Los Juegos Olímpicos ejercen una fascinación de la cual casi nadie se libra. Una de
sus causas puede ser que nos retrotrae a uno de los pilares de nuestros
orígenes, la Grecia clásica y la cultura grecoromana. Por desgracia hoy en día
no hay tregua mientras nuestros atletas se disputan un lugar en el Olimpo.
Siguen los atentados, el último en Tailandia, a pesar de la lejanía debiéramos
tenerlo tan presente como los de Francia o Bélgica.
Cuando Pierre de Fredy,
barón de Coubertin, restauró el olimpismo con su primera edición en 1896 en
Atenas lo hizo con la idea que se redefinió en la llamada Carta Olímpica del
1990 como “una filosofía de vida, que exalta y combina en un conjunto
armónico las cualidades del cuerpo, la voluntad y la mente. Asociando deporte
con cultura y educación, el Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado
en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto
por los principios éticos fundamentales universales. El objetivo del Olimpismo
es poner siempre el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre, con
el fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida
con el mantenimiento de la dignidad humana.”
Lamentablemente esta
idea, que es otra de las causas de la fascinación que nos atrapa, se ha visto
continuamente empañada por un lado por intereses políticos, desde que Hitler,
influenciado por Goebbles los quiso usar como propaganda de la raza aria, los
distintos regímenes políticos, incluso los democráticos, presumen de los logros
deportivos. Sin olvidar los continuos boicots 1956 por la invasión de Hungría,
1976 por parte de países africanos y China, y los más sonados de la década de
los 80 por parte de la guerra fría y la política de bloques. También han
sufrido atentados terroristas como la tragedia de 1972 y que hace unos días la
imperdonable actuación de un judoka egipcio ante un israelí volvía a traer a la
memoria. La negación de un saludo debiera ser motivo de sanción, lo mismo que
el dopaje y más por motivos políticos, religiosos y étnicos.
Los juegos olímpicos
han sido plataforma de reivindicaciones a favor del Poder Negro (“Black Power”)
y en contra del apartheid. Otro hecho de la adaptación a los tiempos es el
alejamiento del “amateurismo”, la participación
de los medios de comunicación y el “patrocinio” de las empresas y la
comercialización, en exceso, de los mismos. No podemos olvidar el dopaje y los
engaños cuyos escándalos ensombrecen el aura de los mismos.
Otra causa de esta
atracción es las ganas de superación del ser humano, que se hace visible, no
sólo en los que logran los laureles sino en los que luchan hasta la extenuación
para lograr su objetivo de llegar a la meta o batir su marca, pese a no ganar
ningún metal ni reconocimiento honorífico.
Y que se ve reflejado en el lema de "citius, altius, fortius" ("nás
rápido! más alto! nás fuerte"). Sobre éste, cabría una reflexión que
debieran hacer nuestros políticos y adaptarlo a: más escuchar! más dialogar! más
consensuar!. Y menos vacaciones, que para ganárselas hay que haber trabajado,
cualquier trabajador debe y tiene que generar sus vacaciones para disfrutarlas,
pero nuestros electos diputados y senadores parecen también estár exentos en
este punto.
Volviendo
a los juegos son una gran oportunidad de ver y aprender sobre deportes que rara
vez tienen cobertura mediática a excepción de las olimpiadas y mundiales, y
algunos ni estos. Los mal llamados deportes minoritarios, cuyos deportistas
sólo son portada cuando logran poner la marca España en el mapa mediático pero
que se les olvida en sus reivindicaciones y necesidades para progresar.
No
puedo dejar de llamar la atención también sobre el deporte femenino, el gran
olvidado en nuestro país y sin embargo el que nos saca las castañas del fuego
con sus medallas, sus logros y su invisibilidad mediática a lo largo del año,
año tras año. Pero luego son las guerreras, las leonas, las …, en definitiva
las calladas sufridoras. Ahora a todos nos suenan Mireia, Maialen, Lidia,
Nerea, Carlota y tantas otras, pero pocos sabemos que se han tenido que ir al
extranjero o buscarse entrenadores por su cuenta y que las federaciones o sus
clubes no quisieron apoyar en su momento pero ahora todos se apuntan a la foto
y a los quince minutos de fama que Andy Warhol predijo, acaparando los micros y
las portadas.
En
estos momentos sólo me queda dar las gracias a las chicas y a los desconocidosde nuestro deporte y a Nadal y Marc porque siempre están ahí, calladamente pero
trabajando, superándose para dar lo mejor siempre y siendo un ejemplo que todos
debiéramos imitar.
Nota: Publicado en el Diario de Navarra el 20-08-2016.
Ya he conseguido leer el artículo...hubiera estado bien mencionara Chourraut atleta de nuestra tierra...pero me gusta mucho como está redactado
VE
Nota: Publicado en el Diario de Navarra el 20-08-2016.
Ya he conseguido leer el artículo...hubiera estado bien mencionara Chourraut atleta de nuestra tierra...pero me gusta mucho como está redactado
VE