miércoles, 24 de octubre de 2018

¿Adoctrinamiemto sexual o Educación psicoafectiva?


Es sorprendente como los ciudadanos delegamos en Papa Estrado, convirtiéndonos en modernos súbditos que rinden pleitesía a la administración en aras de la democracia, de muchas decisiones que nos conciernen y atañen; y lo peor no sé si lo dejamos hacer por ignorancia, dejadez, pereza o mera comodidad o por no ser señalados como el Pepito Grillo ó el enano gruñón, y mejor aparentar ser el simpático enano mudito.

La última de estas concesiones es la injerencia de la administración en la educación por imperativo legal.

Como muchas materias la educación sexual tiene enormes lagunas en nuestro sistema educativo. Sólo basta ver los titulares en los medios, abusos, violaciones, maltratos en las parejas de todo tipo, ya sean hetero, cis, bi, homo, transexuales, que llegan al asesinato, uso de sustancias (burundanja, escopolamina, hasta un betún cuyo componente provoca efectos similares) para aturdir o anular la voluntad de la otra persona, embarazos no deseados, falta de conocimiento de como funciona el sistema reproductor y del uso de los anticonceptivos, abuso de la pastilla del día después, mercantilización del sexo, prostitución, pornografía, incluso la mal llamada pornografía infantil, que en realidad es un delito de acoso, abuso y maltrato del menor. E incluso monetarismo y negocio con el anhelo de la paternidad y el deseo de la maternidad con trafico y congelación de embriones, venta de semen y óvulos, alquiler de úteros, maternidad subrogada, ….

La aproximación a la educación sexual, tiene muchos frentes, desde el punto de vista de la biología, la reproducción y sus tipos, de la anatomía los órganos sexuales, de la fisiología los cambios y las reacciones pre, durante y post coitales, de la sensualidad y sus diferentes formas de vivirlas de cada persona, en cada encuentro y de cada relación en el tiempo y el espacio de dos personas, desde la ética del respeto al otro y la igualdad de los miembros de la pareja, independientemente de sus preferencias, gustos u orientaciones sexuales.

Y el gran olvidado la dimensión psico-afectiva, como expresión de un sentimiento hacia otra persona con una dimensión de más allá de mi yo, de entrega y confianza, como un proyecto de pareja de dos personas, diferentes pero iguales, con una visión y misión de amor, de presente y futuro. Y no como un mero encuentro o sucesión de encuentros, de onanismo compartido, y satisfacción de unas “necesidades” perentorias.

En algunos centros, muchos concertados, como esto es una tarea complicada, multidisciplinar y que concierne a familia y profesorado, se ha acordado contratar a gabinetes de especialistas expertos en psicología, sexualidad y vida de pareja para educar, que no adoctrinar, a los jóvenes (preadolescentes y adolescentes), precisamente cuando por sus edades comienzan a descubrir y plantearse estas cuestiones. Y que además programan y mantiene sesiones con las padres y madres de los alumnos y los tutores y profesores de los cursos involucrados (2º, 3º y 4º de ESO e incluso 1º y 2º de bachiller).

La imposición foral del proyecto Skolae, parece va en otro sentido, empezando por su nombre y continuando cuando a los recién y bisoños parvularios de tres años, que apenas saben quienes son, se les habla de la construcción de su yo, una entelequia galimática para sus plásticas neuronas que están aprendiendo a conectarse en su materia gris, y se les encomienda a anular y aniquilar a su yo machista. La idea de fondo no es mala pero las formas no parecen las adecuadas.

El sexo, en si mismo, no es pecado ni delito, es conveniente hablar de el y desestigmatizarlo, pero de ahí a entronizarlo y convertirlo en el moderno soma con el cual aborregar a las masas como pretenden los poderes económicos que controlan el mundo y que además las oligarquías que controlan los partidos políticos se presten a ello es para hacérnoslo mirar.

Los abusos sexuales y las discriminaciones por condición sexual se combaten con la educación no con el adoctrinamiento. Educar en la afectividad y la igualdad ayuda al desarrollo integral de la persona, le enseña a comprenderse aceptarse y quererse como uno es. Abre la puerta a la empatía, a tratar al otro como uno quiere que le traten a él, a aceptarlo tal y como es, sin caer en la pretensión de cambiarlo en función de nuestros ideales. Pero adoctrinar sexualmente lejos de prevenir y evitar los males que nos rodean, muy posiblemente, cuanto menos, los perpetúen.

No se nos puede olvidar que en educación los progenitores somos los principales responsables y no podemos, ni debemos permitir injerencias barnizadas que pretenden el adoctrinamiento y aborregamiento de nuestros hijos.


