Estamos
acostumbrados y habituados a escuchar y decir que la democracia,
aunque imperfecta la de ahora es una partitocracia, es el menos malo
de los sistemas políticos. También a definirla como el gobierno de
la mayoría pero respetando a las minorías. Sin embargo desde que la
aritmética parlamentaria se ha elevado a grado de master, lo que
tenemos en la práctica es el gobierno de las minorías que suman la
mitad más uno frente a las mayorías. Y no me parece mal siempre y
cuando no se olvide la coletilla del respecto a los otros.
Algo que el rodillo de los votos en las parlamentos no contempla y
olvida sistemáticamente, independientemente de que sean “los hunos
o los hotros” quienes administren temporalmente el
poder local, autonómico, estatal o europeo.
Escucho
ante los micrófonos las declaraciones del Sr.Alzórriz diciendo que
el PSOE-PSN quiere el gobierno de Navarra. ¡Toma! como cualquiera de
los partidos que se presentaron a las elecciones forales, incluso los
que no obtuvieron representación parlamentaria.
Pero
dado el pluralismo de nuestra sociedad, tanto en Madrid como en
Pamplona para alcanzar el objetivo hay que saber llegar acuerdos y
trabajarlos. Sin embargo estamos asistiendo a presiones a terceros a
cambio de nada ya que si no el progreso no llegará a ser realidad,
algo que suena a chiste malo o querer llamarnos tontos a la cara a
los votantes (porque nada sale gratis) además de despreciar a los
posibles socios colaboradores; y si esta apuesta no sale o que
cuartos lo hagan por sentido de estado vía presión opinión
pública. Cuando en casos similares e incluso recíprocos, PSN-PSOE
mira para otro lado. Hay que tenerlos como el caballo de Espartero o
ser unos niños malcriados para conseguir los objetivos de estas
maneras y formas.
Por
otro lado leo
al ministro interino de Fomento y
secretario de organización del PSOE,
Sr Ábalos,
decir
en un acto de la memoria
histórica: “El
último grado de la represión política y social, el último grado
de la subyugación del hombre ante sus semejantes es siempre el
olvido. Antes que el olvido aparece el silencio, que suele ser una
consecuencia y un efecto del miedo y también del duelo. El silencio
forma parte también del peaje de la represión. Pero el aldabonazo
que cierra el círculo de la representación y el aniquilamiento es
sin duda el olvido. Mientras existen el dolor y el miedo, aún en
silencio, persiste siempre la memoria". "La memoria de un
país es el espinazo de su identidad y la base de su propia
consideración, de su propio porvenir."
Interesantes
y dignas palabras que se pueden aplicar a la memoria de las victimas
del terrorismo, entre ellos los socialistas: Múgica, Buesa,
Carrasco, Lluch, Casas, …
La
memoria política (tanto de
muchos votantes como la de los cargos
electos)
es como la de los peces y hay
precios
que
mejor no pagar, por
dignidad y memoria emocional.
Tanto
Chivite como Sánchez nos hablan de progresismo y gobiernos de
progreso pero en su artículo F.J. Blázquez, profesor de la
UPNA, nos advertía de las máscaras que se esconden tras estas
palabras.
En
este vodebil y juego de sillas al
que asistimos a nivel nacional y foral por una extraña asociación
me he acordado de la
frase de Sospechosos Habituales:
“El
mejor truco que el diablo inventó fue convencer al mundo de que no
existía.”
Y
digo esto porque los partidos nacionalistas,
desde
los
de “centro derecha”, hasta los de la rancia y apolillada diestra
explota trabajadores, que los marginó
en los extrarradios
de las ciudades vascas y catalanas,
se
han investido de un halo “progre
postmoderno”
y
resultan simpáticos, atractivos y
mejor
opción para
llegar acuerdos de
gobierno que sus análogos
de ámbito nacional o europeo, a
los
cuales nos venden como ultras filonazis.
ERC
es el partido de las clases medias aburguesadas,
y
PNV y PdeCat (ex
Convergencia) son
tanto
o más
de derechas que los de
VOX,
y
además con
un tufo
pelín elitista y un fuerte
ramalazo
supremacista.
Con
estos compañeros de viaje Chivite y Sánchez parece quieren gobernar
Navarra y España y si esto no ocurre nos amenazan veladamente con
repetir las elecciones ocultando así su ineptitud para llegar a
acuerdos y consensos a diestra porque existen los vetos y las fobias,
a siniestra donde el precio puede ser tan caro como la libra de carne
que Antonio debe a Shylock en el mercader de Venecia.
Calamitosamente
los españolitos y navarricos carecemos de abogados como Porcia y
Nerissa. Y es que los sillones tienen un precio y no es de un puñado
de dólares, mas quienes se sientan en ellos nunca lo pagan. La
factura para los ciudadanos, que siempre pagan en nombre del
progreso, unos con sarna y otros con gusto.
Nota: Publicado el 26-06-2019 en El blog del suscriptor de El Español, el 08-07-2019 en Navarra Información y el 17-07-2019 en Diario de Navarra.