Acaba
de comenzar el partido y ya vamos perdiendo 0-3. Me refiero al partido de las
civilizaciones entre Occidente y el Estado Islámico (EI). En estos últimos días
se han multiplicado los artículos, comentarios, opiniones de numerosas y
variadas personas que ahora nos alarman del peligro de estos fanáticos
musulmanes cuando no hace mucho tildaban de exagerados y retrógrados, y en
algunos casos de fachas (insulto que va adquiriendo cada vez un sentido más
amplio para describir a todo aquel que no está de acuerdo conmigo) a los pocos
que lo venían advirtiendo de largo.
Pero
ya hemos encajado tres goles. Si el lector lo piensa un poco a lo largo de la
historia quien ha ganado los conflictos son los que mejor han gestionado los
recursos, la propaganda y el tiempo.
Y
en esto el EI nos está dando lo que Alemania a Brasil, un baño. Empezando por
los recursos mientras Europa dependa energéticamente del petróleo y sus
derivados, mientras los dirigentes de las grandes empresas obnubilados por el
becerro de oro sólo tengan ojos para sus beneficios en bolsa y por ello no les
importe hacer negocios con Arabia Saudí y otros países que soportan en la
sombra a estos fanáticos, mientras los políticos, aupados al poder por los
anteriores señores, como Giscard
d'Estaing pretendan que Turquía (otro que también apoya a estos del EI) entre
en la Unión Europea, mientras los traficantes de armas y drogas vean lejana la
posibilidad de que sus clientes y aliados no les vayan a hacer la del cuervo y
sigan haciendo “negocios” con ellos y abriendo nuevas vías de entrada de droga
por el desierto del Sahara con pistas de aterrizaje, mientras nuestros
dirigentes del futbol profesional sucumban al chorro de euros para salvar a los
equipos (en algún caso parece más un lavado de dinero), patrocinarlos y comprar
torneos como el Mundial de Qatar 2018; mal iremos
En cuanto a la gestión de la propaganda del
conflicto, los videos de las degollaciones, el uso de Internet. Es conocida la
doble emisión de noticias en inglés y árabe con distinto sesgo de la famosa
cadena catarí de noticias Al-Jazeera o Yazira. La impunidad de las autofotos
con banderas y eslóganes en ciudades europeas, reclamando su conquista para el
Califato de Al-Andalus. El no ejercer el uso de la reciprocidad en cuanto a
signos culturales y religiosos. Aquí se puedan pasear en burka y mientras las
mujeres occidentales allí, en sus países, no digo que vayan en topless, pero si
poder vestirse a la occidental. Aquí les dejamos construir mezquitas y rezar en
la calle y en nuestras fábricas; mientras allí crucifican a los cristianos,
persiguen a los budistas, taoistas, seguidores de Confucio, Manitú, amantes del
Zen y a todo aquel que sea “infiel” incluidos los agnósticos y ateos bebedores
de alcohol y comedores de cerdo.
Y qué decir del tiempo, los occidentales estamos
obsesionados por el “corto plazismo” y las encuestas, y al olvidar la faceta
espiritual de la persona (y no me refiero sólo a la religiosa sino también a la
humanista), el tiempo nos ahoga. Sin embargo a ellos no les importa porque junto
a la inmanencia mantienen la trascendencia y la vida es eterna en la Yanna (jardín), lleno de huríes que les
esperan con los brazos abiertos.
¿Cómo hemos llegado a esto?. Además de lo
anteriormente escrito, porque entre otras más cosas, mal interpretamos la
famosa y mal atribuida frase a Voltiere “No
comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”,
que en realidad es Evelyn Beatrice Hall, más conocida por su seudónimo de Stephen G.
Tallentyre.
Esta
frase no dice que aunque defienda tu derecho a decirlo deba permitir que por
ello tú me puedas matar, ignorar, menospreciar o abusar de la libertad de esta
idea para imponer la tuya e incluso cambiar las reglas del juego, esto último
vale para muchos. Pero ya sabemos que por estos lares hay muchos papanatas que
se la cogen con papel de fumar, cuando hay ciertas cosas que precisan ser
hechas con las manos y antes y sobre todo después, lavárselas. Por ejemplo:
romper unos huevos para hacer una tortilla, no sean mal pensados. A veces para
sobrevivir hay que mancharse.
Hay
una muy sutil diferencia entre ser bueno y ser tonto, pero esta diferencia es
mayor y más apreciable que la dificultad que entraña distinguir un hilo de seda
al amanecer y al atardecer para que el imán llame a la oración.
Solamente,
hay que querer verla.
Nota: Publicado el 02-10-2014 con el titulo "El partido de las civilizaciones".Todavía no le he leído pero me dice MAB que llamas a las cruzadas.
VG
Respuesta:
No
exactamente. Lo que quiero decir es que no podemos ir de buenos, Y que,
nosotros mismos, Occidente estamos sustentando a los extremistas.
Tu título era mejor.
JPU
Ya te leí el otro día.
MF
Ya te leí el otro día.
MF
¡Que escribes en el DN!...., debieran pagarte algo. Y te cambian los títulos?.
KV
KV