lunes, 30 de marzo de 2020

La peste es la ignorancia (cine, ciencia, consciencia y conciencia)


En la vieja Europa nos ha dado por olvidarnos de nuestros orígenes judeocristianos y por ende de que el pecado capital es la Soberbia y el Orgullo. Ambas actitudes nos acompañan desde nuestros orígenes hasta nuestros días, manifestándose innumerables veces. Ahora sentados en el borde de nuestra torre de marfil que es el faro guía y luz de la humanidad, cuna de la civilización actual el ser humano se consideraba el rey del universo. Elucubrábamos que el Armagedón (1998) sería un nuevo asteroide como en Dinosaurio (2000) y resulta que una microscópica partícula que, ni si quiera tiene capacidad de reproducirse por sí misma, pues necesita infectar, nos lleva a vivir en vivo y en directo Contagio (2011), y nos confina en cuarentena, y nos hace conscientes y a algunos “concientes” de nuestra verdadera dimensión. (La conciencia sólo puede existir de una manera, y es teniendo consciencia de que existe. Jean Paul Sartre)

Asomados al mundo desde nuestras ventanas virtuales las pantallas de nuestros cachivaches electrónicos (televisión, tableta, ordenador o móvil) nos muestran continuamente el único lúgubre y triste medallero de este año bisiesto sin Olimpiadas, con el número de infectados y los solitarios fallecidos a los que no podemos ni despedir. Nos olvidamos de mirar los terceros del podio, los curados.

Señalamos culpables y anotamos lo que, en un futuro que esperamos corto, les echaremos en cara y les haremos responsables. Mientras quintacolumnistas de todas las ideologías lavan o cizañean a favor y en contra. Mostrándonos nuestra miseria moral, y falta de ética cuando algunos apelan a la responsabilidad que les falta por cumplir con el ejemplo.

Alabamos a los nuevos héroes, a los cuales hasta hace poco o bien ignorábamos o peor criticábamos cuando pedían mejoras laborales. Y volcamos nuestra atención a la ciencia. En espera de una solución. Descubrimos que entre los biólogos los hay especializados en microbiología e incluso en virología. Queremos que encuentren una rápida solución junto con químicos y farmacéuticos, un antiviral. Y resulta que no es tan fácil como en las series de televisión (CSI-2000), que al minuto se logran resultados positivos.

El principio ensayo-error, y repetición es tarea de modernos Sísifos frikis de bata y laboratorio. Solo un dato hace unos días (10 marzo) se anunció la curación del Sida de la segunda persona en el mundo, el resto de los infectados por VIH según en qué parte del planeta les haya tocado nacer, o se mueren o si son de los afortunados sobreviven con un coctel de fármacos si se lo pueden permitir o su Sanidad se los subvenciona.

Cual Madonna en Buscando a Susan desesperadamente (1985) también investigamos una vacuna. Es curioso que en estos días el conglomerado o “lobby” antivacunas se prodiga bien poco, a bien seguro que son los primeros en asaltar farmacias en cuanto se disponga la venta y en exigir a los gobiernos que las incluyan en el programa de vacunaciones.

A pesar de que las principales instituciones mundiales (Naciones Unidas y el Banco Mundial) denunciaron hace meses que un brote de enfermedad a gran escala era una perspectiva alarmante y realista, alertando de que ningún Gobierno estaba preparado.

Pero para estar preparados precisamos ciencia y necesitamos científicos. Ahora somos conscientes de ello. Repasando mis recortes de noticias, los que asoman a mi mujer Al borde de un ataque de nervios (1988), me encuentro con el programa planeta STEM (del inglés-dichosa manía- ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), programa divulgativo para impulsar la ciencia y fomentar vocaciones. También entrevistas como la de Silvia Díaz del Club de la Ciencia en la que se quejaba de que los estudiantes no las eligen (2017) y el divulgador; Javier Fernández Panadero, decía que “La ciencia es básica para entender el mundo en el que vivimos” (2016). Un poco antes (2014) Antonio Tenorio, virólogo del Centro Nacional de Microbiología, manifestaba “No hay dinero para estudiar virus emergentes en España”. Y podría seguir, sin mencionar que los científicos se inician como becarios y continúan malviviendo, concatenando proyectos a excepción de los que llegan a la élite y se los rifan los cuatro institutos punteros.

