lunes, 23 de enero de 2017

Aquellas tardes de invierno



La tercera semana del año comenzó con el anuncio de que su lunes era el día más triste del año, según uno de esos estudios que no sé sabe cómo obtienen financiación en las universidades anglosajonas, y unido a la ola de frío (por fin un invierno de los de verdad) hizo que me entrará la vena nostálgica y me acordase de aquellas tardes de cine cuando llevaba pantalones cortos.
De sus programas de sesión continua (uno entraba a cualquier hora en la sala y se incorporaba a la proyección y al final podía quedarse a ver el principio no visto o ver la misma película un par de veces seguidas). Uno no puede evitar el paralelismo y es lo que pasa con la negociación de la financiación autonómica del estado y la del convenio económico de Navarra que es una continua sesión. Y uno ya se sabe hasta los diálogos e incluso ha descubierto todos los gazapos.
Pero a mí lo que me gustaba era el programa doble, dos películas a un módico precio. No como ahora que hay que pensarse a que película se va pues el sablazo entre IVA y precio de butaca es privativo para los mileuristas.
Y es que esta semana pasada el programa ha sido de los buenos. Teníamos como título atrayente “Con él llegó el escándalo”, obviamente, él es Donald Trump. Su discurso de investidura fue casi un mitin más. Apeló al ya conocido eslogan por estas tierras de “el mundo nos roba” (“Durante décadas hemos enriquecidos a la industria extranjera a expensas de la industria norteamericana; subsidiado a los ejércitos de otros países mientras permitíamos el triste agotamiento de nuestros militares. Hemos defendido las fronteras de otros países mientras rehusábamos defender la nuestra…. La riqueza de nuestra clase media ha sido arrancada de los hogares y redistribuida por todo el mundo”. Para acabar defendiendo el proteccionismo al grito de "Compra EEUU y contrata EEUU”. En donde EEUU lo podemos entender como Egoístas Unidos. Si Mao levantará la cabeza se quedaría sin palabras al ver como “su” China es el gran defensor del libre mercado. ¿A dónde les ha llevado la Revolución Cultural?
Algunos nostálgicos del cine negro esperan que dentro de una semanas nos repongan “Más dura será la caída”, pero me temo que en “Gringolandia” están con el musical “La, la, Land”. Y esperando el estreno de “Jackie” para poder comparar mejor y comprobar que por fin los republicanos han encontrado en Melania Trump a su glamurosa primera dama.
El otro título del programa doble era otra del oeste, de las buenas, “Sólo ante el peligro” aquí en la vida real su protagonista no creo pueda emular, salvo en la estatura, a Gary Cooper. Y es que Pedro Sanchéz se ha dado cuenta que le han hecho la “petaca” como a los nuevos reclutas (conejos) cuando había servicio militar obligatorio. Los que pedían “Ni Su, ni Sa” ahora pueden optar por “Lo”. Y no me refiero a Jennifer Lo, aunque seguro que muchos simpatizantes y militantes prefieran a la cantante y actriz puertoriqueña. Pero esto del PSOE barrunta otro programa doble de una de las últimas grandes producciones de romanos “La caída del Imperio Romano” junto con “El tercer hombre”. Desgraciadamente no parece que entre sus filas haya un Orson Welles o una Alida Valli que remedie el batacazo en taquilla.
Mientras en Ciudadanos andan con su programación especial con “La naranja mecánica” y “Orgullo y prejuicio”. Pero me temo que el final almibarado de las novelas de Austen no será el mismo que el de Albert Rivera y Carolina Punset.
En Podemos tienen su particular tira y afloja y no saben si sacar entrada con “Amistades peligrosas” y “Asalto al poder” o la menos conocida “Valmont” y “Estado de sitio” con doblete de Annette Bening. Ambos propuestas mezclan intriga, sexo y acción.
Estoy casi seguro que si los responsables de las salas de multicine se decidieran por volver a los programas dobles en alguno de las mismas, llenarían más sus locales. Es una propuesta que no deben desdeñar y bien pueden proponer una mezcla de largometrajes estreno y clásicos o bien un programa hecho a medida de las simpatías políticas de los posibles espectadores. Ya ven que dan mucho juego los títulos.
Y al que no le guste el cine siempre puede optar por la taza de chocolate con churros y la partida de parchís, en estas gélidas tardes de invierno precarnavalesco.


