De pequeñicos jugábamos en el patio a centrarnos el
balón. Una forma de aprovechar el espacio y las porterías de los patios para
poder jugar la mayoría al balón. Y si se fijan en la historia de nuestra
reciente democracia, quienes han triunfado en las urnas han sido aquellos que
han sabido copar ese extraño e indefinido espacio que los críticos artísticos
vislumbran y nos describen en la escultura moderna. Esas figuras geométricas
huecas en cuyo centro hay un espacio, etéreo, como debe ser.
Haciendo un breve recorrido en España las primeras
elecciones las ganó Suarez con su UCD (Unión de Cetro Democrático) amalgama de
partidos que se defenestró por el protagonismo de sus barones. El PSOE alcanzó
la Moncloa cuando abandonó en su definición los postulados marxistas por la
deslucida socialdemocracia. Pero el protagonismo de su líder Felipe González
(pasando de más de dos legislaturas) unido a los escándalos (Filesa, GAL,…) lo
hicieron pasar a la oposición, la vez que el Partido Popular se centraba escondiendo
la imagen de su fundador (Manuel Fraga) y reemplazándola por la de José María
Aznar. El 14 M aupó a un desconocido, y figurante de circunstancias en las
siglas del PSOE, Rodríguez Zapatero al sillón presidencial. El cual, cuando no
supo centrar a tiempo sus actuaciones con respecto a la crisis y fue obligado
por los hechos y la troika, perdió en favor de Mariano Rajoy, instaurando el
monopolio del bipartidismo, del cual queremos huir. A nivel nacional se han
incorporado nuevos jugadores, empezando por la más veterana Rosa Díez que
quizás por su excesivo protagonismo hunda a Unión Progreso y Democracia. Por
otro lado Podemos en donde el politólogo de salón de televisión y laboratorio
Pablo Iglesias va moderando su discurso en busca del ansiado centro prometido,
o era el arca (atención a los diferentes significados y acepciones de esta
palabra). Y por último aparece Ciudadanos con Albert Rivera, con esa imagen de
hijo que todos queremos, ahora que Iker Casillas ha caído en desgracia, y un
discurso que rompe con el maniqueo eje de izquierdas y derechas.
En Navarra, la tradición y la diversidad mandan, En 1979
ganó la UCD y tuvimos dos presidentes Jaime Ignacio Del Burgo y Juan Manuel
Arza. Después vinieron dos legislaturas con Gabriel Urralburu. En 1991 con una
imagen más centrada con Juan Cruz Allí ganó Unión del Pueblo Navarro. En 1995
empezamos con un gobierno tripartito que acabo con el escándalo de las cuentas
suizas, algo que ya ven que viene de lejos y acabamos con el sr. Allí, esta vez
en las siglas de Convergencia de Demócratas de Navarra. Posteriormente han
venido dos legislaturas de Miguel Sanz con UPN y otras dos de el mismo
gobernando en coalición con CDN hasta que rompe el pacto y vuelve en solitario
y minoría. Por último llegamos al actual gobierno de Yolanda Barcina, primero
en coalición con PSN para acabar en el actual rosario de la Aurora.
El panorama se muestra ahora más abierto que nunca. UPN
ha buscado centrar y suavizar su imagen con José Carlos Esparza, ex CDN. Los
nacionalistas por un lado presentan dos perfiles diferenciados uno más agresivo
e histórico en sus postulados y en su imagen con Adolfo Araiz, y otro más suave,
ambiguo y centrado (en sus dos acepciones) en la personalidad de Uxue Barkos y
sustentado por el apoyo económico del PNV.
En Izquierda Unida Navarra (IUN-NEB) parece que la apuesta, salvo sorpresa de última hora,
será Miguel Nuin.
Las incógnitas son: Podemos que continúa con su viraje y
no sabemos si su reciente líder, o preferirá que la llamen lideresa, Laura
Pérez será la candidata o buscarán un perfil más suave. UPyD que con su aforalidad
no ha conseguido atraer votantes más bien los ha ahuyentado. Y la reciente
aparición de Ciudadanos - C´s cuyo techo lo marcarán el acierto o desacierto en
la elección de sus carteles y caras y, para muchos posibles votantes, en como
integran o vadean, el gran tótem tribal que son los fueros en esta tierra.
Aunque en realidad muy pocos navarros los conozcamos a fondo.
Si los símbolos son importantes, y los sociólogos nos lo
recuerdan en sus estudios, no hay más que ver la nunca inaugurada estatua de
los Fueros, erigida en el centro del emblemático Paseo Pablo Sarasate, también
conocido familiarmente como Paseo Valencia en recuerdo de Prudencio Valencia,
natural de Bargota y procurador de la ciudad a mediados del siglo XIX. Y
delante de la puerta principal, cuan punto de penalti, del Palacio de la
Diputación “Foral”, como se indica y remacha en su frontispicio, para que el
subconsciente popular y social no se olvide nunca.
La otra gran incógnita será la participación de los
votantes, pues el abanico de la abstención ha sido significativamente
fluctuante en las diferentes convocatorias a lo largo de la historia de estos más
de 35 años y 9 legislaturas al parlamento foral.
Yo para tocar balón y como no era muy hábil con la cabeza
y la pelota, me colocaba de portero-espectador. Les deseo que disfruten del
juego. ¿Quién centra, ahora?.