domingo, 31 de mayo de 2020

Hacia un renovado Pentecostés


Como cada año la celebración del día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, coincide con la solemnidad de Pentecostés. Este año su lema es “Hacia un renovado Pentecostés”.



La iglesia española goza de gran variedad de experiencias y testimonios de fe como se comprobó en el Congreso de Laicos, Pueblo de Dios en Salida (febrero 2020), que demuestran su riqueza y pluralidad. Y un deseo de transmitir al conjunto de la sociedad una imagen de en salida.
La idea de un renovado Pentecostés será realidad en la medida en que en nuestras comunidades en todas las acciones se incorpore un estilo de trabajo enmarcado por dos ejes transversales: sinodalidad y discernimiento.
“La sinodalidad es dimensión constitutiva de la Iglesia» (Francisco, 50 aniversario Institución del Sínodo de Obispos, 2015). Se entiende por sinodalidad a la corresponsabilidad y a la participación de todo el Pueblo de Dios en la vida y la misión de la Iglesia e implica la valoración de la vocación laical y lo que aporta especialmente en el momento actual. El papa Francisco resume esta dinámica en Evangelii Gaudium: en virtud del bautismo recibido, todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en su hijo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros» (EG, n. 120). Por esto cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones.
En cuanto al discernimiento debe ser una actitud permanente a nivel personal y comunitario que nos capacite para captar cómo Dios está actuando en la historia, en los acontecimientos, en las personas, y, sobre todo, nos debe llevar a mirar hacia adelante, al futuro, a la acción, a la misión y a realizar este ejercicio con alegría y esperanza. En resumen, el discernimiento requiere de escucha, diálogo y puesta en práctica.
La pandemia del coranovirus nos ha servido para tomar conciencia de que todos nos necesitamos tanto en la Iglesia, como en la sociedad, porque de la conducta de uno depende el destino de los otros. Por eso es fundamental que todos nos sintamos llamados a la corresponsabilidad, a la misión compartida, creando una cultura del acompañamiento, fomentando la formación de los laicos y haciéndonos presentes en la vida pública para compartir nuestra esperanza.
Hoy, podemos caer en la tentación de buscar cierto protagonismo: “Es el día de los laicos, del Apostolado Seglar y de la Acción Católica”. Pero, realmente, el centro es el Espíritu Santo que se hace presente donde habitaba el desánimo y la incertidumbre. Sin darnos cuenta nos guía y acompaña, haciendo que se proclame la fe (vivida en y desde una comunidad cristiana concreta; a nivel personal, pasando de la teoría a la experiencia, profundizando en las implicaciones que tiene para nuestra existencia y para la sociedad de la que formamos parte), prodigando carismas; construyendo el bien común y creando comunidad.
La Iglesia está llamada a salir de su zona de seguridad, control y confort, y acompañar, acoger, consolar, fortalecer, pero sin buscar protagonismo. Pero la toma de conciencia de esta responsabilidad laical que nace del bautismo y la confirmación no se manifiesta de la misma manera en todas partes. En algunos casos porque no se formaron, en otros por no encontrar espacio en sus iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones. Si bien se percibe una mayor participación de muchos en los ministerios laicales, este compromiso no se refleja en la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico. Y se limita muchas veces a tareas intraeclesiales sin un compromiso real por la aplicación del Evangelio en la transformación de la sociedad (EG, n. 102).
En un mundo en donde el sistema económico descarta y excluye y genera un reparto crecientemente desigual de la riqueza, en el que se oye el grito incesante de nuestro planeta, maltratado y explotado sin límite razonable, y con el sin sentido de la guerra, los desplazados de su tierra y rechazados en otras nos interpelan.
En los movimientos de Acción Católica se reconoce y agradece, la misión de salir al encuentro, de cuidar y acompañar procesos de fe que, entrelazados con la vida, generen esperanza, responsabilidad compartida y alegría, transformando paulatinamente nuestras comunidades en espacios de acogida y de encuentro de muchas personas que se sienten descartadas.
Cada día somos más conscientes de estar llamados a ser minoría creativa, aprovechando las nuevas oportunidades y espacios para anunciar a Jesús. Aceptamos la autonomía de lo temporal y la idea de que la fe se propone y nunca se impone, comprendiendo que nuestra labor consiste en anunciar, acompañar, ofrecer el Evangelio como referencia en un contexto de crisis moral y ética, luchando contra las injusticias, defendiendo la dignidad de la persona humana para hacer posible el reino de Dios, y todo ello asumiendo la pluralidad de perspectivas, culturas y puntos de vista que se dan en las personas de nuestro entorno.


