Estamos
más que habituados a que en campañas de marketing nos cuelen palabras
inventadas, acuérdense del famoso “Serendipia” o el actual “Paterning”. Nuestro
gobierno municipal parece haberse unido a la moda con “Amabilización”. Pero
tranquilo Joseba y compañía no voy a hablar del palabro, ni siquiera a criticar
el plan de remodelación de tráfico de nuestra provinciana urbe. Sobre estos
temas ya se ha escrito bastante estos días, aunque menos que del procés. Tampoco
entiendo, debido a que soy de ciencias, que es una ciudad amable. Sí, llego a
comprender que las ciudades puedan ser agradables, confortables, y cómodas para
vivir. Y como muchos de mis conciudadanos aspiro a que sean limpias y seguras,
además de “verdes”, que es lo que se lleva.
Pero
hoy voy, como dijo Umbral, a hablarle de mi libro, bueno de una idea, la
gestión del cambio. Algo que espero también le sirva de provecho al otro gobierno
cuatripartito de nuestra comunidad, el Foral, especialmente a nuestra
presidenta y alguno de sus consejeros, muchos expertos en comunicación. Y al
inoperante gallego que tenemos en la Moncloa.
Cada
cual debe opinar de lo que conoce por experiencia, por desgracia de cambios y
de sobrevivir a ellos tengo el macuto lleno. Además desde los dos lados de la
barrera, ya sea por tener que “sufrirlos”, como de implantarlos y llevarlos a
buen puerto, con más o menos apoyo de quienes me contrataron para ello.
Tanto
el gobierno municipal como el foral partieron de un punto de inicio bastante
bueno, una amplia parte de la sociedad estaba harta y cansada y reclamaba un
cambio. Su dificultad estaba en ponerse de acuerdo, pues eran cuatro ideas
distintas (unas próximas a otras pero por distintos dobleces del percal lo que
el nacionalismo une por un lado los separa por el otro la lucha de clases) y
con diferente y cuantitativo apoyo social. Parecía que ese escoyo se solucionaba
con el famoso acuerdo programático. ¿Pero qué ha fallado? Dejando aparte los
intereses partidistas y protagonistas de los componentes del gobierno y de la
mayor o nula afinidad a los planteamientos políticos de los ciudadanos y de que
se debe gobernar para todos o por lo menos buscando el bien común de la
mayoría, sin molestar al resto.
De
inicio que se siguen empleando las mismas maneras, que denunciaban de sus
antecesores y contrarios políticos. Y lo que es peor, que se jactaban que las
iban a cambiar. Ya sabemos toda la retahíla del registro del lenguaje político:
el rodillo, la falta de diálogo y transparencia, el dogmatismo, el maniqueísmo,...,
Y de fondo
lo esencial en todo gestión del cambio. Nos gusta creer que imitamos a los
japoneses con sus 5´s, poka-yoke, método Toyota, etc. o que somos tan
pragmáticos y concretos como los gringos con sus DAFO, PDCA,...pero se nos
olvida la idiosincrasia mediterránea. Y es que nos va la marcha de improvisar y
pensar que somos los más listos, a mí me van a enseñar a atar perros con
longanizas si en mi pueblo el más tonto es relojero. Apostando por planificar
poco, involucrar o consensuar menos y ejecutar rápido que se acaba el tiempo.
La
gestión del cambio en pocas palabras es la manera cuidadosa de realinear a
todos en la organización basado en las respuestas y en la evaluación periódica
de la idoneidad de las estrategias y tácticas empleadas.
Pero la
dificultad surge en primer lugar de la inercia y que las personas llevan mucho
tiempo haciendo las cosas de cierta manera y no gusta que les digan como tienen
que hacerlo y encima de diferente forma. Además el cambio va acompañado de
incertidumbre, caos, juego de poder y lo peor, habitual grave error, de pobre
comunicación.
Para
ello lo primordial es comunicar bien la amenaza o los peligros de NO efectuar
el cambio. Involucrar al equipo en la toma de decisiones, minimizar la incertidumbre
y celebrar los logros durante el rumbo hacia la meta. Explicando siempre y constantemente
las razones para cambiar, y evitar los peligrosos vacíos de información pues
las personas asumen la “conspiración del líder”, por lo tanto hay que emplear
la transparencia tanto como sea posible. El cambio es menos aterrador cuando
uno siente que forma parte de él y se le toma en consideración, pero es prácticamente
inalcanzable cuando uno se siente engañado, manipulado, mentido y obligado.
Pero
este simple abc parece que se les ha olvidado, o quizá hicieron pella, novillos
o “borota” ese día, a nuestros gobiernos cuatripartitos, y sus numerosos y
denostados esfuerzos comunicativos van dirigidos en sentido contrario. Y así
los cambios no funcionan y el esfuerzo y los costes (materiales y personales)
son enormes.
Nota: Publicado en Navarra Información el 24-09-2017
Publicado en Diario de Navarra el 26-10-2017
Bien Jesus! Cada vez te veo más centrado en el "tratamiento" que hay que hacer con estos personajillos ....
AM
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