Algunos ven la vida como una partida de ajedrez, como el sueco Ingmar
Bergman en El séptimo sello (1957), en donde la muerte, al final, siempre gana.
Otros la consideran una maratón, en la que cada paso es la toma de una
decisión. Decisión que implica la toma de una opción, lo que nos recuerda a
Hamlet ante su dilema de “ser no ser, esta es la opción”, traducción
personalmente más acertada que la literal, “esa es la cuestión”.
Y otros la definen como una sucesión de microfelicidades alternadas con
pequeñas grandes desgracias. En ese camino de búsqueda, que todo ser humano
lleva en su interior.
De lo que no escapamos ninguna persona, es que hay hechos vitales, tanto
positivos como negativos, que se gravan a fuego en nuestra memoria. Y nos
llegamos a acordar de detalles tan minúsculos como la ropa que llevábamos o qué
y quién dijo esto o aquello. Ya sean vivencias colectivas, todos recordamos con
quien estábamos, y en donde vimos el gol de Iniesta de la final del mundial, y
lo mismo con el 11S o el 23F; como de índole personal, el día de nuestra boda,
el nacimiento de nuestros hijos y la muerte de nuestros más allegados.
Adelanto
que las empresas tienen toda la legitimidad del mundo, que no quiere decir que
sea justo, a cerrar, según su conveniencia la sede o planta productiva y buscar
un mayor beneficio para sus socios y accionistas, allí donde consideren puedan
ser más eficaces. Mas, aquellos valores tradicionales de responsabilidad,
lealtad y honestidad con la comunidad, en la que se han asentado y en donde han
desarrollado durante tanto tiempo su actividad, son claramente insuficientes
habiendo caído lamentablemente en el baúl de los recuerdos.
La fecha
que marca este triste hito en nuestra comunidad fue el martes, 22 de noviembre de 1994, hace 25 años. Entonces 176 personas
iban a ser los convidados de piedra y protagonistas pese a su pesar, de la que
iba ser la primera gran deslocalización. Aunque en aquel momento esa palabra no
existía en el uso verbal cotidiano. Tampoco sabían que se convirtirían en caso
de estudio para los másteres de gestión de empresa en la formación de nuevos
directivos, tanto de recursos humanos, como de directores generales.
La
comunicación del cierre de Danone de su planta en Iraizoz fue una operación perfectamente
estudiada. El director de la planta, junto con la dirección de recursos humanos
del grupo en Barcelona llevaban preparándola, entre tres y seis meses. Al nuevo
comité, recién elegido, representante de los trabajadores le supuso un jarro de
agua helada, especialmente tras las obras e inversiones de remodelación de la
planta llevadas a cabo principalmente durante ese último año (nuevos proceso de
cuajada, estufa de fermentación de yogures, ampliación de la depuradora,
paletización automática, que había provocado un rejuvenecimiento de la
plantilla con jubilaciones anticipadas un año antes y nuevas contrataciones de
personal especializado con su pase a fijos al finalizar la implantación del
tercer turno productivo tres años antes, …).
Sus más
directos colaboradores (cuatro personas) se enteraron una semana antes del
aviso público, el resto del equipo técnico (no llegábamos a 20) media hora
antes de que se reuniera con el comité. y simultáneamente se explicará el
cierre al resto de plantas del grupo, en una operación de “marketing” mezcla de
Blitzkrieg (guerra relámpago) y Operación Overlord.
Quiero
resaltar la valía profesional y personal de todos mis compañeros de Danone
Ultzama, desde el día del cierre (22/11/1994) hasta que se produjo el cese total
de actividad (30-06-1995) pese a la tensión y la incertidumbre de nuestro
futuro, se cumplieron los objetivos asignados durante ese tiempo. Incluso tras
la carta certificada con nocturnidad, que nos envió el director de recursos
humanos (Martínez Rius), dándonos un ultimátum en marzo.
Y es que el
norte no olvida, como decían en la conocida serie de HBO y parafraseó,
seguramente sin saberlo, un compañero en nuestra comida de reencuentro anual,
tampoco olvidamos como el Gobierno Foral, presidido en aquel entonces por Juan
Cruz Allí, que bien poco hizo por nosotros.
Este año
Danone, ha presumido de cumplir cien años, pero a las luces con las que lo ha
celebrado hay que añadir las sombras de 176 zombies, pues así es como nos
describió un director de una importante empresa al hacer una entrevista de
trabajo en 1998, quizá recordando la tira de Oroz (25-11-1994).
Sería un
buen ejercicio sociológico y periodístico conocer el recorrido vital de los
primeros deslocalizados. A la vez que recordar que el sector de producción de
leche ha sido el gran olvidado de la Administración, con una baja rentabilidad
por litro de leche, producto que se usa como reclamo por las grandes
superficies. El consumidor debe elegir entre un sector que vertebre el
territorio, con pueblos habitados que aporten riqueza a la comunidad, o por una
o dos explotaciones de gran tamaño que aboquen a la desaparición de
explotaciones de pequeño y mediano tamaño en el norte de Navarra a pesar de que
dispone de un clima y de un forraje de calidad a bajo costo.
Nota: Publicado el 22-11-2019 en Diario de Navarra y en navarrainformación.es