Comenzamos
enero como todos los años, llenos de buenos propósitos y además con una sonrisa
casi de oreja a oreja pues la climatología nos brindaba un extraño
verano-invierno. Además los múltiples informes de analistas, economistas y
demás organismos e instituciones que a esto se dedican nos auguran un
crecimiento significativo (para nuestra maltrecha economía) que puede ser el
principio de un año con engorde de las vacas tras siete años largos de vacas
flacas y famélicas.
Pero
la dicha es corta en casa del peón de infantería y la macroeconomía no conjuga
el mismo tiempo que la microeconomía y de repente con las primeras y tímidas
heladas la sonrisa se nos ha cristalizado y como dicen los más jóvenes hemos
recibido un “zaska en toda la feis”, (escrito face que en inglés significa cara).
Y
nos hemos desayunado con la desdicha de los trabajadores de Alstom en Buñuel
(algo más de cien trabajadores) que van a engrosar las filas de la mayor
empresa estatal ParoS.A., a lo que sumamos la zozobra de los empleados de TRW
que esperan con ansiedad el final de otro culebrón de ERE en cuyo reparto (casting se dice ahora) no tenían ninguna
intención de participar y la incertidumbre de los compañeros de la CUN (Si he
dicho compañeros, porque son trabajadores como nosotros aunque su empresa sea
el odiado OPUS.) que temen por sus puestos ante la pérdida repentina de algo
más de 7000 potenciales y seguros clientes. A lo que hay que añadir el cierre
de la tabacalera Altadis en Logroño (casi 500 trabajadores puede que algún
navarro de pueblos cercanos) y de rebote su efecto sobre unos 10.000
agricultores extremeños. Ante esto uno se acuerda del refrán cuando las barbas
de tu vecino veas pelas pon las tuyas a remojar.
Por
otro lado hemos podido contrastar las tablas de retención del IRPF del año 2015
con las del 2016 y ver como a partir de las que ganan más de 23.250 € brutos
anuales les han aumentado las retenciones, también es curioso como en muchos
tramos son penalizados los que tiene tres y cuatro hijos que son la mayoría de
las familias numerosas. No quiero discutir sobre datos y cifras pero revisen
las hemerotecas.
En
los momentos en que escribo estas líneas no sabemos todavía quien será el nuevo
inquilino del palacio de la Moncloa y si tendremos un gobierno de consenso
nacional o la sonrisa del destino nos brindará con uno de Flintstones (los Picapiedras - Pedro y Pablo). Se sabe que algún
albañil avispado ya ha dejado en Ferraz un presupuesto para transformar el
famoso billar de “la bodeguilla” en pista de rocabolos y más de un ministrable
está practicando el grito de “Vilma, abre la puerta”. Y es que la nueva
política tiene demasiado de la vieja y a algunos se les ve el plumero y hablan
antes de sillones y carteras o mochilas (la estética cuenta mucho) que de
ideas, programas y modelos. Son los nuevos aires, que huelen a rancio.
En
donde quiero poner el acento de la reflexión es que no me gusta el modelo de
sociedad y de persona. Es más, me pregunto si tenemos modelo. Observo un modelo
de sociedad que se fundamenta en el tener antes que en el ser. Un modelo que apuesta
por la generación de riqueza sin importarle la persona, siendo especulativo en
vez de productivo. Debido que hay un gran desequilibrio entre sectores, de la
sociedad agropecuaria pasamos a la industrial y ahora a la de servicios, pero
los servicios funcionan cuando hay una masa significativa de productores. Las
economías que menos mal han aguantado la crisis son las que tenían un sector
industrial con músculo.
Para
nuestra desgracia cada vez la industria se concentra cada vez más en grupos más
grande y las mesas de decisión se alejan de nosotros. Además esas decisiones
las empiezan a tomar miembros de generaciones más jóvenes (nerds, freakies,
hikikomoris, otakus, etc) con otro recorrido histórico, con lagunas amnésicas,
más consentidos o mejor dicho sobreprotegidos y focalizados en sus obsesiones y
en la consecución de objetivos, muchas veces toda costa y cuanto antes, sin
preocuparles nada más.
Muchos
son analfabetos emocionales capaces de despedir a una persona sin pestañear
como George Cloney en Up in the air o
como le pasó a un amigo que de aguinaldo recibió un despido improcedente y
mientras el abogado le comunicaba la decisión, su jefe de cuerpo presente estaba
fríamente “guasapeando” en su cachivache electrónico.
Leía
una entrevista a Whitney Wolfe en la que definía a sus compañeros de generación
como adolescentes que no terminaron de ser aceptados y ahora son muy poderosos
y se están vengando de todos.
Llego
al límite de mi espacio y dejo pendiente para otro día la reflexión sobre el
modelo de persona.
Nota: Publicado el viernes 29-01-2016 con el título "Nuevos aires que huelen a rancio".
Nota: Publicado el viernes 29-01-2016 con el título "Nuevos aires que huelen a rancio".
Muy buena la reflexión del modelo actual de sociedad. Sociedad enferma sin valores basada en el dinero y ambición sin límites de nuevas generaciones sin escrúpulos en aplastar por subir. Lamentable falta de valores.
II en Faebook