Año nuevo pero viejas
costumbres, como muchos españolitos, tras levantarnos nos gusta echar un
vistazo digital a la prensa. Tras el penúltimo capítulo del folletín en el que
se está convirtiendo la investidura, y en donde el aspirante a presidente tan
pronto pasa de ser Pinocho, a ser el flautista de Hamelin o un vulgar miembro
de los Peaky Blinders amenazando con el secuestro de las subidas de las
pensiones y del Salario Mínimo Interprofesional. Sin embargo, el titular que
centra mi atención es que dos de cada cinco españoles
cambiarán de móvil esta Navidad, que traducido quiere decir que el 40% de los
usuarios de teléfonos móviles lo harán en estas fechas. Los datos son de un
estudio efectuado por Acierto.com. Además, el 37% ya ha renovado de dispositivo
en los dos últimos años. Sólo el 13% indica utilizar el mismo terminal durante
más de dos años y un 9% durante tres años. La excusa de este trepidante ritmo
de recambio son las mejoras tecnológicas y el lanzamiento de nuevos diseños.
En 2007 una película dirigida y producida por
Edward Zwick fue nominada a cinco premios Oscar, mejor actor (Leonardo
DiCaprio), mejor actor secundario (Djimon Hounsou), al montaje, al mejor sonido y la mejor edición de sonido.
La mayoría de las personas
no compramos diamantes frecuentemente y si podemos llegar a hacerlo, lo hacemos
una vez en la vida o en muy contadas ocasiones y para toda la vida. Por lo que la
película fue bien acogida por el público al denunciar la trastienda que rodea
el mercado y comercio de los diamantes.
Muy pocas personas nos
contestarán bien a la pregunta de quién es la última persona que ha recibido,
el casi siempre polémico, Premio Nobel de la Paz; el único que se otorga en
Noruega y se entrega en el ayuntamiento de Oslo.
Este año el galardonado ha
sido el ginecólogo congoleño Denis Mukwege, junto
con Nadia
Murad, por
sus esfuerzos para erradicar la violencia sexual como arma en guerras y
conflictos armados.
Denis
se hizo ginecólogo para reducir la mortalidad de las mujeres de su país durante
el parto, pero lamentablemente Mukwege se ha convertido probablemente en el principal experto del mundo en el
tratamiento de las mujeres que han sido violadas en grupo durante la Guerra
de Kivu (ha
obligado desplazarse a más de 2 millones de personas) y posteriores conflictos
desarrollados en la República Democrática del
Congo.
Los
conflictos en el centro de África se producen por el control del oro,
diamantes, cobre, estaño y también por el cobalto, mineral necesario para las
baterías de los móviles, ordenadores y coches eléctricos. Y el coltán para los
condensadores.
La
creciente demanda de estos dos minerales, cobalto y coltán, ha recrudecido la rivalidad
entre los distintos grupos armados y milicias que luchan por el control del
mercado y que emplean sistemáticamente la violación, normalmente grupal, como
arma de guerra. En palabras del recién premio Nobel la violación como arma de
guerra consigue los mismos resultados que el armamento convencional y a mucho
menor coste. La violación es una vergüenza que recae sobre la familia y la
reacción natural es abandonar la zona. En las aldeas ya no queda un alma.
Desgraciadamente las agresiones se dan también a niñas de meses.
La
experiencia ha llevado a elaborar un programa conocido método Panzi, que además
de recuperar a las víctimas, física y psicológicamente, las ayuda también socioeconómicamente.
Logrando que al establecerse por su cuenta sean más fuertes y luchen por sus
derechos.
En 10
años se han fabricado 7000 millones de móviles, tantos como personas que
habitan el planeta. Las últimas estimaciones hablan de: 4,5 millones de
desplazados, 5 millones de muertos en Centroáfrica desde 1998, y más de 10.000
violaciones a mujeres al año.
No
basta con que la mayoría de los usuarios busquemos terminales económicos, sólo
el 5,7% de los usuarios prefiere gastar más de
500 euros en su móvil. Hemos de concienciarnos en hacerlos durar lo máximo
posible y una vez decididos a desecharlos, asegurarnos de que son o bien
reutilizados o reciclados. Pedir que en nuestra administración (ayuntamiento, gobierno
autonómico, etc, …) y en nuestras empresas se haga la compra de tecnología
responsable.
Hemos
de ser conscientes que nuestras triviales decisiones de cambiar de teléfono
móvil, por moda o estar a la última en tecnológica, nos manchan las manos de
sangre.
Nota: Publicado el 6-1-2020 en Navarra Información, y el 09-01-2020 en Diario de Navarra y El Español.
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