Hoy en día nuestras progenies alienadas por los medios quieren ser futbolistas y youtubers porque “Poderoso caballero es Don Dinero” (Quevedo). Mientras los científicos piden un nuevo Proyecto Manhattan aunando esfuerzos para encontrar soluciones al SARS-CoV-2, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) se preocupa porque cada mes de confinamiento restará dos puntos al PIB en 2020.

Algunos no terminan de ser conscientes y menos “concientes” de que el PIB sin personas será cero y si no empezamos a cambiar de indicadores para medir nuestros niveles de vida y avances sociales dejaremos de ser la especie hegemónica ahogados en nuestra soberbia, miseria e ignorancia. Acabo con dos frases de Gladiator (2000) “No nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar” y ¡Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad!

Nota: Publicado el 02-04-2020 en Navarra Información y Diario de Noticias,  el 04-04-2020 en Diario de Navarra y el 19-04-2020 en El Español,

viernes, 27 de marzo de 2020

Desde el confinamiento


Algunos gurús, en la anterior crisis financiero-económica, nos sugerían que la palabra crisis en chino significaba oportunidad. Curiosamente esta nueva crisis, esta vez inicialmente sanitaria, la económica está por llegar, nos ha venido de China. Su origen apunta a una mala praxis alimentaría unido a unas ancestrales costumbres poco higiénicas de hacerlo. Aunque inmersos en la lucha por la hegemonía mundial estadounidenses y chinos se echan mutuamente la culpa del origen y tardaremos en clarificarlo, pues ahora toca superar el momento. Lo que si vemos es que entre unos y otros no hay alternativa buena, pues son las dos caras del sistema capitalista llevadas a los límites. De un lado China con su pseudodictadura del proletariado que lo que hace es oprimirlo ideológicamente, coartando sus libertades individuales en aras a un bien común, que únicamente satisface a las elites del partido único, cuan Sanedrín de fariseos y sobreexplotarlo sin importarle la seguridad y salud de los trabajadores y del medioambiente, todo por ser el país hegemónico. Del otro lado tenemos una democracia imperfecta en donde los candidatos que lleguen a al combate de los jefes, son los que reciben el apoyo de las oligarquías económicas. En este año de posible renovación, el asunto dado lo que está cayendo, no le estamos prestando apenas atención, y el “outsider” o asistema Sanders, nuevamente no va a conseguirlo. El burócrata Biden apunta a ser la esperanza demócrata que muy probablemente se estrellará en noviembre contra el del flequillo rubio platino y tendremos cuatro años más de chanchullos y macarronería de nuevo rico de toques republicanos.

En los momentos complicados y complejos sale lo mejor y lo peor de las personas. Estamos asistiendo a ello desde el confinamiento al que nos ha sometido una nanopartícula. Un asedio que nos pone en nuestro sitio, cuando nos creíamos los reyes del mambo y jugábamos al transhumanismo (tema pendiente).

El lado positivo lo tenemos en el esfuerzo de nuestros sanitarios (desde los que se dedican a la limpieza y desinfección de los centros hasta los médicos, pasando por auxiliares y enfermeras), de nuestra fuerza de seguridad que han demostrado salvar sus diferencias competenciales y trabajar a una, reconociendo a los caídos en servicio, inolvidable gesto de la Ertzaintza. Aunque los gobernantes en esto vayan una vez más por detrás. Pero no es hora de pedir responsabilidades, ya llegará el momento, pero tendrá que ser antes de que nos venga la coscada económica.

También reconocer a los trabajadores de industrias y servicios esenciales para que el resto podamos vivir recluidos y el esfuerzo desde los que desde sus casas con teletrabajo mantienen una nueva normalidad laboral.

