viernes, 5 de septiembre de 2014

La pelota en nuestro tejado

Acaba de comenzar el partido y ya vamos perdiendo 0-3. Me refiero al partido de las civilizaciones entre Occidente y el Estado Islámico (EI). En estos últimos días se han multiplicado los artículos, comentarios, opiniones de numerosas y variadas personas que ahora nos alarman del peligro de estos fanáticos musulmanes cuando no hace mucho tildaban de exagerados y retrógrados, y en algunos casos de fachas (insulto que va adquiriendo cada vez un sentido más amplio para describir a todo aquel que no está de acuerdo conmigo) a los pocos que lo venían advirtiendo de largo.

Pero ya hemos encajado tres goles. Si el lector lo piensa un poco a lo largo de la historia quien ha ganado los conflictos son los que mejor han gestionado los recursos, la propaganda y el tiempo.

Y en esto el EI nos está dando lo que Alemania a Brasil, un baño. Empezando por los recursos mientras Europa dependa energéticamente del petróleo y sus derivados, mientras los dirigentes de las grandes empresas obnubilados por el becerro de oro sólo tengan ojos para sus beneficios en bolsa y por ello no les importe hacer negocios con Arabia Saudí y otros países que soportan en la sombra a estos fanáticos, mientras los políticos, aupados al poder por los anteriores señores, como Giscard d'Estaing pretendan que Turquía (otro que también apoya a estos del EI) entre en la Unión Europea, mientras los traficantes de armas y drogas vean lejana la posibilidad de que sus clientes y aliados no les vayan a hacer la del cuervo y sigan haciendo “negocios” con ellos y abriendo nuevas vías de entrada de droga por el desierto del Sahara con pistas de aterrizaje, mientras nuestros dirigentes del futbol profesional sucumban al chorro de euros para salvar a los equipos (en algún caso parece más un lavado de dinero), patrocinarlos y comprar torneos como el Mundial de Qatar 2018; mal iremos

En cuanto a la gestión de la propaganda del conflicto, los videos de las degollaciones, el uso de Internet. Es conocida la doble emisión de noticias en inglés y árabe con distinto sesgo de la famosa cadena catarí de noticias Al-Jazeera o Yazira. La impunidad de las autofotos con banderas y eslóganes en ciudades europeas, reclamando su conquista para el Califato de Al-Andalus. El no ejercer el uso de la reciprocidad en cuanto a signos culturales y religiosos. Aquí se puedan pasear en burka y mientras las mujeres occidentales allí, en sus países, no digo que vayan en topless, pero si poder vestirse a la occidental. Aquí les dejamos construir mezquitas y rezar en la calle y en nuestras fábricas; mientras allí crucifican a los cristianos, persiguen a los budistas, taoistas, seguidores de Confucio, Manitú, amantes del Zen y a todo aquel que sea “infiel” incluidos los agnósticos y ateos bebedores de alcohol y comedores de cerdo.

Y qué decir del tiempo, los occidentales estamos obsesionados por el “corto plazismo” y las encuestas, y al olvidar la faceta espiritual de la persona (y no me refiero sólo a la religiosa sino también a la humanista), el tiempo nos ahoga. Sin embargo a ellos no les importa porque junto a la inmanencia mantienen la trascendencia y la vida es eterna en la Yanna (jardín), lleno de huríes que les esperan con los brazos abiertos.

¿Cómo hemos llegado a esto?. Además de lo anteriormente escrito, porque entre otras más cosas, mal interpretamos la famosa y mal atribuida frase a Voltiere “No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”, que en realidad es Evelyn Beatrice Hall, más conocida por su seudónimo de Stephen G. Tallentyre.

Esta frase no dice que aunque defienda tu derecho a decirlo deba permitir que por ello tú me puedas matar, ignorar, menospreciar o abusar de la libertad de esta idea para imponer la tuya e incluso cambiar las reglas del juego, esto último vale para muchos. Pero ya sabemos que por estos lares hay muchos papanatas que se la cogen con papel de fumar, cuando hay ciertas cosas que precisan ser hechas con las manos y antes y sobre todo después, lavárselas. Por ejemplo: romper unos huevos para hacer una tortilla, no sean mal pensados. A veces para sobrevivir hay que mancharse.

Hay una muy sutil diferencia entre ser bueno y ser tonto, pero esta diferencia es mayor y más apreciable que la dificultad que entraña distinguir un hilo de seda al amanecer y al atardecer para que el imán llame a la oración.

Solamente, hay que querer verla.
Nota:  Publicado el 02-10-2014 con el titulo "El partido de las civilizaciones".





Todavía no le he leído pero me dice MAB que llamas a las cruzadas.

 VG
Respuesta:
No exactamente. Lo que quiero decir es que no podemos ir de buenos, Y que, nosotros mismos, Occidente estamos sustentando a los extremistas.
 
Tu título era mejor. 
JPU

Ya te leí el otro día.
MF

¡Que escribes en el DN!...., debieran pagarte algo. Y te cambian los títulos?.
KV

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