¿Por quién doblan las campanas?
Contradicciones del sector agroalimentario y el tiempo parece no pasar
Contradicciones del sector agroalimentario y el tiempo parece no pasar
Crónica de una muerta anunciada (G García Márquez) y Réquiem por un campesino español (Ramón J. Sender)
son dos grandes novelas a pesar de no ser muy extensas. Curiosamente
enganchan a pesar de que desde el principio, el título nos indica lo que
va a ocurrir. Lo importante está en su desarrollo. Esto tiene similitud
con el sector agroalimentario.
Recientemente
están apareciendo muy malas noticias sobre el sector, cierre de
Ultracongelados la Ribera (antiguo Castillo Marcilla-146 trabajadores),
la no reconstrucción de Floristán (75 trabajadores), fin de actividad de
una cooperativa con oferta de recolocación en un centro de Mélida (39
trabajadores), la cooperativa de Tudela ya no cultiva cogollos y pocas
alcachofas. Polémica sobre la raza de oveja para producir el queso de
Roncal, nuestra denominación de origen decana. Quejas de los candidatos
de UAGN a las IGP de Cordero y Ternera de Navarra (y que suscribo).
Todas estas noticias coinciden con el aniversario del aviso del cierre
de Danone-Ulzama en 1994, deslocalización pionera y que se estudia como
caso en las escuelas de negocio (ESADE), y la casi desaparición de
Pamplonica unos meses antes, en la que podemos denominar crisis
postolímpica y postexpo de los años noventa.
Todo
esto no deja de ser curioso y aún diría más, querido Tintín,
sorprendente e inaudito cuando en Navarra presumimos de tener 7
denominaciones de origen, 6 indicaciones geográficas protegidas y 4
certificaciones de calidad. Y que una de tres ramas principales del plan
Moderna es la llamada economía verde y de ella cuelga las industrias
agroalimentarias. Sobre el papel queda muy bonito, el blanco todo
soporta. ¿Vale para algo?. ¿Qué les contamos a estos 260 trabajadores?.
El
sector agroalimentario es un sector que en época de crisis económica
tiene la suerte de dirigirse a un mercado cautivo, todos para vivir
necesitamos comer. Representa casi el 8% del PIB y genera algo más del
10% del empleo en España. No está mal cuando la automoción no llega al
3% del PIB.
Sin
embargo el sector agroalimentario vive en una crisis permanente, cuando
no son las crisis económicas, son el aceite de colza, las vacas locas,
las dioxinas, la gripe aviar, los pepinos alemanes o cualquier otra
noticia alarmante, que lo que hace es clavar otra pulla en un toro que
va camino de los corrales presumiblemente para su sacrificio mas que
para su recuperación.
El
agroalimentario en general es un sector muy atomizado (la media de
trabajadores por empresa es de 10), con mano de obra directa poco
cualificada, con un ratio de titulados muy bajo respecto a otros
sectores industriales. Es un sector muy maduro, donde frente a conocidas
marcas hay muchos productos que no tienen una marca conocida o líder.
Un sector en donde la Unión Europea ha legislado todo y más y en donde
países terceros compiten sin igualdad de condicionantes. De ahí la
importancia de especificar el origen de los productos y que los
consumidores lo exijamos.
También
debe independizarse de la gran distribución, pues salvo alguna
excepción, la mayoría de estas empresas son las que se quedan el
beneficio sin aportar ningún valor al producto.
Las
soluciones pasan por la verticalización de la cadena de valor, de
manera que el beneficio se reparta por igual entre los productores
primarios y los transformadores secundarios, y la cooperación horizontal
entre empresas para aprovechar sinergias comunes, reduciendo costes
frente a los proveedores, unificando rutas de distribución, mejorando la
formación, apoyándose en la investigación y desarrollo, mancomunando
los servicios de control de calidad, eliminación de residuos,
abastecimiento de energía y agua, etc.
No
podemos permitirnos el perder este sector ni por historia y tradición,
además de por la importancia económica. Además debemos encontrar los
cauces para evitar que las decisiones se tomen lejos de nuestro entorno
pues ya vemos lo que pasa. Deslocalizaciones, perdidas de puestos de
trabajo, descenso de la riqueza de la zona, dramas humanos. Es ahí donde
se debe actuar para evitar el preguntarnos ¿por quién doblan las campanas? (E. Hemingway). Porque como acaba la cita de John Donne doblan por ti.
¿Estaremos a la altura del momento o perderemos otro tren, una vez más? Con la certidumbre de ya quedan muy pocas ocasiones.
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