martes, 30 de abril de 2013

El fraude alimentario, cómo combatirlo


Éramos pocos y pario la…, me refiero a que si no tenemos bastante con las malversaciones, cohechos y demás fraudes de índole contable y fiscal, ahora se nos vienen encimas los fraudes alimentarios y sus alarmas sociales. Pero vayamos por partes el fraude alimentario no es nuevo, de ahí el refrán “que no te den gato por liebre”, y cuantas cuadrillas no habrán comido un calderete de uno por otro. Cuantas veces no hemos oído de una conocida marca de leche del otro lado de la muga la coletilla del “mejor agua de mesa”. Y no podemos olvidar el trágico caso del aceite de colza.

El último fraude alimentario ha hecho saltar, en ciertos foros de seguridad, trazabilidad y calidad alimentaria de redes sociales de índole profesional (Linkedin, Xing). el debate de que la administración debería tomar conciencia de la importancia de la salud pública e incrementar las inspecciones sanitarias para hacer cumplir la legislación.  

Personalmente opino que la única forma de estar completamente seguro de la calidad de un producto es realizar análisis de todo a cada una de las unidades de ese producto, el problema que esto plantea es que es temporal y económicamente inviable. De ahí la aparición del concepto de lote y la aplicación de la estadística con sus técnicas de muestreo. 

No creo que la administración no este preocupada en la importancia de la salud pública, al revés durante más de 20 años de vida profesional en el sector la he sufrido, he de reconocer que como en todos los ámbitos hay buenos y mejores profesionales que incluso en horas fuera de su trabajo me han acompañado a visitar a algún cliente receloso para asegurar que se habían puesto en marcha e implantado las pertinentes acciones preventivas, correctivas y correctoras y también los hay que son estrictos y escrupulosos en sus horarios y cumplen con su jornada de 7,5 horas diarias aunque haya partidas que no se puedan comprobar, pero que ya han avisado a su superior del asunto y los que aprovechan sus horas de trabajo para preparar mejor las oposiciones al puesto y conseguir la plaza fija o subir en el escalafón. Más bien creo que intentan saturar su capacidad de análisis y aprovechar los recursos de que disponen para ello. Pero tal y como está el panorama considero más urgente que si hay algo de presupuesto sin asignar se emplee en ayudar al Dpto. de Asuntos Sociales o en generar empleo estable fuera de la administración y no en ampliar el de Salud Pública. 

Por el contrario considero que no por realizar más inspecciones y analíticas se vaya a cumplir mejor la ley. Esta se cumplirá si hay castigos en proporción al delito y que por tanto el importe de una multa o sanción no sea inferior al del beneficio por saltarse la ley y que la sociedad sepa quién es el defraudador con nombre y apellidos, su marca comercial, el nombre de la empresa, etc. Para que los consumidores y los clientes intermedios en la cadena alimentaria tuviéramos esa información a la hora de nuestra opción de compra. Ese sería el mejor castigo. 

La administración donde si puede mejorar es en los siguientes aspectos, hoy en día las industrias alimentarias trabajan a dos y tres turnos, Salud Pública a uno y de mañana, exceptuando algunos mataderos que pueden trabajar de noche y en donde es obligatorio la presencia de un inspector.

En la industria alimentaria hay equipos multidisciplinares y si hay un único técnico por su volumen, este puede ser veterinario, biólogo, químico, farmacéutico, bioquímico o bien ingeniero agrónomo o industrial, tecnólogo de alimentos, etc. Sin embargo en la administración (entiéndase Salud Pública) hay un 85 % de veterinarios (y puede que me quede corto), es decir hay una endogamia académica que llega a ser incestuosa, como dice un amigo mío. También la industria está cada día más especializada y los inspectores lo son para una zona geográfica concreta, quizás fuera bueno disponer de un pequeño grupo de inspectores en donde cada uno este especializado en un subsector alimentario y no vinculado a una zona sino a toda la comunidad foral. Sin olvidar que a los productos extracomunitarios habría que aplicarles las mismas normativas que a los que producimos aquí.

Normalmente la administración avisa de su inspección, agradezco el detalle pero creo que no debieran avisar de su visita. En todo caso por cortesía anunciar que se podrá efectuar esa semana, quincena o mes. De manera que el visitado les puede informar de que días u horas no le puede venir bien por estar de reunión, auditorías de certificación, de visita de clientes o proveedores y no les pueda atender bien. Pero si siempre pone escusas esto da que pensar. ¡Lagarto, lagarto!

Un hecho es que las visitas suelen ser o bien a coger una muestra o a ver documentación específica de calidad. Sin embargo si se buscan posibles fraudes lo que hay que revisar también son los almacenes, entradas de productos, materias primas, cantidades, albaranes y facturas y cotejarlo con las salidas. Aprendí mucho de las fábricas, mejor dicho de sus almacenes, durante una época de mi vida laboral en la cual visitaba clientes para ver no conformidades y a la vez realizar estudios de investigación de posibles mercados y aplicaciones nuevas de nuestro producto.

Un último apunte es lo mal que se tratan estas alertas alimentarias en los medios de comunicación, todavía no se ha aprendido a dar bien estas noticias, pues la mayoría de las veces por dar el titular, perdemos precisión en la información, y se genera una alarma social. En vez de comunicar e informar, alarmamos y provocamos histerias sociales. De manera que pagan justos por pecadores, causando pérdidas económicas y de imagen a un sector entero cuando los culpables son unos pocos, muy concretos y bien conocidos.

Nota: Publicado el 30-05-2013.


¿Tienes un hermano que escribe en el Diario?

- No soy yo.
Pues me gustas como escribes, te suelo leer.
MF

Encantada de agregarte. Me gusta mucho tu blog y me halaga tenerte en mi grupo como persona y como profesional.
Recibe un afectuoso saludo.
RC