Nota: Publicado en navarrainforamción.es el 31-05-2020.



viernes, 22 de mayo de 2020

En el día de la biodiversidad


La especie humana, en su conjunto, se comporta como esos turistas que viajan a sitios “exóticos” lejos de su casa y, cámara en ristre, fotografían todo a troche y moche. Así, tras ir unas pocas veces a la Luna, ahora ya estamos planeando y planificando el viaje a Marte. Lo desolador es que, como muchos de esos turistas, ni siquiera conocemos nuestro entorno (cultural, histórico y natural) más cercano, en este caso me refiero a nuestro planeta.

Las estimaciones más ajustadas afirman que, con un margen de error de 1,3 millones, hay 8,7 millones de especies sobre la faz de la Tierra; de las cuales faltan por describir y catalogar el 86% de las terrestres y el 91% de las marinas.

Además de curiosidad científica, ahora es especialmente importante conocer la cantidad de especies porque la actividad humana y su influencia tienen un impacto en la aceleración de la extinción y si no sabemos cuántas especies hay, no podremos actuar para su conservación.

Los investigadores constatan que nuestro planeta está entrando una nueva época geológica, que llaman Antropoceno, caracterizada por las grandes transformaciones que está causando el ser humano: el colapso de la vida silvestre, las poblaciones de animales se han desplomado un 58% entre 1970 y 2012, junto con el cambio climático, son visibles en una sola generación. El informe Planeta Vivo de WWF, señala que la extinción parcial de especies está destruyendo el sustento biológico del que depende la humanidad.

El profesor Johan Rockström, apunta “Ya no somos un pequeño mundo en un gran planeta. Ahora somos un gran mundo en un pequeño planeta, en donde hemos alcanzado el punto de saturación”.

La Huella Ecológica indica que, para satisfacer las necesidades actuales, la humanidad está consumiendo una cantidad de recursos naturales equivalente a 1,6 planetas.

En tan solo 20 años hemos sufrido las siguientes pandemias: 2002 Síndrome respiratorio agudo causado por el SARS-Cov, 2005 gripe aviar tipo H5N1 y 2010 el tipo H1N1, 2012 el síndrome respiratorio de Oriente Medio por el MERS-Cov, 2014 el Ébola, 2015-16 el Zika y ahora el Covid-19 causada por el virus SARS-Cov-2.

Por lo tanto, las pandemias han venido para quedarse y no son un castigo divino ni una venganza de la Madre Tierra y son consecuencia de una deforestación en busca de un aumento de terrenos para monocultivos, de una ordenación y/o explotación forestal encubierta de una pésima gestión de conservación, una sobre explotación agrícola que busca un mayor rendimiento con una menor inversión mediante el abandono de los agrosistemas tradicionales de rotación de cultivos y barbechos, y un abuso de productos químicos (pesticidas, herbicidas, complementos químicos), una irracional gestión del agua que no tiene en cuenta al agua como un ente vivo con ciclos o sus cambios debidos al cambio climático, un incremento de la contaminación del aire que favorece enfermedades respiratorias por no controlar las emisiones o no poner remedio para intentar compensarlas, una agricultura y ganadería intensivas en la que priman variedades y razas de transformación rápida y cuya variabilidad genética es mínima y fundamentada en el aprovechamiento de cuatro especies por ejemplo vaca, oveja, cerdo y pollo o trigo, arroz, maíz y soja.