Otro hecho positivo es la respuesta de la sociedad civil y tanto individual como de asociaciones y colectivos profesionales y empresariales aportando ideas e iniciativas que lamentablemente, y como sino de nuestro ADN nacional no están encontrando un líder que las integre, dirija y promueva.

Una vez más asistimos a las representaciones reales de las obras de Lope de Vega y Calderón de la Barca y surgen pequeños líderes, alcaldes de minúsculas poblaciones que no sabemos colocar en nuestra geografía pero que toman decisiones para encarrilar a la manida picaresca que nos muestra nuestro lado oscuro. Los que no entienden, bien por ignorancia, bien por incívicos y mal educados, cual es la situación, y sacan a la mascota a preparar un maratón cuando antes lo hacían lo justo y necesario. Los que van a por tabaco y en vez de llevarse un carro de cartones como si fuera papel higiénico lo compran por paquetes, pues ya no venden por pitillos sueltos. Los que hay que compran la carne, mañana la verdura y a la tarde la leche.

Mención especial a los modernos estraperlistas que buscan lucrarse aprovechando la situación y la necesidad ajena. Y mención de honor a los que no ven mejor ocasión para imponer sus ideas disgregadoras y trasnochadas de una arcadia feliz en su nuevo estado, haciendo declaraciones infumables, promoviendo plenos de censura y minigolpes de mano o medrando para conseguir cotas de poder y entrar en el CNI. Además de no predicar con el ejemplo y saltarse la cuarentana porque yo lo valgo.

El “experto“ Simón empieza a sugerir, lo que mis colegas vienen diciéndome, que la salida del arresto domiciliario ha de ser precavida, pausada y escalonada pues sino se cumplirán los modelos matemáticos que predicen un repunte que será peor pues estaremos exhaustos y extenuados, y todavía sin antivirales específicos desarrollados y vacunas probadas.

Mentalicémonos que esto va para largo. Paciencia y buenos alimentos tangibles y espirituales. El título de la reciente exposición, en el museo Reina Sofia, de la artista Nasreen Mohamedi nos lo anticipaba: “La espera forma parte de una vida intensa”.

Nota: Publicado el 28-03-2020 en navarrainformación.es

jueves, 12 de marzo de 2020

Menos bulologos y más virólogos


“¡Por favor dejen trabajar a los dobladores!” es la frase que se oye por la megafonía del coso de la monumental de Pamplona la segunda semana de julio, apenas dadas las 8 de la mañana. También es la frase que algunos compañeros de mi empresa vocean cuando otras personas se meten en su zona de trabajo y sin querer, ni saber molestan en la realización de las tareas. Pero ¿quiénes son los dobladores en este encierro del coronavirus?, pues son el personal sanitario.

En primer lugar, los virólogos, que son los biólogos especializados en el estudio de los virus, una peculiar e interesante forma de vida. Los clasifican, averiguan como se transmiten, replican y mutan, también estudian cómo es su capsula, para poder así saber cómo evitar su contagio, propagación y control. Después las enfermeras y auxiliares, que son la cabeza de playa, las que están en contacto con los enfermos, los cuidan y atienden constantemente las 24 horas del día. Luego los médicos que deben realizar un correcto triaje y diagnóstico. Y por último los psicólogos y capellanes escuchando y tranquilizando a los enfermos.

Una vez más nuestros dirigentes políticos han caído en los mismos errores de siempre. Primero presumiendo de nuestro sistema de sanidad, olvidándose que hasta el mejor jugador del mundo todavía no ha ganado un mundial. Y es que para ganar hay que jugar en equipo y ellos hasta ahora han usado al personal sanitario como pantalla. Segundo como siempre más pendientes de los votos y el qué dirán que de actuar. La confusión en la población es normal cuando hemos pasado de alerta amarillo claro a ultraroja en un click.

Los medios de comunicación han estado más preocupaos en contarnos minuto a minuto el partido y las continuas modificaciones del marcador, asustando a la audiencia, y se olvidaron de explicar las estrategias a seguir en cada momento. Hemos escuchado muchas imprecisiones e inexactitudes, por decirlo de un modo elegante.

