domingo, 10 de septiembre de 2017

La vuelta al cole y el debate de los deberes



Tras la reforma del sistema educativo, de la cual ya hablaremos otro día, este año el curso ha comenzado antes, al inicio de septiembre. Y comienza calentito, la Consejería de Educación quiere hacer cierto el refrán “otros vendrán y mejor te harán”. Si el Sr. Mendoza provocaba incendios allá por donde pasaba, la Sra. Solana nos vende sus humos. Nuevos ceses de técnicos que llevaban un año escaso, errores de bulto en la adjudicación de plazos de profesorado y un “acuerdo” para la educación concertada que recuerda el juego de palabras de Les Luthiers “lo que antes nos parecía moralmente inaceptable ahora nos resulta tristemente inalcanzable”. Y es que la poltrona gubernamental provoca una especie de amnesia selectiva sobre las posturas defendidas en la oposición.

 

Pero en esta arrancada de curso la que echa humo de verdad es la cartera de los progenitores, dependiendo de las fuentes el coste por hijo va desde 395 euros hasta los 600. Se calcula que la media por familia es de 919 euros. Vamos la nómina integra mensual de muchos de esos padres y madres, como la de los nuevos y aireados contratos en una reconocida empresa ubicada en Pamplona. Mejor no calcular los costes para una familia numerosa. El gobierno, los parlamentarios forales y los altos funcionarios de la administración de las consejerías y departamentos afectados (economía, asuntos sociales, educación, etc.) debieran revisar los criterios a la hora de dejar de ser familia numerosa y escuchar más y mejor a lo que estas familias reclaman.

 

Y como dicen los catalanes “más a más”: 71 centros estrenan jornada continua, los alumnos, además de las consabidas pruebas PISA  tendrán exámenes al final de 3º, 4º y 6º de primaria (más una específica para el British-PAI), también en 2º y 4º de la ESO y la EvAU (vamos la antigua selectividad pero que ya no lo es pero como si lo fuera, como nos gusta cambiar los nombre para que todo siga igual. Olvídense de la arruga en la ropa, los colores, tal o cual, los tejidos, etc, lo que se lleva de verdad es el gatopardismo semántico) de 2º de Bachillerato. Pero la guinda de este vibrante arranque escolar la pondrá el esperado y consabido debate de los deberes. Nuestros políticos desempolvarán para renovar las propuestas de ley al respecto, como el año pasado, con el objetivo de salir en la foto de su nuevo y particular inicio de curso parlamentario pues el asunto sigue ahí, vivito, coleando y dando que hablar.

 

Los deberes son necesarios y son parte del proceso de aprendizaje. Las cosas se aprenden haciéndolas, a escribir se aprende escribiendo, a leer leyendo, a calcular calculando, a conducir conduciendo y así con todas las actividades. ¡NO hay otra forma!. La ciencia o el conocimiento infuso, de momento, no existe para los mortales y hasta que no se encuentre su manera de aplicarlos tendremos que estudiar, con lo que ello implica.

 

Está claro que cada proceso educativo, cada alumno y su relación con cada una de las distintas materias es una historia diferente. El esfuerzo y refuerzo para aprender que un alumno necesita es distinto para otro, incluso varía con el objeto a aprender. Pero en todos los casos lo enseñado en clase, debe ser fijado en casa. Y desde luego hay un “mínimo de competencias” a adquirir, ahí radica el error principal de nuestro sistema educativo pues lo ideal es que cada uno en vez de ir al mínimo fuera al máximo de su potencial en cada una de ellas.

 

Las tareas son parte de la rutina del aprendizaje (y necesaria) que además consiguen que el alumno aprenda a organizar sus obligaciones y sus momentos de ocio. Es así como se da uno cuenta si debe dedicar más tiempo y esfuerzo y así desarrollar estrategias para solucionar las complejidades que aparecen. Hay personas que necesitan más esfuerzo y trabajo y otros menos, pero sin ellos (esfuerzo y trabajo) no se logra nada.

 

Todos hemos hecho deberes, y gracias a eso hemos logrado los conocimientos y habilidades que tenemos, e incluso algunos han llegado donde han llegado. Digo esto porque muchas veces hay circunstancias ajenas, en la vida, que unas veces ayudan y otras dificultan o impiden o hacen reformular los objetivos.

 

Hoy en día, y en el futuro parece que más, las personas, a lo largo de nuestra vida laboral, tenemos que cambiar de actividad profesional varias, bastantes veces, y por ello debemos desarrollar en nuestros hijos, alumnos y subordinados al máximo la capacidad de aprender constantemente nuevos conocimientos y cosas y esencialmente saber aplicarlos. Lo más importante es querer aprender, mantener una inmensa curiosidad por todo lo que nos rodea y no escatimar en el esfuerzo y el trabajo.

 


Nota: Publicado en Diario de Navarra el 15-09-2017 con el titulo "La tarea no hace mal a nadie"
Publicado en Navarra Información el 10
-09-2017


 
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