Es
sorprendente como los ciudadanos delegamos en Papa Estrado,
convirtiéndonos en modernos súbditos que rinden pleitesía a la
administración en aras de la democracia, de muchas decisiones que
nos conciernen y atañen; y lo peor no sé si lo dejamos hacer por
ignorancia, dejadez, pereza o mera comodidad o por no ser señalados
como el Pepito Grillo ó el enano gruñón, y mejor aparentar ser el
simpático enano mudito.
La
última de estas concesiones es la injerencia de la administración
en la educación por imperativo legal.
Como
muchas materias la educación sexual tiene enormes lagunas en nuestro
sistema educativo. Sólo basta ver los titulares en los medios,
abusos, violaciones, maltratos en las parejas de todo tipo, ya sean
hetero, cis, bi, homo, transexuales, que llegan al asesinato, uso de
sustancias (burundanja, escopolamina, hasta un betún cuyo componente
provoca efectos similares) para aturdir o anular la voluntad de la
otra persona, embarazos no deseados, falta de conocimiento de como
funciona el sistema reproductor y del uso de los anticonceptivos,
abuso de la pastilla del día después, mercantilización del sexo,
prostitución, pornografía, incluso la mal llamada pornografía
infantil, que en realidad es un delito de acoso, abuso y maltrato del
menor. E incluso monetarismo y negocio con el anhelo de la paternidad
y el deseo de la maternidad con trafico y congelación de embriones,
venta de semen y óvulos, alquiler de úteros, maternidad subrogada,
….
La
aproximación a la educación sexual, tiene muchos frentes, desde el
punto de vista de la biología, la reproducción y sus tipos, de la
anatomía los órganos sexuales, de la fisiología los cambios y las
reacciones pre, durante y post coitales, de la sensualidad y sus
diferentes formas de vivirlas de cada persona, en cada encuentro y de
cada relación en el tiempo y el espacio de dos personas, desde la
ética del respeto al otro y la igualdad de los miembros de la
pareja, independientemente de sus preferencias, gustos u
orientaciones sexuales.
Y el
gran olvidado la dimensión psico-afectiva, como expresión de un
sentimiento hacia otra persona con una dimensión de más allá de mi
yo, de entrega y confianza, como un proyecto de pareja de dos
personas, diferentes pero iguales, con una visión y misión de amor,
de presente y futuro. Y no como un mero encuentro o sucesión de
encuentros, de onanismo compartido, y satisfacción de unas
“necesidades” perentorias.
En
algunos centros, muchos concertados, como esto es una tarea
complicada, multidisciplinar y que concierne a familia y profesorado,
se ha acordado contratar a gabinetes de especialistas expertos en
psicología, sexualidad y vida de pareja para educar, que no
adoctrinar, a los jóvenes (preadolescentes y adolescentes),
precisamente cuando por sus edades comienzan a descubrir y plantearse
estas cuestiones. Y que además programan y mantiene sesiones con las
padres y madres de los alumnos y los tutores y profesores de los
cursos involucrados (2º, 3º y 4º de ESO e incluso 1º y 2º de
bachiller).
La
imposición foral del proyecto Skolae, parece va en otro sentido,
empezando por su nombre y continuando cuando a los recién y bisoños
parvularios de tres años, que apenas saben quienes son, se les habla
de la construcción de su yo, una entelequia galimática para sus
plásticas neuronas que están aprendiendo a conectarse en su materia
gris, y se les encomienda a anular y aniquilar a su yo machista. La
idea de fondo no es mala pero las formas no parecen las adecuadas.
El
sexo, en si mismo, no es pecado ni delito, es conveniente hablar de
el y desestigmatizarlo, pero de ahí a entronizarlo y convertirlo en
el moderno soma con el cual aborregar a las masas como pretenden los
poderes económicos que controlan el mundo y que además las
oligarquías que controlan los partidos políticos se presten a ello
es para hacérnoslo mirar.
Los
abusos sexuales y las discriminaciones por condición sexual se
combaten con la educación no con el adoctrinamiento. Educar
en la afectividad y la igualdad ayuda al desarrollo integral de la
persona, le enseña a comprenderse aceptarse y quererse como uno es.
Abre la puerta a la empatía, a tratar al otro como uno quiere que le
traten a él, a aceptarlo tal y como es, sin caer en la pretensión
de cambiarlo en función de nuestros ideales. Pero adoctrinar
sexualmente lejos de prevenir y evitar los males que nos rodean, muy
posiblemente, cuanto menos, los perpetúen.
No
se nos puede olvidar que en educación los progenitores somos los
principales responsables y no podemos, ni debemos permitir
injerencias barnizadas que pretenden el adoctrinamiento y
aborregamiento de nuestros hijos.
Nota: Publicado el 24-10-2018 en el Diario de Navarra y el 05-11-2018 en navarrainformación.es.