que la búsqueda del Dorado nos ha llevado a adentrarnos en la espesura de la selva y que la única luz que entra en la penumbra de la jungla nos lleva a un caudaloso y turbulento río, que no sabemos cuan largo es y cuantas abruptas cataratas tendremos que sortear hasta su tranquilo estuario. A pesar de que los remeros de la izquierda y los de la derecha no terminan de remar al unísono y de que los arqueros periféricos están más preocupados en buscar su sustento que en defender al conjunto de la expedición. La misma historia de siempre de esta España envidiosa, que no cambia, ni mejora.

Lo que está claro es que sólo podemos y debemos querer confiar en nosotros mismos y recordar que las marcas líderes ofrecen confianza y los consumidores ponen su confianza en ellas. Si tienen dudas, por favor, analicen sus opciones de compra. Gracias.

Nota: Publicada en el Diario de Navarra el 06/08/2012.