viernes, 24 de enero de 2020

Un olvido imperdonable


Pantone ha elegido el color azul clásico (Classic Blue 19-4052) como color del año 2020 y lo definen atemporal, duradero y elegante y que transmite paz, tranquilidad y confianza. En ingles la expresión ”sentirse azul” expresa tristeza. De alguna manera empiezo el año así y no porque sea un año más viejo, ni porque el lunes 20 sea el día más triste del año.

2020 viene cargado de conmemoraciones y aniversario, comenzamos con el octogésimo concierto de Año Nuevo de la filarmónica de Viena, en donde homenajeaba a Josef Strauss en el 150 aniversario de su muerte y a Ludwig van Beethoven por el 250 aniversario de su nacimiento, que son este año.

Otra efeméride, es el 250 aniversario del nacimiento de Hegel, “inventor” del método de la dialéctica y cuyo pensamiento influyo en Marx, Kierkegaard y Nietzsche y en los más recientes Heidegger y Sartre. JH Stirling lo admiró mientras que Schopenhauer lo denigró. En su obra busca la conciliación del individuo y el Estado y la obligación de éste con el cuidado de los recursos para nuevas generaciones. También decía que el hombre vale porque es hombre y no por ser de un determinado sitio o tener una religión concreta.

Sin embargo, está pasando casi desapercibido el bicentenario del pronunciamiento del teniente coronel Rafael del Riego al grito de ¡Viva la Constitución! en la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan, el 1 de enero, con ello se iniciaba el llamado Trienio Liberal, sustituyéndose el Antiguo Régimen (monarquía absolutista de Fernando VII, “El Felón”) por una monarquía constitucional liberal.

El nuevo régimen acabo con la intervención de los 100.000 Hijos de San Luis, la restauración del absolutismo que inicio la Década Ominosa, y que concluyó con la primera guerra carlista.

No sé si este olvido casi generalizado se debe a un desconocimiento de nuestra historia, fruto de la ignorancia, por ello doy las gracias a mis profesores de letras que consiguieron que este aprendiz de científico se interesase también por las humanidades. A la vez que a las conversaciones con mi tío Roberto, fallecido el pasado agosto, y que me iniciaron a profundizar en el complejo siglo XIX, que nos ayuda a comprender lo que los españoles somos en el XXI.

En gran parte este olvido se deba a que la palabra pronunciamiento les produzca surpullido a los que se dicen progresistas. A lo largo de nuestra historia, especialmente en los últimos 200 años ha habido muchos alzamientos, pero no podemos meter en el mismo saco a Riego y Prim con Primo de Rivera, Franco y Tejero. Pero sino los estudiamos y comprendemos, volveremos a repetir los errores pasados.

Otros se habrán apuntado a la desmemoria histórica porque son más amigos de las injerencias externas, y así negocian en la actualidad las competencias de los vecinos, ya no hacen falta ejércitos de 100.000 sino un puñado de votos para investiduras y presupuestos, su amnesia les ayuda también con las traiciones producidas durante la II República, pero presumen de gudaris.

Entiendo que también los herederos del carlismo, enemigo acérrimo de los liberales, no quieran que se rememore este acontecimiento.

La palabra liberal, hoy en día tiene demasiados usos, y muchos prefieran no entrar a recordar su original sentido pues les obligará a reflexionar sobre su progresía vacua y de postureo.

Siento gran pesar de que Mel Gibson no sea español, pues no hay nadie en nuestra precaria industria cinematográfica que se atreva a realizar una película sobre nuestro William Wallace, cuyo final fue muy similar, ahorcado, y decapitado, en la madrileña Plaza de la Cebada.

En estos días donde hemos visto como muchos toman su cargo por imperativo legal y demás sandeces, el grito de Riego de ¡Viva la Constitución! colofón de su arenga, que dicen fue escrita por Alcalá Galiano, destacado orador (“…la Constitución, pacto entre el Monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda Nación moderna. La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz, entre sangre y sufrimiento, ( ..), afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles, de todos los españoles, desde el Rey al último labrador (...). Sí, sí, soldados; la Constitución. ¡Viva la Constitución!”) es toda una declaración de intenciones que también quieren que no se recuerde.

Y es que algunos viven muy bien en el frentismo, bien por posicionamiento (Podemos y confluencias, VOX, Bildu), bien por enardecimiento (PSOE, PNV), bien por perdida del norte (PP, Ciudadanos,…), y así los extremos ganan y los moderados y liberales pierden.