Los virus, y las “viras” como les gusta a decir a muchos, no entienden ni de fronteras, ni de clases sociales, ni de preferencias sexuales y una vez han llegado y dado su tiempo de incubación ya la progresión es inevitable teniendo en cuenta que la población en su totalidad es susceptible de enfermar, por ser algo nuevo. Este era precisamente el temor de todo el personal sanitario. Y ahora cuando estamos siendo arrollados la pedagogía y las explicaciones llegan tarde y caídos ante la manada lo mejor es usar el sentido común y esperar que los morlacos no se fijen y se ceben en nosotros, y con suerte pasen de largo, gracias al trabajo de nuestros dobladores.

Mientras la economía especulativa sufre la mayor caída, y a nivel global se ralentiza, la llamada economía productiva es la que debe tirar del carro. Se cierran los centros educativos y se apela al teletrabajo, el que pueda. Los autónomos y eventuales ven peligrar sus ingresos y empleos, pero las medianas y grandes empresas deben seguir produciendo, aunque sus trabajadores sean el objetivo preferido del virus, personas de mediana edad. Se da la paradoja que muchos de sus trabajadores están en contacto con más personas que sus hijos en clase. Y vamos a vivir la distopia de vivir únicamente para trabajar y después encerrarte en casa para ser alienado por la pantalla, y no tener contacto físico con nadie. Todo un experimento social a gran escala.

No debemos olvidar que los enfermos ante todo son personas y desde luego la ley de protección de datos, que impide a un progenitor saber las notas de su hijo es un caladero a la hora de que sepamos hasta el mote de los enfermos.

Ha habido muchos “bulólogos” y “tertuliólogos” y pocos expertos que en su momento que explicasen que el verdadero peligro no ere el virus, en sí mismo, pues su letalidad es baja y asociada a otras complicaciones, sino a la alta probabilidad de colapsar nuestro eficiente sistema de salud. Como desgraciadamente ha ocurrido con el brote de Vitoria. También algunos han querido sacar réditos electorales (sanidad pública/privada), cuando no tocaba.

Por no enumerar la cantidad de grandes profesionales de la biología, la gran mayoría formados a costa de nuestros impuestos inicialmente y su prolongado sacrificio individual y que están en la diáspora laboral y cuyo retorno será para disfrutar de la merecida jubilación.

Una vez más sufrimos el unamuniano dicho “el que inventen/investiguen ellos”, y así nos va. Un último apunte para que tome nota el responsable de turno. En esta última convocatoria, una vez más los biólogos, junto con los psicólogos, somos los que más aspirantes hay por plaza de BIR/PIR.

Jesús Bodegas Frías
Vocal de la Junta del Colegio Oficial de Biólogos (La Rioja, Navarra y Cantabria)



Nota: Publicado el 15-03-2020 en navarrainformacion.es, el 18-03-2020 en Diario de Noticias, el 20-03-2020 en Noticias Alava, el 26-03-2020 en La Rioja y el 30-03-2020 en El Español.

martes, 10 de marzo de 2020

Pandemia 5G


Me disponía a acabar un artículo, cuando la efervescente actualidad informativa se cruza en mis deseos. La especie humana, es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Tras la crisis de las vacas locas, los diversos incidentes de la gripe aviar, el SARS y el ébola, amén de las últimas toxiinfecciones alimentarias parece que no hemos aprendido casi nada, para evitar alarmar a la población y que los políticos de turno dejen de sacar pecho para presumir haciendo valido el dicho de “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”.

Tras la retrasmisión en directo de la guerra del Golfo, vino el atentado casi en directo de las Torres Gemelas, y ahora nos superamos con la retransmisión cual Carrusel Deportivo o Radio Estadio, según la emisora preferida del lector, del Coronavirus Covid-19. En donde, minuto a minuto, nos comentan las incidencias del suceso desde cada localidad y los nuevos casos, ingresos y fallecimientos sustituyen a los goles, tarjetas y penaltis de la jornada liguera.

