domingo, 24 de septiembre de 2017

La gestión del cambio


Estamos más que habituados a que en campañas de marketing nos cuelen palabras inventadas, acuérdense del famoso “Serendipia” o el actual “Paterning”. Nuestro gobierno municipal parece haberse unido a la moda con “Amabilización”. Pero tranquilo Joseba y compañía no voy a hablar del palabro, ni siquiera a criticar el plan de remodelación de tráfico de nuestra provinciana urbe. Sobre estos temas ya se ha escrito bastante estos días, aunque menos que del procés. Tampoco entiendo, debido a que soy de ciencias, que es una ciudad amable. Sí, llego a comprender que las ciudades puedan ser agradables, confortables, y cómodas para vivir. Y como muchos de mis conciudadanos aspiro a que sean limpias y seguras, además de “verdes”, que es lo que se lleva.

Pero hoy voy, como dijo Umbral, a hablarle de mi libro, bueno de una idea, la gestión del cambio. Algo que espero también le sirva de provecho al otro gobierno cuatripartito de nuestra comunidad, el Foral, especialmente a nuestra presidenta y alguno de sus consejeros, muchos expertos en comunicación. Y al inoperante gallego que tenemos en la Moncloa.

Cada cual debe opinar de lo que conoce por experiencia, por desgracia de cambios y de sobrevivir a ellos tengo el macuto lleno. Además desde los dos lados de la barrera, ya sea por tener que “sufrirlos”, como de implantarlos y llevarlos a buen puerto, con más o menos apoyo de quienes me contrataron para ello.

Tanto el gobierno municipal como el foral partieron de un punto de inicio bastante bueno, una amplia parte de la sociedad estaba harta y cansada y reclamaba un cambio. Su dificultad estaba en ponerse de acuerdo, pues eran cuatro ideas distintas (unas próximas a otras pero por distintos dobleces del percal lo que el nacionalismo une por un lado los separa por el otro la lucha de clases) y con diferente y cuantitativo apoyo social. Parecía que ese escoyo se solucionaba con el famoso acuerdo programático. ¿Pero qué ha fallado? Dejando aparte los intereses partidistas y protagonistas de los componentes del gobierno y de la mayor o nula afinidad a los planteamientos políticos de los ciudadanos y de que se debe gobernar para todos o por lo menos buscando el bien común de la mayoría, sin molestar al resto.

De inicio que se siguen empleando las mismas maneras, que denunciaban de sus antecesores y contrarios políticos. Y lo que es peor, que se jactaban que las iban a cambiar. Ya sabemos toda la retahíla del registro del lenguaje político: el rodillo, la falta de diálogo y transparencia, el dogmatismo, el maniqueísmo,...,

Y de fondo lo esencial en todo gestión del cambio. Nos gusta creer que imitamos a los japoneses con sus 5´s, poka-yoke, método Toyota, etc. o que somos tan pragmáticos y concretos como los gringos con sus DAFO, PDCA,...pero se nos olvida la idiosincrasia mediterránea. Y es que nos va la marcha de improvisar y pensar que somos los más listos, a mí me van a enseñar a atar perros con longanizas si en mi pueblo el más tonto es relojero. Apostando por planificar poco, involucrar o consensuar menos y ejecutar rápido que se acaba el tiempo.

La gestión del cambio en pocas palabras es la manera cuidadosa de realinear a todos en la organización basado en las respuestas y en la evaluación periódica de la idoneidad de las estrategias y tácticas empleadas.

Pero la dificultad surge en primer lugar de la inercia y que las personas llevan mucho tiempo haciendo las cosas de cierta manera y no gusta que les digan como tienen que hacerlo y encima de diferente forma. Además el cambio va acompañado de incertidumbre, caos, juego de poder y lo peor, habitual grave error, de pobre comunicación.

Para ello lo primordial es comunicar bien la amenaza o los peligros de NO efectuar el cambio. Involucrar al equipo en la toma de decisiones, minimizar la incertidumbre y celebrar los logros durante el rumbo hacia la meta. Explicando siempre y constantemente las razones para cambiar, y evitar los peligrosos vacíos de información pues las personas asumen la “conspiración del líder”, por lo tanto hay que emplear la transparencia tanto como sea posible. El cambio es menos aterrador cuando uno siente que forma parte de él y se le toma en consideración, pero es prácticamente inalcanzable cuando uno se siente engañado, manipulado, mentido y obligado.

Pero este simple abc parece que se les ha olvidado, o quizá hicieron pella, novillos o “borota” ese día, a nuestros gobiernos cuatripartitos, y sus numerosos y denostados esfuerzos comunicativos van dirigidos en sentido contrario. Y así los cambios no funcionan y el esfuerzo y los costes (materiales y personales) son enormes.