Nota: Publicado el 24-01-2020 en Navarra Información, el 28-01-2020 en Diario de Navarra y el 05-02-2020 en El Español.

lunes, 6 de enero de 2020

Móviles ensangrentados


Año nuevo pero viejas costumbres, como muchos españolitos, tras levantarnos nos gusta echar un vistazo digital a la prensa. Tras el penúltimo capítulo del folletín en el que se está convirtiendo la investidura, y en donde el aspirante a presidente tan pronto pasa de ser Pinocho, a ser el flautista de Hamelin o un vulgar miembro de los Peaky Blinders amenazando con el secuestro de las subidas de las pensiones y del Salario Mínimo Interprofesional. Sin embargo, el titular que centra mi atención es que dos de cada cinco españoles cambiarán de móvil esta Navidad, que traducido quiere decir que el 40% de los usuarios de teléfonos móviles lo harán en estas fechas. Los datos son de un estudio efectuado por Acierto.com. Además, el 37% ya ha renovado de dispositivo en los dos últimos años. Sólo el 13% indica utilizar el mismo terminal durante más de dos años y un 9% durante tres años. La excusa de este trepidante ritmo de recambio son las mejoras tecnológicas y el lanzamiento de nuevos diseños.

 

En 2007 una película dirigida y producida por Edward Zwick fue nominada a cinco premios Oscar, mejor actor (Leonardo DiCaprio), mejor actor secundario (Djimon Hounsou), al montaje, al mejor sonido y la mejor edición de sonido.

 

La mayoría de las personas no compramos diamantes frecuentemente y si podemos llegar a hacerlo, lo hacemos una vez en la vida o en muy contadas ocasiones y para toda la vida. Por lo que la película fue bien acogida por el público al denunciar la trastienda que rodea el mercado y comercio de los diamantes.

 

Muy pocas personas nos contestarán bien a la pregunta de quién es la última persona que ha recibido, el casi siempre polémico, Premio Nobel de la Paz; el único que se otorga en Noruega y se entrega en el ayuntamiento de Oslo.

 

Este año el galardonado ha sido el ginecólogo congoleño Denis Mukwege, junto con Nadia Murad, por sus esfuerzos para erradicar la violencia sexual como arma en guerras y conflictos armados.

 

Denis se hizo ginecólogo para reducir la mortalidad de las mujeres de su país durante el parto, pero lamentablemente Mukwege se ha convertido probablemente  en el principal experto del mundo en el tratamiento de las mujeres que han sido violadas en grupo durante la Guerra de Kivu (ha obligado desplazarse a más de 2 millones de personas) y posteriores conflictos desarrollados en la República Democrática del Congo.

 

Los conflictos en el centro de África se producen por el control del oro, diamantes, cobre, estaño y también por el cobalto, mineral necesario para las baterías de los móviles, ordenadores y coches eléctricos. Y el coltán para los condensadores.

 

La creciente demanda de estos dos minerales, cobalto y coltán, ha recrudecido la rivalidad entre los distintos grupos armados y milicias que luchan por el control del mercado y que emplean sistemáticamente la violación, normalmente grupal, como arma de guerra. En palabras del recién premio Nobel la violación como arma de guerra consigue los mismos resultados que el armamento convencional y a mucho menor coste. La violación es una vergüenza que recae sobre la familia y la reacción natural es abandonar la zona. En las aldeas ya no queda un alma. Desgraciadamente las agresiones se dan también a niñas de meses.

 

La experiencia ha llevado a elaborar un programa conocido método Panzi, que además de recuperar a las víctimas, física y psicológicamente, las ayuda también socioeconómicamente. Logrando que al establecerse por su cuenta sean más fuertes y luchen por sus derechos.

 

En 10 años se han fabricado 7000 millones de móviles, tantos como personas que habitan el planeta. Las últimas estimaciones hablan de: 4,5 millones de desplazados, 5 millones de muertos en Centroáfrica desde 1998, y más de 10.000 violaciones a mujeres al año.

 

No basta con que la mayoría de los usuarios busquemos terminales económicos, sólo el 5,7% de los usuarios prefiere gastar más de 500 euros en su móvil. Hemos de concienciarnos en hacerlos durar lo máximo posible y una vez decididos a desecharlos, asegurarnos de que son o bien reutilizados o reciclados. Pedir que en nuestra administración (ayuntamiento, gobierno autonómico, etc, …) y en nuestras empresas se haga la compra de tecnología responsable.

 

Hemos de ser conscientes que nuestras triviales decisiones de cambiar de teléfono móvil, por moda o estar a la última en tecnológica, nos manchan las manos de sangre.



Nota: Publicado el 6-1-2020 en Navarra Información, y el 09-01-2020 en Diario de Navarra y El Español.