Tampoco podemos olvidar el tráfico de animales exóticos y la introducción de especies invasoras bien por negligencia, bien por intereses comerciales, bien por actuaciones descabezadas de “ecologistas” que en realidad son “ecologeros”.

Si a esto le unimos que el origen de algunas de estas pandemias es por hábitos alimentarios provocados por la necesidad (caso del ébola y la ingesta de monos) y relacionados a su vez con una deficiente, por no decir nula gestión de la calidad en la cadena alimentaria, sin ningún tipo de control sobre los alimentos ingeridos, en muchos casos crudos o mal cocinados (gripes aviares y algunos coronavirus). Lo que permite y favorece el contacto con especies huéspedes desconocidas que aprovechan para dar un salto adaptativo.

Por otra parte, el dedicarse al estudio taxonómico y profundizar en la biodiversidad es la cenicienta de cualquier rama de las ciencias (Zoología, Botánica, Microbiología, Virología …), pues la sociedad cortoplacista en la que vivimos lo que busca en la ciencia y la tecnología es su aplicación inmediata, ya tenemos el cóctel perfecto para una crisis. A pesar de todo esto, hoy 22 de mayo es el día Internacional de la Biodiversidad, ¿valdrá para algo?, ¿o es otro hito en el nuevo calendario donde sustituimos el tradicional santoral por el progre “día internacional de”?

Nota: Publicado el 22-05-2020 en Navarra Información, Diario de Navarra y Diario de Noticias.

viernes, 15 de mayo de 2020

Cuéntame un cuento


Les voy a contar un cuento. Esto era una cuadrilla de amigos, cuyo germen eran tres amigos del cole, al que posteriormente se unieron algunos en el instituto y las últimas incorporaciones fueran en la Universidad. Como en todos los grupos cada uno tenía sus virtudes y sus defectos y todos aportaban al grupo en función de sus posibilidades. De manera que a veces el más retraído sorprendía gratamente al resto.

Juan, no era de estos, le gustaba estar en todas las salsas, tenía maneras de líder, era extrovertido y con un puntito chulesco que en esos primeros minutos iniciales algunos lo etiquetaban de fanfarrón y pensaban que era un jatorra del Botxo. Venía de familia de clase media acomodada y le iba bien en la vida, era trabajador, pero nunca decía que no a una fiesta. La crisis del 2008 le propinó una buena cornada y aunque tenía algo de patrimonio, se quedó sin efectivo.

Para salir del paso busco un préstamo en su habitual Caja de Ahorros, él era de cajas no de bancos, pero los políticos que se sentaban en el Consejo de Administración la habían quebrado. Y en los bancos la situación no estaba para prestar a desconocidos. Sus amigos decidieron dejarle el dinero con lo condición de que cuando le fuera bien lo devolviera.

En 2015 Juan empezó a ver la luz, las cosas le iban bien. Y retomo su tren de vida. Se compró un coche nuevo, uno de esos SUV que se habían puesto de moda y del cual presumía en las quedadas con los amigos, volvió a viajar al extranjero, se cambió de móvil, redecoró su apartamento de la playa, y si le sobraba devolvía poco a poco el dinero que debía. Entre sus amigos había quienes lo conocían de siempre le perdonaban su forma de ser, pero otros empezaban estar cansados de sus aires de niño de posibles y que todavía no les hubiera devuelto lo prestado