Nota: Publicado en Navarra Información el 24-09-2017

Publicado en Diario de Navarra el 26-10-2017


 
Bien Jesus! Cada vez te veo más centrado en el "tratamiento" que hay que hacer con estos personajillos ....
AM

Me gusta en Facebook
LMG  
 

sábado, 23 de septiembre de 2017

Odiosas Comparaciones



Han pasado sin pena, ni gloria, los primeros cien días de gobierno de Macron. Entre otras cosas porque aquí estamos de un lado enredados con la “senyera“ que se transforma en “estelada” y conmocionados por el último atentado yihadista, por no olvidar nuestro ancestral y tradicional ombligismo particular que nos hace pensar que lo que ocurre al otro lado de los Pirineos o allende los mares no nos incumbe. La causa puede ser la representación cartográfica de la Tierra que nos sitúa en el centro del mundo.

Macron irrumpió con una gran fuerza en el escenario político, no sólo en Francia sino a nivel internacional al ser el primero que se atrevió a llamar la atención a Trump cuando éste decidió salirse del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. Desde entonces ha llovido mucho y mal y no sabemos si el presidente americano se replanteará sus frecuentes salidas de tiesto. Por otro lado el francés está haciendo frente a las multitudinarias protestas en contra de su reforma laboral y no hace poco tuvo que retirar un proyecto que pretendía dar estatus de primera dama a su esposa, algo que no gusto ni a los políticos ni al pueblo. Y al poco de iniciar su mandato tuvo la primera crisis de gobierno con varias dimisiones ministeriales por diversos escándalos. Todo esto ha pasado de soslayo centrados en chascarrillos de si el Barcelona FC podrá o no jugar en la Liga. Tema vital para la mayoría de los habitantes de esta España de pandereta.

Lo que si observamos es que enseguida en nuestro universo mediático surgieron numerosas intentos de comparación entre Macron con alguno de nuestros políticos, en concreto con Rivera.

Al margen de que son treintañeros avanzados (37 y 39), y que han irrumpido con éxito, más el francés que el catalán, en sus primeras elecciones y que les gusta vestir correctamente incluso cuando van de informales. No veo más coincidencias salvo las que pretenden aprovechar la ola de uno para promocionar al otro.

Macron es un economista que lo catapultó Hollande al nombrarle ministro de Economía, posteriormente dimitío para lanzar su movimiento En Marche. Se presentó a las elecciones presidenciales y tras su triunfo, convirtió el movimiento en partido político y gano las legislativas.

Mientras Rivera es licenciado en derecho que comenzó su vida profesional en La Caixa, se unió al movimiento ciudadano creado por un grupo de intelectuales (Boadella, Espada, de Carreras, etc.) y cuando éste se configuraba como partido político, logró su presidencia en una lista preparada por orden alfabético de nombre.

Macron al transformar su movimiento en partido se guardó mucho de admitir a figuras relevantes en sus listas aunque no impidió que estas se presentaran por su cuenta y no presentó candidatos contra ellos, caso de Valls. Mientras Ciudadanos, admitió y dio cobijo a muchos cuadros de otros partidos, que incluso controlaron amplias zonas electorales que provocaron numerosas tensiones internas y escándalos acallados por la ejecutiva. Además y pese a su insistencia en primarias, hubo candidatos procedentes de otras formaciones, como Toni Canto que fueron cabezas de lista o personas conocidas como Felisuco

En Marche parece no haber renunciado a ninguno de sus postulados iniciales. Ciudadanos en el congreso que tuvo hace menos de un año, abandonó su ideario socialdemócrata a pesar de las muchas protestas de muchos de sus afiliados y de las críticas más o menos veladas de los quince impulsores del proyecto.

En el plano personal, sabemos casi todo de Macron y su familia. De Rivera conocemos lo mínimo necesario, separado con una hija menor y una nueva relación de la que apenas hay alguna fotografía.

Ya ven que las comparaciones son odiosas, y mejor no cotejar los resultados electorales. Ciudadanos debiera mirar más a En Marche y Rivera menos a Kennedy, Suárez, a los Tradeau y ser más él mismo alejándose de esa imagen de producto que transmite y que parece tanto preservan y repican desde su círculo próximo. Esto mismo vale para el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, que parece ser está iniciando su particular asalto a la Casablanca y ya abandona sus camisetas grises para lucir trajes caros, ni lo uno ni lo otro. Con el peligro en ciernes de que la democracia se vea deformada y manipulada ya del todo por las redes sociales, y adulterada y prostituida en su esencia.

El show debe continuar! ¿Pero es esto lo que queremos?


Nota: Publicado en Navarra Información el 23-09-2017

 

 

 

 Me gusta en Facebook

AM, EC, ST, SD