Tras el verano con sus distintas y coloridas serpientes
informativas: Snowden y el coletazo de Evo Morales, los JJOO y la “relaxing
cup” (que podría convertirse en una nueva competición futbolística para poder
tener más futbol, pues hay poco), llega el otoño, y en Pamplona con el marrón
de las cuentas de Osasuna y este marrón, Sr. Archanco y resto de la junta
directiva, es de todos los navarros, parece que sólo son 40 millones de calderilla
que bien nos vendrían en nuestras arcas forales, las de todos y a las cuales el
resto de los ciudadanos no podemos aplazar el pago. Pero a lo que iba, este año
para amenizarnos y como cortina de humo de los presupuestos en vez de sacar el
tema de los días festivos en España o el sempiterno asunto del cambio de hora,
nos liamos con los husos horarios y lo aderezamos con los horarios/jornadas
laborales.
Para empezar y como es norma en este país cainita
buscamos una cabeza de turco, esta vez es al antiguo dictador. No seré quien
defienda, y a estas alturas de mi vida, a semejante personaje pero puestos a
echarle las culpas de algo (además de las sabidas por todos) me parece más
serio adjudicarle el asunto del estraperlo y el favorecimiento del pluriempleo
que posteriormente nos han llevado a ver normal la economía sumergida que hoy
en día ahoga a este país y los sueldos ridículos que cobramos en comparación
con nuestros vecinos europeos, con los que para lo que queremos bien que se nos
mide. Pero bueno si el tener un malo al que caerle el mochuelo nos ayuda a
unirnos en cambiar algo bienvenido sea y echémosle la culpa de todo para ver si
de una vez arreglamos este galimatías en el que nos hemos metido y del cual no
encontramos la salida, porque algunos viven muy bien así, enredando la madeja y
confundiendo al respetable.
Sobre el ajuste al uso horario creo que mi posición,
quedo meridianamente clara en el artículo del pasado 28 de marzo titulado La danzade las horas, en donde abogaba por la adecuación al horario solar. Sobre lo que
quiero incidir ahora es en el debate de los horarios laborales. Los mismos han
cambiado mucho desde los años 40. Ahora hay muchos sectores que trabajan a dos
y tres turnos, automoción, alimentario, sanidad, seguridad, prensa y
comunicación y seguro me dejo alguno. Otros se han tenido que adaptar a los
nuevos usos y costumbres, el horario del comercio cada vez queremos que sean
más amplio, (personalmente me niego a ir a comprar algo en los
festivos/laborables en dicho sector salvo causa de fuerza mayor pues lo que no
quiero para mí no se lo deseo a otro compañero trabajador); el del ocio, y el
de la hostelería el cual por estar relacionado con un sector estratégico como
el del turismo no veo claro que lo adoptemos a los horarios europeos y menos a
los ingleses, en donde cierran los bares (pubs) a las 22:00 y los sábados a los
23:00, con su tradicional toque de campana. La construcción bien hemos visto
que cuando aprietan los plazos con unos buenos focos se puede trabajar a todas
las horas necesarias para llegar a cumplir los plazos, caso del Mercadona de
Berriozar, entre otros.
Por tanto nos queda el sector servicios / oficinas, el
cual si se puede adecuar a los consabidos “9
to 5” tan sajones y normandos. Hace tiempo que trabaje en una multinacional
en donde se impuso este horario tanto en sus oficinas centrales como al
personal de las plantas que podía adecuarse al mismo en España con un sistema
de fichaje en donde el trabajador debía cumplir sus 40 horas semanales con la
única condición de ir todos a los días de lunes a viernes pero con la libertad
de meter un día 10 horas y otro 6 en función de sus necesidades personales y
siempre que se cubriera el servicio. Posteriormente mi devenir profesional me
llevo a conocer otra multinacional, ésta definida por un compañero como
transnacional de pueblo, y otras empresas medianas y pequeñas, algunas
vinculadas a grandes grupos corporativos y otras de carácter familiar.
Curiosamente en la mayoría de ellas, con excepción de una cuyo origen estaba
vinculado a una familia alemana y se cumplían escrupulosamente los horarios. En
el resto se daba el caso de que o bien por mentalidad del fundador o peor por
maneras heredadas ya de este, ya de no se sabía quién estaba pero que muy mal
visto que uno se fuera a la hora, a pesar de cumplir sus objetivos. En alguna
pude comprobar con gran asombro que la mayoría de la gente estaba esperando unos
30 minutos más y cuando el primero salía luego tras 10 o 15 minutos más salía
el resto en desbandada y casi gritando aquello de “maricón el ´último” y disculpe el colectivo homosexual por lo de la
expresión tan castiza. Lo peor de este hecho es que este lo pude constatar para
colmo hasta en un departamento en donde el 98% eran titulados superiores y con
un alto porcentaje de doctores en sus respectivas especialidades.
Luego el debate de los horarios laborales no debe
centrarse en los mismos sino en la mentalidad de los jefes de sección, área,
departamento y gerencia de las empresas y organizaciones y en que estos se
despojen de las viejas costumbres de cuanto más horas mejor y adopten los
nuevos parámetros de consecución de objetivos a la vez que la administración y
también los mal llamados (controllers)
controladores internos de desvíos de las empresas debieran hacer su trabajo y
vigilen y persigan más el abuso de horas extras la mayoría muchas veces
injustificadas pero permitidas e incentivadas para alcanzar unos sueldos dignos
a final de mes debido a lo bajo de los salarios base. De manera que se mal
educa al trabajador y se fomenta la ineficiencia de la institución, haciendo de
esta costumbre y hábito.
Mejor centrar los problemas de los debates antes de que
estos se nos vayan de las manos por las ramas y los cerros de Úbeda. Y acabemos
como casi siempre sin resolver nada y perdiendo el tiempo y la paciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario