Hay
un viejo refrán que dice “Mas vale una vez colorado que mil amarillo”. En la
última semana de enero, la quinta del año, y haciendo bueno el dicho taurino de
que no hay quinto malo, varios titulares han venido a refutar dicho refrán.
Para
empezar el “Brexit”. Dos no riñen si no quieren, pero cuando uno se empeña en
ello es imposible no reñir. Por fin se ha empezado a consumar la tan cacareada
salida de los británicos de la Unión Europea, la cual no será definitivamente
efectiva hasta el 31 de diciembre de este año.
El
23 de junio harán cuatro años del famoso referéndum. Y desde entonces los
políticos europeos se han tenido que poner amarillos cientos de veces por no
haber tenido los redaños de cortar por lo sano de por sí una relación viciada.
Flotaba un temor económico, pero es mejor pagar una vez que estar continuamente
perdiendo. Ya hay algunos analistas que insinúan tímidamente que el futuro de
la Unión Europea puede ser más beneficioso sin los británicos. Y considero que
tienen bastante razón. Hay que recordar que UK no fue miembro fundador, sino
que entró en el año 1973 e imponiendo condiciones como no emplear el sistema
métrico decimal, seguir conduciendo por la izquierda a la vez que vendiéndonos
los productos de los países de la Commonwealth, posteriormente se negó al uso
del euro como moneda y echó siempre el freno a iniciativas de profundizar en la
Unión. Tampoco podemos olvidar que se opuso a nuestra entrada en la comunidad.
Ha mantenido el estatus de Gibraltar como paraíso fiscal convirtiéndose en un nido
de “postcorsarios del siglo XXI”, con miles de empresas pantallas, que
blanquean dinero y evaden impuestos. Por ello a enemigo que huye puente de
plata. Aun así, es muy probable que hasta que acabe el año vivamos varios
intentos de renegociación y chantajes varios.
El
otro filón de noticias que ha hecho bueno el refrán es el llamado “Abalosgate”.
Es divertida la denominación ya que el significado de “gate” es puerta y es la palabra
más escrita en los aeropuertos. El asunto del aeropuerto, entre el no encuentro
del ministro de cemento, perdón de fomento, y la vicepresidenta de Venezuela,
nos ha hecho recordar la famosa serie de Enredo (1977-1981), en donde conocimos
al actor Billy Cristal. Mas para dolor del Sr. Ábalos que para su gloria, su
pésima y lamentable actuación no da ni para una nominación como actor
revelación en los Goya.
El
tema es que nuestros políticos, igual me da su color, sometidos a la dictadura
del partido, partitocracia, están acostumbrados a vivir secuestrados, tanto que
algunos, como Susana Díaz sufren el síndrome de Estocolmo.
Y
en general casi todos no entienden que, en una imperfecta democracia, la prensa
a pesar de su amarillismo y de estar atada al grupo de información al que
pertenecen, cumple su papel de pedir cuentas y solicitar transparencia a los
que sustentan temporalmente el ejercicio de poder. Sin embargo, no sé qué tipo
de coronavirus infecta a los políticos cuando se sientan en sillón azul y en
vez de dar oportunas y pertinentes explicaciones se dedican a evitarlas o a enmarañarlas,
dando rienda suelta a la chispa de los numerosos e ingeniosos conciudadanos que
nos arrancan una sonrisa con sus ocurrencias en las redes.
El
embrollo no ha terminado, y se diluirá en el tiempo y el torrente informativo,
aunque por otros lares y por menos hemos visto dimitir. Quizá con un poco de
suerte alguien aprenda la lección y no se repita una nueva temporada de Enredo.
No
sabemos lo que se habló en Barajas, pues ahora es noticia por un aterrizaje
forzoso, y los retrasos provocados por drones que invaden su espacio aéreo.
Además de los controles y medidas sanitarias para los que vienen de China. La
alarma sanitaria una vez más lo impregna todo. En España mueren más personas por
accidente laboral que en el mundo por el nuevo coronavirus, pero nadie habla de
ellos.
El
paro comienza a subir en la temida cuesta de enero y 2020 es año bisiesto y por
tanto de desastres. De entrada, sobrevuela la reelección de Trump y un nuevo
castañazo de nuestra selección de futbol bajo la batuta de Luis Enrique y
Rubiales.
Mientras
amanece que no es poco, pero José Luis Cuerda nos ha dejado huérfanos en un
bosque animado, aprendiendo el lenguaje de las mariposas, un tiempo después con
los girasoles ciegos.
Nota: Publicado en navarrainformacion.es el 06-02-2020.
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