Nota: Publicado el 24-10-2018 en el Diario de Navarra y el 05-11-2018 en navarrainformación.es.

lunes, 15 de octubre de 2018

Hacia un Contrato Social versión 4.0


En nuestro sistema laboral estamos acostumbrados a la renovación de contratos temporales y a la actualización de los convenios entre los trabajadores y la empresa. Sin embargo parece no tenemos ningún interés o hemos perdido el mismo por el llamado contrato social.

Fue Jean-Jacques Rousseau quien publico en 1762 El contrato social: o los principios del derecho político, más conocido como El contrato social. Es una obra, proyecto inacabado, sobre filosofía política, cuya principal tesis es que todos los hombres nacen libres e iguales y que deciden vivir bajo un Estado instituido por medio de un Contrato Social.

Está claro que desde el siglo XVIII ha llovido bastante y que ese Contrato Social ha ido modificándose y adecuándose en el tiempo y el espacio. Así llegamos al final de la segunda guerra mundial en donde hay un consenso entre el capital y las personas para establecer el mal llamado Estado de Bienestar. Esta claro que ese acuerdo nunca llego a establecerse a nivel mundial. Sin embargo en el llamado mundo occidental, en donde ese compromiso estaba enraizado, a partir de los años 70 y con la aparición de las grandes crisis mundiales, surge el rechazo al mismo en distintos grados y en diferentes frentes: desde las reglas del aumento salarial, hasta el alcance y profundidad de la cobertura social; desde la liberalización de los procedimientos de despido, hasta la proliferación de los empleos precarios. Acompañado del endeudamiento y del florecimiento de los paraísos fiscales. Así hoy nos encontramos con que el peso de los salarios en el PIB está en su nivel más bajo en los últimos 30 años (DN 26/08/2018). Dando paso y peso a una economía especulativa que desea demoler ese contrato social. Es comprensible que la avaricia que afecta al llamado Capital, a nivel internacional, quiera toda la tarta, llegando a no dejar ni las migajas. Eso ha sido históricamente así, el que ostenta el poder no quiere compartirlo, ni repartirlo y anhela más.

Lo preocupante es que a niveles nacional, autonómico y local desde las instituciones y los poderes ejecutivos que las dirigen, independientemente del signo político, se realicen actuaciones en el sentido de minar y corromper el Contrato Social.

Uno empieza a estar cansado de ver como todos buscan subterfugios legalistas para incumplir o peor, pervertir el orden legal establecido y acordado por todos. Abuso de Reales Decretos, triquiñuelas para cambiar Leyes Generales, o como saltarse los mecanismos de aprobación de presupuestos o de control de déficit y gastos; con la consecuencia última de endeudar no a nuestros hijos sino a nuestros nietos, también.

Por no hablar de que la igualdad de oportunidades y de trato ha quedado pateada y a la altura del barro con los escándalos de la “formación académica” de nuestros políticos cualquiera sea el color del arcoiris político.

El empecinamiento de separatistas y secesionistas esta llevando a la ruptura social y familiar, y desbrozando la senda de la ruina económica y el aislamiento territorial en un mundo cada vez más interconectado y global, pero todo sea por la causa: el “autogobierno” de la masia, caserio, cortijo, pazo, barraca, corrala,…

Otro punto de ruptura del contrato es el de las libertades y la seguridad. El aceptar vivir en una sociedad moderna y democrática, supone llegar a un equilibrio entre libertad y seguridad. El ente administración (estatal, autonómica, municipal) por un lado se compromete a respetar nuestra libertad y a darnos protección. Pero hay recientes y continuados intentos de coartar la libertad deprensa, abogando por intervenir los medios, especialmente cuando ésta desvela los trapos sucios de los “gestores”, y de subvencionar yfacilitar canales a los medios afines que actúan como turiferarios y palmeros.

En cuanto al tema de la protección las polémicas de las últimas actuaciones policiales (casos Cáseda y San Jorge) unido al desmantelamiento de la Agencia Navarra de Emergencias hacen dudar a los ciudadanos de nuestra seguridad. Las recientes sentencias judiciales en casos de violencia tampoco ayudan mucho. Por no hablar de como el ayuntamiento de Pamplona y el ejecutivo foral miran para otro lado cuando se producen asaltos a la propriedad privada (casos Compañía 3 y Palacio de Rozalejo). Ante el “teatro” de desalojo de la última “okupación” uno se pregunta a quién deberá acudir para defender su casa.

Estos incumplimientos continuos nos sugieren que el Contrato Social es papel mojado cuan tratado de paz entre los yanquis y las naciones indias. El retorno a una situación pre-Ilustración siglo XXI en donde la nueva aristocracia financiera campea a sus anchas con la aquiescencia del estamento político, independientemente de su signo, y que empuja al resto de los mortales a elegir entre volver a una postmoderna Convención (1792-95) o abrazar la ley del Oeste, no parece una opción ni razonable ni recomendable cuando se puede acordar y consensuar una actualización del Contrato Social versión 4.0.

Nota: Publicado el 16-10-2018 en El Blog del Suscriptor de El Español.