Somos varias las generaciones de españoles
que hemos crecido con los personajes del TBO y el gran Ibáñez, algunos incluso
se iniciaron en la lectura con las viñetas de sus comics. Y esta semana pasada una vez más la
cruda realidad supera la ficción más estrafalaria, brindándonos la oportunidad
de reírnos un poco, en vez de llorar como Boabdil.
Empezamos con “Rompetechos (Vizcay) y el
ventilador”. El caso Osasuna va a pasar de entuerto/sainete a tragedia griega,
batiendo todos los record de temporadas de series míticas de la televisión
mundial, y que ni el mismísimo Sófocles hubiera sido capaz de imaginar. Además
de tener como personajes secundarios a Pepe
Gotera y Otilio (Peralta y demás implicados en los “supuestos” amaños) con sus
chapuzas a domicilio.
No solo parece que se compraban partidos, que encima no
se ganaban, además se perdía el dinero por el camino e incluso hay indicios de
fraude fiscal por pagas de primas en dinero negro a los propios jugadores de
Osasuna. Como dice mi amiga Maite “para
ir al baño y no echar ni gota, Jesús”.
Como
si esto no fuera poco, en Madrid nos aparecen los hermanos Zipi y Zape* (los
comisarios Villarejo y García Castaño) con sus grabaciones (se ve que esto es
la última moda en las grandes ciudades de nuestro pequeño país, acuérdense de
las del restaurante La Camarga de Barcelona) al defenestrado “procandidato”
Ignacio González en el titulo de “Los gemelos y el misterio del ático”.
Luego
nos aparece la penúltima tira de “Carpanta* y sus 40 primos” que no sólo tiraban
de las tarjetas opacas, mal llamadas “black,”
para sus pantagruélicas comidas sino que además financiaban sus “chiringuitos”.
En días como estos da vergüenza ser afiliado de un sindicato de clase y
especialmente de los comunicados que sus dirigentes realizan sobre ciertos
temas: “UGT devolverá el dinero si Torres cometió alguna irregularidad en el uso de su tarjeta black”. Como si
usar el dinero de los humildes ahorradores para papelería fuera algo de lo más
normal. “Hay que predicar con el ejemplo”,
como un trabajador dijo en la otoñal asamblea extraordinaria de UGT-VW.
Para
rematar la faena nos aparecen los agentes de la TIA que tras el “Caso Faisán”
se cubren de gloria en el “Asunto Plazaola”.
Empiezan a ser muy preocupantes las
goteras de las tuberías del aparato del estado. Sus fugas superan a las
pérdidas de la red de aguas que algunos estudios cifran en el 50%. En una
España en donde la mayor parte de su territorio pertenece a la llamada seca.
Para atajar este problema la única solución parece aplicar a rajatabla las
leyes ya que la lucha antiterrorista se enmarca en una nueva modalidad de
guerra, y es conocido que en las guerras se impone el código militar y pasar
información al “enemigo” es delito de alta traición.
Ya me veo a Mortadelo y Filemón huyendo a Katmandú o Sebastopol, quizás alguno de ellos con los libros
de química debajo del brazo.
Como
contraportada del nuevo y último número del comic nos queda la 13, Rue del Percebe,
en el ático tenemos a “Los extraordinarios viajes de Gulliver”, perdón quise
decir Zapatero, el expresidente que en su retiro dorado ha descubierto un poco
tarde el gusto por ir al extranjero, cuando hace unos años padecía el síndrome
del viajero y era sabido su pánico a volar o era agorafobia y salir de su despacho
en la Moncloa, la verdad con tanta crisis y apretarme el cinturón no me acuerdo
bien.
Y unos pisos
más abajo la deplorable versión española de “La tenienteO'Neil (1997)” que aquí la titulamos “La comandante Zaida”, con una segunda
parte, libre versión del “El ministro y yo (1975)” que nos hace llorar en vez de
reir.
En los
sótanos nos encontramos al gobierno en pleno con mono de currelas y preocupados
en sustituir el término “imputado” por “encausado”. Todo un derroche del
conocimiento del vocabulario de nuestro diccionario de la RAE.
A veces me
pregunto si en la nueva oficina del DNI no tendrán un registro, como el que
poseen en el Arzobispado con los apóstatas, y así poder adjurar de mi
nacionalidad para inmediatamente salir corriendo a la primera embajada que encuentre
para solicitar asilo político y que espero que no sea la de Venezuela, ni la de
Corea del Norte, ni la de Irán, ni la de…, me parece que a este paso me quedan
pocas. Será mejor acudir a la primera iglesia y acogerme a sagrado, como en
tiempos del Siglo de Oro.
Como decía al
principio mejor reír, que llorar, y como decía el maestro que inventó el “salto
de la rana” bastantes cornadas nos da la vida. Menos mal que pronto llega la primavera, con su inevitable cambio de
hora, y la sangre altera. Que la disfruten.
* Zipi y Zape y Carpanta son personajes del humorista Escobar.