El ciudadano de a pie ya se ha familiarizado con las matemáticas de una epidemiología, el paciente cero, el modelo SIR que clasifica a la población en tres grupos: los S de susceptibles, las personas que podrían infectarse; los I de Infectados, aquellos que ya han sido infectados; y los R de recuperados, aquellos que se infectaron y ya han superado la enfermedad y no transmiten el virus, el número R0, "erre sub cero", que nos estima el número de personas que un enfermo puede infectar; y las maneja como las cotizaciones en bolsa

Ahora sabemos que el RO del dichoso de virus es de 2,5 pero que las paperas son de 10 y el sarampión de 15. Y que lo ideal es llegar a 1 o menos para no ser una epidemia.

También sabemos que, en el año 2019, sólo en España, la vulgar gripe afectó, redondeando hacia arriba, a unas 70.000 personas y murieron 6.300. En el momento de escribir este artículo los datos a nivel mundial son de 109.500 y fallecidos 3.816.

Ante estos datos uno se pregunta, ¿por qué esta psicosis paranoica? En parte es por el insistente y permanente bombardeo de todos los medios incluidas las redes sociales y a todas las horas. Lo que llamo pandemia 5G. De otro es lo que, parafraseando a Clinton, diríamos: ¡Es la economía, estúpido! Ante una nueva enfermedad la población susceptible es el 100%. Las previsiones calculan que con un 30% de afectados se produciría un colapso en la economía y el sistema sanitario se desbordaría, de ahí la enfermiza obsesión por controlar el número de afectados y que este no suba en exceso, pero los virus no entienden de fronteras ni de leyes.

Por eso, y como avisan en la plaza de toros de Pamplona en los encierros: “¡Por favor dejen trabajar a los dobladores!” Y los dobladores son: los biólogos estudiando al virus y su forma de replicarse, buscando sus puntos débiles, para que los farmacéuticos y químicos preparen antivirales eficaces, los médicos realizando un buen triaje y diagnóstico, las enfermeras y auxiliares atendiendo y cuidando de los pacientes, los psicólogos y los capellanes escuchando y calmando a los enfermos. En todo este potaje informativo ha habido muy pocas voces sensatas como la de mi compañero de facultad en su artículo “Diez buenas noticias sobre el coronavirus”.

A pesar de nuestra tecnología y ciencia seguimos anclados y atados a nuestros miedos atávicos, a lo desconocido y a la muerte, de ahí esta espiral que nos envuelve e impide que aflore el sentido común.

Lo que hay es una pandemia de ausencia de sentido común, y de una visión reducida de miras, centrada en lo económico-especulativo, de ahí que las empresas no quieren perder y preparen medidas excepcionales para gestionar sus riesgos, y los políticos, como siempre, más pendientes de los sondeos y del postureo que de actuar.

Pero lo que me indigna es la falta de amor al prójimo. Al año mueren miles de personas, bastantes más de hambre (24.000 al día) y de malaria que de esta nueva gripe; sin embargo, no nos preocupan ni nos ocupan, aun cuando las medidas para evitarlas están al alcance de la mano, porque esto no reporta beneficios económicos y las pérdidas no son nuestras. Otro dato, la vida de las personas se acorta de media casi 3 años debido a la contaminación del aire; a nivel mundial causó 8,8 millones de muertes prematuras adicionales al año, en 2015.

Por no citar la ola de racismo e incomprensión con los colectivos afectados por la enfermedad, algunos de ellos ya han sido demonizados, caso de asiáticos, evangelistas, gitanos.

La realidad supera la ficción y parece que vivir en carne y hueso el remake de Contagio (2011) es superior a nuestras fuerzas, aunque estoy seguro de que no llegaremos a Yo soy leyenda (2007) o El último hombre vivo (1971), y la poción mágica de Asterix nos ayudará a vencer a Coronavirus (Asterix en Italia, 2017). Mientras el viejo dicho “Haro, Paris y Londres” vuelve a triunfar en el siglo XXI.

Jesús Bodegas Frías
Vocal de la Junta del Colegio Oficial de Biólogos (La Rioja, Navarra y Cantabria)

Nota: Publicado el 10-03-2020 en navarrainformación.es y el 17-03-2020 en el Blog de El Español.