domingo, 9 de diciembre de 2018

La Sociedad del Acoso o del Ocaso


Nuestra constitución ya es cuarentona y son muchos los que piden que pase por quirófano para hacerse unos retoques, ya saben, unos estiramientos de piel por aquí y allá para quitar arrugas, retirar acumulamientos de grasas que deslucen la figura, un poco de botox para lucir tersa, y algún implante para luchar contra la gravedad y senectud muscular. Mientras los ciudadanos, a juzgar por las noticias y titulares, estamos con el despertar hormonal preadolescente que presagia un estirón de crecimiento, que bien encauzado nos hará ser una sociedad adulta pero mal encarrilado nos llevará a pretender una eterna juventud y a una crisis de personalidad con trazas de trastorno bipolar.

La democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno con los que la humanidad se ha dotado. Su grandeza estriba en una persona un voto. Voto que es un derecho y un deber. Algunos se olvidan de la segunda parte y no lo ejercen. Así el indice de absentismo crece y esto hace que los escaños se repartan permitiendo la aparición u otorgando más peso a ciertas formaciones. Otros en el intercambio de cromos y sillones con el que han envilecido el sistema colocan a sus amigos en puestos en donde manipulan encuestas y previsiones de voto que luego ante la realidad de las urnas provocan irritación entre sus votantes y simpatizantes. Por último algunos no entienden que el sistema se basa en el gobierno de las mayorías pero respetando a las minorías, y sólo se quedan con esta idea cuando ellos son las minorías pero se olvidan de la misma al alcanzar la mayoría aunque sea por unión post-electoral con otros grupos. Y así pretenden a posteriori, cambiar la situación de lo perdido a priori fundamentalmente por no hacer auto-crítica, un mal muy español, criticar todo y a todos, pero ponerse uno ante el espejo nunca. Esa falta de humildad se traduce en no saber escuchar a la sociedad en su totalidad, en pretender tener la verdad absoluta y por ende en no saber vender su proyecto al resto de la ciudadanía. No podemos olvidar que la alternancia también es parte del sistema, que ayuda a su reactivación y a que no se anquilose.

Estos días y de un tiempo a esta parte, los niveles de tolerancia brillan por su ausencia o más bien por estar en números rojos. Y nos estamos mostrando como la sociedad del acoso. Desgraciadamente tenemos acaso familiar, acaso escolar, acoso laboral, acoso sexual y acoso social. Este último se ha demostrado a lo largo de la historia de mucha maneras. Acoso racial el cual combatimos luchando contra la segregación, el apartheid y aboliendo la esclavitud. Acoso religioso para ello nos constituimos en sociedades aconfesionales o laicas, según lo acordamos. Acoso por estatus social frente al que nos vacunamos con un sistema educativo que permite ser un ascensor social, pero sobre esto ya hablaremos otro día. Y ahora añadimos el acoso ideológico por pensar o votar diferente.

Es extraordinario como sociedad estamos superpreocupados por el cambio climático. La principal consecuencia del cambio de clima es la desertización o desertificación que a la larga conlleva el aislamiento de las poblaciones de los seres vivos en reductos donde hay unas mínimas condiciones y esto nos lleva a la endogamia y esta a la falta de riqueza en el ADN, a individuos enfermizos y al final incluso a su esterilidad con la desaparición de la especie, perdida de eslabones de la cadena trófica y ruptura del ciclo de la vida. Esto mismo es extrapolable a la sociedad, las sociedades cerradas tienden a la desaparición por falta de capacidad de adaptación a los cambios. La diversidad es sinónimo de riqueza.

La Educación y el Respeto al diferente son la llave para erradicar el Acoso, de cualquier tipo. La tolerancia es la manifestación de ese respeto.

Estos días se ha hablado mucho de consenso. Pero el consenso no es el objetivo, es una consecuencia. El objetivo es convivir, es decir vivir con, y para ello hemos de sentarnos, dialogar, conocernos y buscar lo que nos une para construir algo en común. Y así podrán llegar los acuerdos y un consenso entre todos. Pero partiendo desde el respeto al otro, al diferente.

La pregunta que debemos responder es si queremos seguir profundizando en una sociedad del acoso y de la imposición por derribo del otro y cerrarnos en nuestra concha hasta el ostracismo y el ocaso.

Un último apunte la moda del acoso la hemos llevado al extremo más intrascendente de nuestra vida e inventamos el acoso deportivo persiguiendo al que no es de nuestro equipo o del pelotari que nos gusta. Y se nos olvida que el juego es de dos, porque sino no habría juego. Y jugar contra la pared es un aburrimiento.

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