Nota: Publicado en Navarra información el 25-01-2017 como " Aquellas tardes de invierno".
Publicado en DN el 01/02/2017 como "El mundo nos roba".



miércoles, 18 de enero de 2017

El arte de la guerra



En los cursos de negociación y resolución de conflictos, les gusta recomendar la lectura del “Arte de la guerra” de Sun Tzu, también hablan de conocer la teoría de los juegos. Y que lo mejor es buscar siempre el yo gano tu ganas.
Los niños que juegan a las damas saben que para ganar hay que ser hábil y ceder una ficha al contrario para luego poder comerle dos o tres de una tacada. El juego por antonomasia de la estrategia es el ajedrez, y en él los torneos suelen decidirse por pequeños detalles, en donde la mayoría de las partidas acaban en tablas. Acertar con el movimiento adecuado es determinante para el resultado final.
Nuestro gobierno del cuatripartito, o debiera decir del “laudito” o “laudiko”, ha decidido unilateralmente modificar la aportación económica al Estado en el último trimestre de 2016, reduciéndola en 93 millones.
El intento por explicar y convencernos de que ese era el movimiento adecuado para defender Navarra no convence a muchos navarros. Las razones esgrimidas por el ejecutivo son técnicas pero burdamente, alguno de los socios de gobierno, ha dejado entrever el famoso victimismo de “el Estado, España, nos roba”.
Para empezar, este último argumento no es nada acertado, pues el mismo podría ser empleado por entes subautonómicos como las merindades de Sanguesa, Estella, Olite y Tudela para quejarse del centralismo de Pamplona y buscar más autodeterminación. Y lo mismo puede hacer cualquiera de los 272 municipios navarros y así entrar en una espiral de involución del concepto de estado, nación o país y volver al sistema de las polis de la antigua Grecia. Con lo cual Navarra, España, Europa, Euskalherria y demás realidades o ficciones político administrativas no existirían. O peor acabar como los clanes familiares de los Mc Coys y los Hatfields.
En cuanto a la razón técnica, puede ser una incitación a la desobediencia contributiva, muchos navarros pagan de más en las retenciones del IRPF y podrían solicitar que sus empresas sólo les retengan el mínimo a partir de mes de octubre o de junio según les convenga particularmente, arguyendo que ya cuadrarán las cifras al declarar en la primavera siguiente. Esto podría crear un problema de efectivo en el ejecutivo, pues mirándolo bien a muchos les sale a devolver y están financiando gratuitamente a la administración, la cual muchas veces no se esmera en controlar el gasto.
Al margen de estos supuestos de ciencia ficción. Esta jugada lejos de defender Navarra, nos pone en boca del resto del Estado en donde muchos ciudadanos no entienden, ni comprenden y menos defienden nuestros fueros y el convenio económico que de alguna manera emana de ellos. Y que prefieren y desean que estos “privilegios” desaparezcan, igualándonos a todos los españoles por el rasero de abajo. Por acabar, la realidad parece que ha sido una jugada de mal pagador para llegar a final de año, cuadrando las cuentas, de aquella manera. Algo que han esgrimido desde la oposición, con más o menos acierto. Pero me parece que en realidad ninguno defiende Navarra, pero eso es otra historia.
Habría sido mejor pagar todo, aunque nos lo tengan que devolver luego (es lo que hacen los contribuyentes y la administración debe predicar con el ejemplo), y explicar que en 2017 no se iba abonar nada más hasta que se renegociará el asunto dado que han pasado varios ejercicios desde que expiró el anterior acuerdo y por fin ya disfrutamos de la “estabilidad política”, en ambas partes, para poder sentarse a hablar. Inicio de negociaciones que ya casi tenían agenda.
De todas formas me quedo con la traducción más sensata del maestro Sun Tzu: “Defiéndete y tendrás superávit. Ataca y tendrás deficiencias".
El tiempo nos dirá si la “apertura Barkos” fue acertada, por esta vez, o el conocido general tenía razón.


