El 7 de octubre es Jornada Mundial por el Trabajo Decente impulsada por la Organización
Internacional del Trabajo, el movimiento
sindical mundial y el movimiento
mundial de trabajadores cristianos. Por ello Cáritas,
CONFER, HOAC, Justicia y Paz, JEC y JOC, con el objetivo de poner fin a la
lacra de la precariedad laboral que caracteriza el actual mercado de trabajo apoyan
la iniciativa con «Iglesia por el
Trabajo Decente», durante este mes, se convoca en
las diócesis del país, gestos y actividades públicas para sensibilizar y
visibilizar la importancia de extender en la sociedad y en la Iglesia la
defensa del trabajo decente.
La
exigencia de trabajo decente no es ajena en la Iglesia. Por citar algunos ejemplos:
las encíclicas Rerum
novarum del
papa León XIII, Caritas
in veritate, de Benedicto XVI, Laudato
si’ del
papa Francisco y en Iglesia,
servidora de los pobres, instrucción pastoral de la Conferencia Episcopal Española.
En el manifiesto
difundido con motivo de la Jornada, estas organizaciones recuerdan que
el trabajo decente, forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
definidos en la Agenda 2030 aprobada hace dos años por las Naciones Unidas.
Un trabajo decente, afirman, “garantiza
un salario mínimo vital, la libertad de asociación sindical, la participación
de quienes trabajan en los asuntos de la empresa, el respeto de la negociación
colectiva, el respeto de los convenios, la igualdad de trato entre las
personas, la salud y seguridad en el trabajo, la protección social de quienes
trabajan y de las personas a su cargo, la protección contra el despido, el
acceso a la formación y el aprendizaje permanente y el equilibrio entre la vida
privada y la vida laboral”.
“...en España estamos asistiendo a un crecimiento del trabajo precario, que
se presenta bajo las formas de la contratación temporal, la contratación a
tiempo parcial y el empleo autónomo ficticio”. Esta situación afecta
principalmente a las personas más vulnerables, que corren riesgo de
discriminación, pobreza y exclusión (personas con capacidad funcional diversa;
personas con un origen étnico, religión o creencia minoritaria; mujeres, personas
jóvenes -un buen número de jóvenes está abandonando España en busca de mejores
oportunidades- y ahora también a mayores de 45).
Se denuncia una remuneración insuficiente para una vida digna,
condiciones laborales que dificultan la consecución de un proyecto vital a
largo plazo; falta de perspectivas; la vulnerabilidad de la persona ante un
retroceso en derechos laborales y un entorno laboral que atenta, en muchos
casos, contra la salud e integridad del trabajador son el rostro visible de una
economía al servicio del capital, donde la persona es un mero instrumento que
sirve y es utilizada en función de los intereses que marca el mercado. “Esta concepción, en cuanto no pone a la
persona y su dignidad en el centro, es contraria al proyecto del Reino de Dios
y no puede ser, en ningún caso, aceptada desde una mirada cristiana de la
vida”.
Las organizaciones impulsoras de «Iglesia por el Trabajo Decente» también
proponen una serie de medidas encaminadas a luchar contra la precariedad y
defender el trabajo decente:
·
Luchar contra el trabajo no declarado, la economía informal, el fraude
fiscal y los paraísos fiscales.
·
Establecer una sólida base jurídica de derechos laborales, implicar a
los interlocutores sociales y los comités de empresa en el lugar de trabajo y
reforzar la inspección laboral y la jurisdicción social.
·
Apostar por la creación de empleo de calidad, garantizar los derechos
en el trabajo, la protección social y el diálogo social así como la igualdad.
·
Fijar salarios e ingresos dignos y suficientes. Quienes trabajan
deberían poder acumular, con sus cotizaciones, ingresos que garanticen una
seguridad en situaciones como el desempleo, la enfermedad, la edad avanzada o
las pausas en la vida laboral para el cuidado de hijos u otras personas o para
la formación.
- Establecer una Garantía de Capacidades que permita apoyar trayectorias profesionales que posibiliten la adaptación a las diferentes situaciones que una persona puede verse obligada a afrontar durante su vida a través, en particular, de la formación profesional permanente.
- Garantizar la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres mediante una respuesta global dirigida a reducir el trabajo precario y una cobertura adecuada de seguridad social. Se debe combatir la discriminación contra la mujer, la brecha salarial, el techo de cristal, el acoso psicológico y el acoso a las empleadas embarazadas.
·
Apostar por condiciones de trabajo dignas para todas las primeras
oportunidades de experiencia laboral de jóvenes, como períodos de prácticas, de
aprendizaje o cualquier oportunidad en el marco de la Garantía Juvenil.
·
Incrementar la inversión pública y privada que conecte los mercados
financieros con los mercados productivos.
·
Acompañar a las personas en situaciones donde la ausencia del trabajo
decente provoca inestabilidad, sufrimiento y falta de horizontes vitales,
propiciando respuestas individuales y colectivas que alumbren caminos de
esperanza.
Cerca de 200 entidades de Iglesia y organizaciones sociales se han adherido
ya a la iniciativa (http://www.iglesiaporeltrabajodecente.org/declaracionitd/adhesion/) Asimismo, se ha
creado el hashtag #Iglesiaporeltrabajodecente para fomentar la jornada a través
de las redes sociales. ¡Anímate y únete, también!.
Nota: Publicado en Diario de Navarra el 07-10-2017 con el titulo "Por un trabajo decente"
Publicado en Navarra Información el 07-10-2017
Publicado en Diario de Noticias el 15-10-2017
Ya te he leí en la prensa
PA
Muy bien, ya te vimos en la prensa
JAPB, AA, CA