Y de repente en la primavera del 2020 apareció el maldito coronavirus, Juan tuvo que ir a un ERTE como casi muchos de sus amigos a excepción de Cristina que era enfermera y que no paro de trabajar en pésimas condiciones y con temor de contagiar a Javier, su marido, que trabaja en el sector de la alimentación y que tampoco paró. Mientras Ana hacía maratonianas jornadas de teletrabajo y Paco se encargaba de la prole y la casa. Quien si se libro fue Pedro que era funcionario de Hacienda cobraba su sueldo íntegro y además no tenía que atender al público a pesar de iniciarse la campaña de la renta. Quien lo paso muy mal fue Manolo, policia, que estuvo ingresado, se contagió por ir a rescatar a unos descerebrados que se habían ido de acampada en Semana Santa. Joselú, sacerdote, le faltaban horas entre asistir virtualmente a la feligresía y junto con Montxo organizar las Caritas para atender las nuevas y urgentes necesidades del barrio. Los servicios sociales sólo atendían en horario de 8 a 3. A Maite se le había acabado el contrato temporal el día 13 de marzo y todavía tras dos meses, sigue peleando con el SEPE para cobrar su desempleo. Y quienes andaban sin terminar de remontar eran Blanca y Alfonso habían perdido a sus padres y no les dejaron despedirse, ni asistir a su funeral por las restricciones.

Con la desescalada Juan había sido de los primeros en salir a tomar unas cervezas. Pero las noticias de ayer le hicieron que se le atragantasen, la empresa donde trabaja anunciaba recortes; y Juan iba a tener que volver a pedir dinero.

Ahora le pregunto estimado lector: ¿le dejaría dinero ahora a Juan?

Y si le digo que esto es una metáfora y que Juan es España y la cuadrilla la Unión Europa. ¿Qué piensa? Normal que ahora si nuestro gobierno pide dinero nos pongan condiciones a la devolución y sean serios y exigentes en los plazos. No se puede presumir de sistema económico y sanitario, de crecimiento del PIB y luego pedir…

Es cierto que Europa no ha funcionado como muchos esperábamos y deseábamos en esta crisis sanitaria, tampoco termina de despegar como adalid en un mundo de cambios e incertidumbres. Los intereses nacionales priman sobre los comunes de todos los miembros. Hemos asistido a miserables confiscaciones de cargamentos en los aeropuertos y a un sálvese quien pueda. Es ahora o nunca, su momento. ¿Pero hay alguien capaz para guiar este proyecto?

A nivel mundial los dirigentes que hay son vivo reflejo de sus sociedades desnortadas y enfermas de codicia, Trump, Johnson, Bolsonaro, Putin, Xi Jinping o el escondido Kim Jong-un, menuda banda. Empero nuestros políticos nacionales y autonómicos con sus multitudinarios ejecutivos y sus numerosos asesores dejan también mucho que desear.

Y viendo las imágenes de las terrazas parece que los españoles hemos pasado del Resistiré a la canción de Celtas Cortos: “Cuéntame un cuento. Y veras que contento. Me voy a la cama. Y tengo lindos sueños”.

Nota: Publicado el 19-05-2020 en Navarra Información y en Diario de Noticias.



Me ha encantado. Era para el Diario...Ja,ja,ja! JO

Buenísimo. y lo han publicado en el Noticias. todo muy curioso. AE

Buenísima. JFG

Toda la familia personificada en tu cuento. SF

Pero que muy bueno. II (Parlamentario Foral)





sábado, 2 de mayo de 2020

Vamos de reestreno


Por fin llego la tan ansiada “desescalada”. A nuestros políticos les encanta acuñar nuevos vocablos y no entiendo porque no se habla de desconfinamiento o vuelta a la “normalidad”, o si gusta la terminología montañera de “escalada” o ascenso a la cotidianidad preCovid19.

Mientras seguimos en este arresto domiciliario voluntario, cautivos y desarmados ante la ventana virtual en donde nuestro parlante busto presidencial nos deleita con su nuevo capítulo semanal. (Se han fijado en lo repeinado que aparece y que en más de cuarenta días no le ha crecido el pelo, ¿usará peluquín o es que su peluquero es el único del gremio que dispone de bula? Sin embargo, su asesor de vestuario sigue sin encontrar una corbata negra.)

Ante este auto impuesto, por responsabilidad, secuestro corremos el riesgo de ser víctimas del síndrome de Estocolmo y cualquier apertura por limitada y regulada que sea la celebramos con jolgorio y algarabía rayando la infracción y perdiendo el sentido común. Pero ante todo los perros y los niños primero, luego sálvese quien pueda.

