lunes, 9 de junio de 2014

Centremos el debate

La abdicación del Rey, que no por deseada ha sido inesperada, ha puesto de manifiesto que algunos puntos de la operación transición estaban cerrados en falso. En primer lugar destacar que en casi 39 años y no sé cuántas legislaturas no se haya previsto legalmente este hecho y andemos a todo correr poniendo parches con leyes orgánicas que se debieran haber promulgado hace algunos años y que demuestran una vez más la falta de previsión y de miras de estado de nuestros políticos y grupos parlamentarios de todos estos años, sean del partido que sean, incluidos los minoritarios. Además de dar una imagen de Pepe Gotera y Otilio chapuzas a domicilio. En segundo lugar ha abierto un debate legítimo (monarquía – república) pero que se está corrompiendo no sé si por ignorancia de muchos ciudadanos, por analfabetismo político de otros (lo cual es preocupante teniendo en cuenta que son miembros de partidos e incluso ocupan cargos por elección y debieran saber cuáles son las reglas y normas de su juego) y lo que es peor por el uso de demagogia en el lenguaje y en los planteamientos sesgados a propósito y con premeditación para la manipulación de un pueblo que en parte está demostrando su adolescencia e inmadurez democrática o por lo menos su poca cultura y conocimientos de las reglas del juego y de la constitución. Constitución que es la que tenemos y que se puede cambiar porque hay mecanismos para ello.

El debate se está confundiendo porque se enfrenta monarquía frente a democracia, obviando el adjetivo de nuestra monarquía que es parlamentaria. Y no tiene nada que ver con al Arabia Saudí, por poner un ejemplo de absolutismo moderno y petrodólares o la del vecino Marruecos un extraño híbrido a mitad de camino. La nuestra es similar a la de los países más modernos y que nos gusta ponernos como ejemplo en cuanto a libertades y conquistas de bienestar (Reino Unido, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega). Y además con menos centralismo y más autonomía que en estos países.

En cuanto a la idea de republica percibo una desvirtuación en su definición, ya que se ve más como una ideología que como una expresión de un sistema, que es lo que es en realidad. Confundiéndose o asimilándose  además con una ideología de izquierdas y descentralizadas, como si no hubiera o pudiera haber republicanos de centro y de derechas, y repúblicas con un estado totalmente centralizado en todos sus aspectos.

En cuanto a sistema su expresión al igual que la de la monarquía da mucho juego. Pues la hay totalitarias y dictatoriales como la de Cuba y la de Corea del Norte que incluso tienen visos de convertirse en hereditarias, pues las hay que van por la tercera generación. Las hay plenamente prostituidas y corruptas como la de China. Las hay que no permiten la libertad de expresión y persiguen y encarcelan a los partidos opositores como la de Venezuela, Rusia y Ucrania hasta no hace nada.

Además las hay que tienen un jefe de estado y un primer ministro, de las cuales no solemos conocer al presidente que es una mera figura decorativa a modo de rey por elección popular y temporal con su consiguiente gasto a cargo de los presupuestos de la nación o estado, casos de Alemania, Italia, Portugal. En otras conocemos a su presidente o presidentes pero más por sus asuntos de faldas y entrepierna que por sus miras de estado caso de Francia, por cierto está muy centralista ella.

Otras en donde sólo hay un presidente que ejerce a la vez de jefe de gobierno caso de Estado Unidos y muy independiente del poder legislativo y totalmente independiente del judicial. Y con una cámara alta o senado compuesto por dos senadores por estado. Eso es eficacia en el cargo teniendo en cuenta que hay estados que son tan grandes como España. Y aquí en Navarra tenemos cuatro.

Por la tanto hay un gran debate en qué tipo de república podemos querer frente a la monarquía parlamentaria que tenemos.

Lo que sí está claro es que en cualquiera de los dos casos (república o monarquía parlamentaria) precisamos que dispongan de unos mecanismos de control de las mismas, con un funcionamiento transparente, una ley de financiación de los partidos, sindicatos y demás organizaciones claro en donde se sepa quién y cuánto se da, una ley electoral que permita las listas abiertas o en su defecto obligue a primarias en los partidos y así se evite la partitocracia, posibilidad de circunscripciones que favorezcan una persona un voto y la ley D'hondt no desvirtué los resultados, libertad de voto real en las instituciones (pleno de ayuntamientos, congreso, senado), una limitación en el número de mandatos que evite la profesionalización de la política, una transparencia y responsabilidad en las decisiones, etc.

En definitiva un estado que mire por la persona y el bien común de los ciudadanos y no por unas minorías privilegiadas. Y esto se puede conseguir con ambos modelos y sin crispación y manipulación en el debate.

Por ello ¡Viva la República! y ¡Viva la Monarquía Parlamentaria!. Pero sobre todo diálogo abierto y consenso, que ya llevamos un marcador con dos repúblicas y una monarquía parlamentaria (Amadeo I) fallidas.

Nota:  Publicado el 14-06-2014.




Por cierto, enhorabuena a Jesús por su escrito en el Diario de Navarra sobre monarquía o república...Muy bueno. 
Whatsapp JA

Publican a nuestro compañero sobre monarquía y república y mucho màs para regenerar la política. Retwitteado por Mikel Aramburu Z.  ·  15 de jun.
 
También sale en el DN Jesús Bodegas.
AI

Uff! Este es para leerlo con calma.
(días después)
Me gusto mucho tu artículo, era un tema delicado y lo enfocastes muy bien.
IO

Estaba bien tu escrito del otro día. Me alegro que hayas encontrado una manera de desarrollar otras facetas.
 MF