sábado, 12 de octubre de 2013

Sobre los husos y horarios laborales



Tras el verano con sus distintas y coloridas serpientes informativas: Snowden y el coletazo de Evo Morales, los JJOO y la “relaxing cup” (que podría convertirse en una nueva competición futbolística para poder tener más futbol, pues hay poco), llega el otoño, y en Pamplona con el marrón de las cuentas de Osasuna y este marrón, Sr. Archanco y resto de la junta directiva, es de todos los navarros, parece que sólo son 40 millones de calderilla que bien nos vendrían en nuestras arcas forales, las de todos y a las cuales el resto de los ciudadanos no podemos aplazar el pago. Pero a lo que iba, este año para amenizarnos y como cortina de humo de los presupuestos en vez de sacar el tema de los días festivos en España o el sempiterno asunto del cambio de hora, nos liamos con los husos horarios y lo aderezamos con los horarios/jornadas laborales.

Para empezar y como es norma en este país cainita buscamos una cabeza de turco, esta vez es al antiguo dictador. No seré quien defienda, y a estas alturas de mi vida, a semejante personaje pero puestos a echarle las culpas de algo (además de las sabidas por todos) me parece más serio adjudicarle el asunto del estraperlo y el favorecimiento del pluriempleo que posteriormente nos han llevado a ver normal la economía sumergida que hoy en día ahoga a este país y los sueldos ridículos que cobramos en comparación con nuestros vecinos europeos, con los que para lo que queremos bien que se nos mide. Pero bueno si el tener un malo al que caerle el mochuelo nos ayuda a unirnos en cambiar algo bienvenido sea y echémosle la culpa de todo para ver si de una vez arreglamos este galimatías en el que nos hemos metido y del cual no encontramos la salida, porque algunos viven muy bien así, enredando la madeja y confundiendo al respetable.

Sobre el ajuste al uso horario creo que mi posición, quedo meridianamente clara en el artículo del pasado 28 de marzo titulado La danzade las horas, en donde abogaba por la adecuación al horario solar. Sobre lo que quiero incidir ahora es en el debate de los horarios laborales. Los mismos han cambiado mucho desde los años 40. Ahora hay muchos sectores que trabajan a dos y tres turnos, automoción, alimentario, sanidad, seguridad, prensa y comunicación y seguro me dejo alguno. Otros se han tenido que adaptar a los nuevos usos y costumbres, el horario del comercio cada vez queremos que sean más amplio, (personalmente me niego a ir a comprar algo en los festivos/laborables en dicho sector salvo causa de fuerza mayor pues lo que no quiero para mí no se lo deseo a otro compañero trabajador); el del ocio, y el de la hostelería el cual por estar relacionado con un sector estratégico como el del turismo no veo claro que lo adoptemos a los horarios europeos y menos a los ingleses, en donde cierran los bares (pubs) a las 22:00 y los sábados a los 23:00, con su tradicional toque de campana. La construcción bien hemos visto que cuando aprietan los plazos con unos buenos focos se puede trabajar a todas las horas necesarias para llegar a cumplir los plazos, caso del Mercadona de Berriozar, entre otros.

Por tanto nos queda el sector servicios / oficinas, el cual si se puede adecuar a los consabidos “9 to 5” tan sajones y normandos. Hace tiempo que trabaje en una multinacional en donde se impuso este horario tanto en sus oficinas centrales como al personal de las plantas que podía adecuarse al mismo en España con un sistema de fichaje en donde el trabajador debía cumplir sus 40 horas semanales con la única condición de ir todos a los días de lunes a viernes pero con la libertad de meter un día 10 horas y otro 6 en función de sus necesidades personales y siempre que se cubriera el servicio. Posteriormente mi devenir profesional me llevo a conocer otra multinacional, ésta definida por un compañero como transnacional de pueblo, y otras empresas medianas y pequeñas, algunas vinculadas a grandes grupos corporativos y otras de carácter familiar. Curiosamente en la mayoría de ellas, con excepción de una cuyo origen estaba vinculado a una familia alemana y se cumplían escrupulosamente los horarios. En el resto se daba el caso de que o bien por mentalidad del fundador o peor por maneras heredadas ya de este, ya de no se sabía quién estaba pero que muy mal visto que uno se fuera a la hora, a pesar de cumplir sus objetivos. En alguna pude comprobar con gran asombro que la mayoría de la gente estaba esperando unos 30 minutos más y cuando el primero salía luego tras 10 o 15 minutos más salía el resto en desbandada y casi gritando aquello de “maricón el ´último” y disculpe el colectivo homosexual por lo de la expresión tan castiza. Lo peor de este hecho es que este lo pude constatar para colmo hasta en un departamento en donde el 98% eran titulados superiores y con un alto porcentaje de doctores en sus respectivas especialidades.

Luego el debate de los horarios laborales no debe centrarse en los mismos sino en la mentalidad de los jefes de sección, área, departamento y gerencia de las empresas y organizaciones y en que estos se despojen de las viejas costumbres de cuanto más horas mejor y adopten los nuevos parámetros de consecución de objetivos a la vez que la administración y también los mal llamados (controllers) controladores internos de desvíos de las empresas debieran hacer su trabajo y vigilen y persigan más el abuso de horas extras la mayoría muchas veces injustificadas pero permitidas e incentivadas para alcanzar unos sueldos dignos a final de mes debido a lo bajo de los salarios base. De manera que se mal educa al trabajador y se fomenta la ineficiencia de la institución, haciendo de esta costumbre y hábito.

Mejor centrar los problemas de los debates antes de que estos se nos vayan de las manos por las ramas y los cerros de Úbeda. Y acabemos como casi siempre sin resolver nada y perdiendo el tiempo y la paciencia.

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