Todos hemos estudiado las famosas frases del Cesar (“Alea jacta est”, “Veni, vidi vici”, “Tu quoque,
Brute, fili mi”),
sin embargo hay una que se le atribuye y que viene al pelo en estos momentos. Y
es la mujer del Caesar además de ser
honrada debe parecerlo. Y como los policías (Hernández y Fernández) amigos de
Tintín, “yo aún diría más, además de
parecerlo debe serlo”. Sobre todo en la actualidad en donde la apariencia
lo es casi todo.
Es sabido que la envidia es el pecado capital de los
españoles (se sientan o no de serlo) de ahí ese “cainitismo” histórico que saca
lo peor de nosotros. Pero últimamente hay muchos que empezamos a alegrarnos de
que al vecino le vaya bien, y gane mucho dinero, porque de rebote si paga sus
impuestos también, aunque indirectamente nos benefícianos todos, ya se sabe que
Hacienda somos todos.
El caso Monedero nos está poniendo de manifiesto ese
refrán de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro. Muchos nos
alegramos de que este señor gane tanto dinero, nos extraña que siendo
politólogo lo gane por un trabajo sobre la moneda, más típico de un economista.
Pero lo que nos mosquea es que haya utilizado los mismos medios que los que él
y sus amigos denuncian para reducir el pago de impuestos. Si los mismos medios
por los que Urdangarín está en el banquillo, Messi ha ido a los juzgados a
declarar y pasado por caja, Bárcenas ha estado en la cárcel y a la espera de
juicio, y que también fueran utilizados en el caso Filesa.
En su caso no nos vale con realizar una declaración
complementaria y pagar lo que se debía, pues parece que sabía muy bien lo que
estaba haciendo. Y menos que su partido se queje, al igual que los de la
“casta” y la “caspa”, de que el gobierno le persigue. El gobierno persigue a
todos los infractores o supuestos infractores. Hay muchas cosas que no
funcionan del todo bien en este país, pero Hacienda está demostrando ser
bastante eficaz y eficiente a pesar del algún fallo estrepitoso como los del DNI
de la infanta.
A Podemos hay que darle las gracias por haber aportado un
aire fresco necesario en nuestro país, pero sus maneras recuerdan a las de un
de matón de barrio, al que sólo les falta la camisa parda, negra o azul. Además
de entrar como un elefante en una cacharrería, le falta explicar muy bien como
quiere que el estado funcione, si se bajan los impuestos y se dan más
servicios; especialmente cuando los que ganan mucho parecen poder seguir
empleando las viejas tretas que tanto nos indignan a los “curritos” y parados
de a pie.
Por suerte hay otras opciones menos ruidosas y más
cabales y sensatas que no apelan al populismo y si apuestan por el cambio, la
regeneración y porque hay otras maneras de hacer política y de gobernar para
todos y que los votantes, cumpliendo con nuestro derecho y sobre todo con
nuestro deber, hemos de saber buscar, escuchar, evaluar y decidir a la hora de
emitir nuestro voto.
Casi todos estamos indignados, hastiados y muy, pero que,
muy cabreados con una parte de los políticos, con sus maneras del y tú más y
sus mentiras o peor de verdades a medias, con los que manejan el sistema
financiero, con los que estaban en los consejos de administración y no cumplían
con sus obligaciones de velar por el interés común, con los sindicalistas que
se han aprovechado de la buena fe de los trabajadores y parados. Pero es ahora
en estos momentos en donde muchos nos quieren obnubilar con sus trucos de magia
cuando hemos de mantener la cabeza fría y buscar la opción más cabal y
realista, la menos mala, porque en eso consiste ejercer la democracia. Que por
definición es el menos malo de los sistemas, pero que se puede mejorar
aprendiendo de los errores.
Y parafraseando, aquella célebre frase de un ejecutivo en
un famoso anuncio de detergentes, y adaptándola al tiempo presente: ¡Busquen
comparen y si encuentran algo mejor VOTENLE! Y personalmente les añado que:
¡HABERLOS HAY LOS!
Nota: Publicado en el Diario de Navarra el 04-03-2015 con el título de "Predicar con el ejemplo".
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