Nos parece normal que se intervenga el precio de las mascarillas, pero no protestamos porque el IVA sea del 21% y que además tengan un recargo (no se explica este salvo que sea porque a posteriori y ante la presión social se reduzca el IVA) de equivalencia del 5,2% lo que hace que más de una cuarta parte del precio de cada mascarilla vaya a las arcas del estado.

Sin embargo, los centros de investigación biomédica permanecen cerrados, cuando más falta hacen, y no lo digo yo, lo avisa uno de nuestros eminentes científicos el bioquímico Mariano Barbacid.

Muestro mi estupor por lo callados que están los animalistas porque la temporada taurina pesa a la suspensión de las ferias, está en pleno apogeo, no hay tarde que no haya faena.

Vaya por delante que esta crisis es nueva para todos, pero lo que no tiene un pase, ni siquiera por el bombero torero, son los continuos bailes de cifras, ahora no ahora si con el uso de las mascarillas, y viceversa con la realización de las pruebas a toda la población, la tardanza en empezar el famoso estudio masivo que para cuando tengamos sus conclusiones finales estaremos en la quinta fase y el continuo trato como a parvularios.

Hace años en un curso de Resolución de Conflictos hicimos una dinámica en las que algunos compañeros se les puso sobre la cabeza, y sin que lo vieran ellos, un letrero de como el resto teníamos que tratarlos, tras veinte minutos, casi todos ellos habían acabado asumiendo el papel que el resto les impuso.

Defiendo lo público y es necesario, pero también quiero una gestión eficiente y eficaz por lo no trago con todo, y menos con el pesado ritmo de la administración. Los primeros Erte´s tramitados cobrarán el mes de marzo a mediados de mayo. Los trabajadores, especialmente los de cuenta ajena y los falsos autónomos hemos de ser flexibles, como un equipo de gimnasia rítmica, pero la administración, ni con todas las existencias de voltadol forte es capaz de superar su ancestral artrosis reumatoide.

Me aburre la insistencia de que nuestra sanidad está en peligro, si lo está es por su mala gestión, como la educación, la economía y tantas otras cosas, por parte de los políticos de uno y otro signo. Atención, en 2017, año más próximo del que he encontrado los datos, el gasto en Sanidad respecto al PIB de Portugal fue de 5.99% y el de España 6.26%. gasto muy similar en ambos países y en principio ligeramente a favor nuestro. Entonces ¿cómo podemos explicar las tan distintas cifras de la crisis del coronavirus en dos países vecinos y con hábitos culturales similares y dependientes del turismo? Portugal lleva unos 20.000 contagios y 1.000 muertos y España lleva más de 200.000 contagios, un cero más, y casi 25.000 muertos.

La respuesta es la gestión. En Portugal el presidente de la República es de un partido de derechas y el primer ministro es socialista, pero han actuado como un gobierno de concertación formando un bloque constitucional frente a partidos extremistas y con tan sólo dos muertos por Covid decidieron decretar el estado de emergencia. Igualito que nosotros que lo hicimos cuando algunos alcaldes decidieron tomar medidas en sus localidades como Haro, Igualada, Madrid y ante el desborde de algunos hospitales, las UCI´s al borde del colapso y los tanatorios con lista de espera.

Una nueva lección que nuestros vecinos a los que casi siempre tratamos con cierta suficiencia nos han dejado. Presumimos de nuestra transición, pero ellos la iniciaron antes, con la revolución de los claveles de la cual en estos días ha sido su aniversario.

Y nosotros a esperar el reestreno del clásico de Spielberg Encuentros en la tercera fase (1978) aunque pueda convertirse en el de 28 días después (2002) ó 28 semanas después (2007); el Rubicón, con gran alborozo, lo hemos cruzado este fin de semana.

Nota: Publicado el 03-05-2020 en Navarra Información