miércoles, 18 de diciembre de 2013

El derecho a la presunción de inocencia del sector de la alimentación

Revisando las noticias del año pasado percibo un aumento de los titulares relacionados con la alimentación, desde la carne de caballo en hamburguesas hasta la tragedia de Alcalá de Guadaira, la cual desaparecío rápidamente de las portadas, pasando por los insectos y las medusas como posibles fuentes de proteína y de los cuales habría que escribir en profundidad.

Ya se sabe que las noticias de hoy son la historia de mañana y que son flor de un día cuan narciso en un prado de primavera. Pero en casi todas estas noticias de alimentos se obvia el principio que rige la seguridad alimentaria y es el “principio de cautela” y por contra triunfa la máxima periodística de “No dejes que la realidad estropee un buen titular”. De manera que los alimentos han pasado de ser presuntos implicados (nada que ver con el conocido grupo de música) a ser sospechosos habituales (excelente película policiaca, especialmente por su espléndido final).

Me llama la atención lo escrupulosos que somos y empleamos sistemáticamente el adjetivo de presunto independientemente de que sean personas investigadas por delitos económico financieros cuyo secreto de sumario es burlado olímpicamente y es vox populi que cuando menos dicho personaje ha de ser imputado, hasta esclarecer los hechos; como de asesinos confesos bien por delitos de terrorismo bien por crímenes comunes.

Sin embargo con los alimentos, una vez más volvemos a caer en la misma piedra (ver este enlace http://jbf-marcapersonal.blogspot.com.es/2011/06/de-los-pepinos-espanoles-los-brotes.html) y no nos importa causar alarmas sociales y daños a un sector que depende del volumen de ventas para su subsistencia de manera que una de estas histerias colectivas puede ser la puntilla para alguna empresa y suponer su desaparición, o cuando menos de salvar el año a entrar en números rojos y sufrir para subsistir. Especialmente cuando esto coincide con una época del año donde más movimiento hay en el sector.

Volviendo al último y desgraciado caso hemos asistido a un cúmulo de circunstancias y cadena de errores, e incluso negligencias, que nos han llevado a tal lamentable y trágico final.

En primer lugar los servicios de salud no supieron diagnosticar, bien por falta de experiencia, bien por falta de conocimientos, o lo que sea, el origen de la intoxicación y lo peor la gravedad de la misma. Para agravar más el hecho al parecer y siempre por lo que nos comunicaron los diferentes medios, el seguimiento de los intoxicados no fue el más correcto. Todo esto supongo que redundará en una revisión de los protocolos de actuación para futuras intervenciones y evitar posibles repeticiones de este tipo de hechos. Más vale prevenir que lamentar.

En segundo lugar destacar la lentitud de los servicios sociales, y todo lo que ello conlleva. Las personas vivimos el día a día, y ahora, por desgracia, muchas al día sin saber lo que deparará mañana; mientras la administración lleva su otra velocidad (este tema requiere un artículo monográfico).

Por otro lado es un hecho que, aunque en ciertos foros y encuestas los responsables de RRHH, los gerentes, los dueños (emprendedores o empresarios) de las empresas digan que valoran la experiencia, la cruda realidad es que si eres mayor de 50, vamos lo que denomino talla L (seguir este enlace http://jbf-marcapersonal.blogspot.com.es/2013/05/talla-l.html), no encuentras trabajo o difícilmente lo haces y desde luego en condiciones bastante precarias la mayoría de las veces.

A día de hoy y tras provocar un tsunami alimentario y una alarma social innecesarias, como muchas veces, no sabemos fehacientemente que ocurrió. Lo lamentable es que nos equivocamos al poner los focos en el origen de la consecuencia final (en ese caso la intoxicación) y no en las causas que la provocaron, que es en definitiva en donde hay que actuar para evitar que surjan los problemas.

La verdadera noticia es que muchos de nuestros conciudadanos no llegan a final de mes y que algo debemos hacer entre todos. Ahí están Caritas, el banco de alimentos, comedores sociales,…, pero no basta con acciones asistenciales, son también necesarias otras acciones comenzando por uno mismo y su entorno, hay que transformar estructuras, cambiar usos y costumbres, modificar mentalidades. En eso consiste la verdadera Navidad, en vivir la esperanza de que el cambio y la renovación son posibles cualquier día del año. Podemos y debemos comenzar hoy mismo sin dilación, cada mañana de cada día.

La historia de este artículo es algo larga pues hubo un original enviado para su publicación el 18-12-2013 que lo titulé "Los alimentos de presuntos implicados a sospechosos habituales", la verdad es que era algo fuerte, pero el momento lo requería. El caso es que el 13-01-2014 recibo un correo de LC: "Se me había traspapelado un artículo tuyo sobre los alimentos. Creo que el fondo sigue teniendo actualidad, aunque habría que darle una vuelta a la entradilla y buscarle un enganche diferente a lo Alcalá de Guadaira. Dime si lo ves factible." Tras darle una vuelta el 15-01-2014 lo reenvío. El 20-01-2014 recibo este aviso: "Sale mañana y te he añadido para completarlo lo último que se sabe de la intoxicación de Alcalá de Guadaira."



Y por fin sale publicado el 21-01-2014.

 

He entrado en tu blog. Te animo a que sigas expresando tus ideas y opiniones. 
Es la demostración de que tienes inquietudes ante lo que te rodea. 
Los debates de las ideas siempre enriquecen a las sociedades.
Un cordial saludo. 

AL

Sabes, la gente de ciencia suele ser... como diría yo, bastante remisa a relacionarse más allá de su ámbito habitual. He echado un vistazo a tu perfil y me parece muy interesante.
Eso espero, que todos ganemos algo y que aparezcan oportunidades para todos en las redes sociales.
SC A

No hay comentarios:

Publicar un comentario