Nota: Publicado en Navarra información el 18-01-2017.



viernes, 13 de enero de 2017

El gusto por el detalle



No sé si se han fijado pero comenzamos el año como lo acabamos, dando premios. A penas han acabo de recoger el boato de la entrega de los premios Nobel o el siempre controvertido Balón de Oro, cuando ya estamos inmersos en la polémica de “The Best” (invento de la FIFA por exprimir el negocio en lo que se ha convertido el balón-pie), las alabanzas de los Globo de Oro a ritmo de musical de los de antes, la sorpresa del Nadal ya que éste no busca superventas como el Planeta del cual se rumorea meses antes quién es el caballo ganador. Pero el “chou” continúa, preparamos las quinielas para los Oscar, mientras echamos la alfombra roja para los Goya. Y así en un carrusel de ceremonias de entrega de premios y certámenes sin solución de continuidad.
Si alguno de los muchos extraterrestres de nuestro imaginario colectivo, (desde el infantil y ñoño ET, a los inteligentes y musicales de “Encuentros en tercera fase”, pasando por el implacable Predator, el metálico y aterrador Allien, el superhéroe Superman, el divertido Alfie o el inefable personaje de nuestro reciente premio Cervantes que buscaba a Gurb), aterrizará en nuestro planeta y observará los titulares de nuestros medios de comunicación podría sacar una errónea conclusión. Y es que somos una sociedad a punto de llegar a la plena autorrealización (ver pirámide de Maslow), pues el estadio del reconocimiento lo tenemos satisfecho y con creces. Pero no es oro todo lo que reluce. Nada más lejos de la realidad.
Bueno puede que en algunas partes del mundo si, tal y como vemos en las películas americanas ese reconocimiento, se da en casi todos los niveles, recuerden el inicio de “Larry Crowne, nunca es tarde”. En donde el siempre eficaz Tom Hanks piensa que le van a volver a nombrar empleado del mes, una vez más.
Pero en este lado del Atlántico, en especial el que rompe en nuestras costas, el respeto por el trabajo bien hecho y lo que es más importante para fomentar la confianza del que lo realiza, la simple palmadita en el hombro o las escuetas nueve palabras “estoy contento contigo, lo has hecho bien, sigue así”, brillan por su ausencia.
No sé si es un mal heredado por reacción a tiempos pasados, (en donde se premiaba el esfuerzo y en nuestra cortedad intelectual confundimos un valor -el esfuerzo- con una situación negativa -la dictadura-), o una dejadez, o peor una falta de consideración hacia el otro, o una mezcla de todas ellas y de alguna más, como el temor a que ahora me pidan un aumento de sueldo o el miedo a parecer débil o flojo y perder el mando. Pero en todos los niveles de nuestra sociedad nos faltan palabras y gestos que ayuden a la motivación, a la confianza y que fomenten la perseverancia en la búsqueda de la excelencia, el gusto por el detalle en definitiva el famoso “Anmutung” alemán o “Kaizen” japonés.
Desde la escuela, por un mal entendido de que los que no reciben premio se traumatizan y por tanto en vez de fomentar el camino, muchas veces sinuoso, de la superación hemos abierto autovías multicarriles hacia el limbo de la mediocridad, hasta el mundo laboral. En donde, como hemos dicho, muchos “lideres” temen perder el respeto de sus subordinados y los compañeros ven peligrar sus posibilidades de ascenso. Y así nos va luego.
Al tendero, al panadero, al lechero, al obrero, al ama de casa les gusta, también, que les reconozcan su trabajo y saber hacer. Pues no todos pueden ser escritores, deportista, artistas, científicos, empresarios o directivos del año.
No hacen falta luces, focos, flashes, alfombras rojas, escenarios para fotografías (los “photocall” que dicen los que están en la onda ultralinguística y que critican luego el uso del plural genérico) y demás parafernalia superficial.
Si lo pensamos bien sólo basta un sencillo gesto o un puñado de palabras en su momento oportuno para conseguir por un lado reconocer y por otro motivar. Un pequeño detalle, pero que produce un gran cambio de actitud. Entonces, hagámoslo!


Nota: Publicado en Navarra información el 14-01-2017.