Febrero es el mes más corto
del año, suele ser el más frío y se le conoce por el “loco”. Y este año además
viene caliente en cuanto al termómetro político congresual. Tres de los
principales partidos nacionales celebran sus congresos.
El primer fin de semana
tenemos lo que podemos llamar la puesta de largo de Ciudadanos, en sus
aspiraciones a gobernar. Las últimas encuestas le auguran un crecimiento, hasta
los 47 escaños pero se estanca en 10 comunidades, y no tiene representación en
Galicia, País Vasco, Navarra y Canarias, la explicación de los expertos es por
la ley electoral y lo atribuyen a que su escaño es el que sale más caro. De
todas formas y a pesar de tener una valoración muy alta, no convence a los
jubilados y los mayores de 46, ni tampoco a los parados y personas con sólo
estudios de primaria o sin estudios.
Pero no todo es una balsa de
aceite en la formación naranja, hay bastantes incoherencias entre lo que
propone y lo que realiza a nivel interno (Albert Rivera propone una ley electoral
con listas abiertas y desbloqueadas, así como ser una exigencia al resto de
partidos, y ha impuesto listas cerradas, conocidas como 'listas plancha' para
la elección de la nueva ejecutiva), y ya han surgido voces pidiendo TranC'sparencia a la vez que algunos fundadores del movimiento ciudadano se han mostrado
críticos por la deriva que la dirección está tomando. De hecho
en el congreso se han presentado a siete enmiendas a la totalidad -tres a los
Estatutos, dos a Estrategia y otras dos a Valores, que pretenden recuperar los
documentos fundacionales, mantener la socialdemocracia como influencia
ideológica, recuperar la definición antinacionalista y la no prohibición de
corrientes de opinión internas. Y mientras otro sector prefiere que entre a
formar parte del gobierno del PP. Las ansias por tocar poder pueden ser la
perdición de esta formación que tiene muchos vicios adquiridos de las que
pretende derrocar. Y es que quien anda despacio llega más lejos.
Pero el plato fuerte viene el segundo fin de semana. De un lado el congreso del PP, que tal y como se está planteando será el de la ocasión perdida para la regeneración de esta formación política y que con el tiempo se lamenten por ello. Todo parece indicar que sea un culto a la “gallegidad” del líder, a esa impostura de no saber si sube, baja o está de espera en el descansillo como dice el tango “fumando espero,,,y mientras fumo mi vida no consumo” . Hay tímidos intentos el de Cifuentes se ha quedado en la posibilidad de celebrar congresos regionales/provinciales asamblearios, el de Feijoo a favor de la regulación de la gestación subrogada y la custodia compartida, así como su defensa de sacar adelante la reforma de la financiación autonómica incluso en el caso de que una comunidad, “no quiera participar” pues entiende que “no es un debate identitario”.
Pero la salsa está en Podemos
con su contraprogramación con el PP y su Vistalegre II, aunque no deben saber
que segundas partes nunca fueron buenas. Al principio el enfrentamiento entre
los dos ideólogos del conglomerado que es la formación morada, me pareció otra
argucia mediática para que se hablara de ellos pues el devenir de los días los
alejaba de las cabeceras y titulares mediáticos. Sin embargo con el paso del
tiempo ha tomado un cariz de lucha fratricida como las que hace un siglo
mantuvieron los mencheviques con los bolcheviques, o los anteriores
revolucionarios enfrentamientos de jacobinos y girondinos, que tanta sangre
derramaron, ambos.
Lo que en principio el
sector errejonista planteaba como un debate de ideas y estrategias a seguir,
así como mecanismos de control para evitar el acaparamiento de poder, el señor
Iglesias se lo tomó como una cuestión de liderazgo, y sacando su lado más
oscuro, lanzando un órdago o yo o me voy, cuan niño mimado, para posteriormente
mostrar su leninismo más completo e incitar a sus seguidores, Monedero a la
cabeza, a una caza de brujas y desprestigio del que dice ser su amigo y mejor
alumno, pero como al hada madrina de Blancanieves le corroe la envidia. En una
penúltima jugada Iglesias, se nos disfraza de flautista de Hamelín y propone
que a los 14 años se pueda tener voz y voto en Podemos, de esta manera tras
infantilizar la política pretende politizar la infancia. Y ha logrado que
Bescansas de un portazo.
No parece que esto vaya
acabar bien. Y más cuando se anteponen los personalismos tan comunes en
nuestras formaciones políticas y que tarde o temprano terminan por convertirlas
en caricaturas de sí mismas o sucumbir en el intento. Ejemplos tenemos para
todos los gustos, UCD, CDS, UpyD, CDN, AA, PCE,…hasta las actuales que si no se
reconvierten acabaran como todas estas.
Y sobre el PSOE tendremos
toda la primavera para hablar de ellos.
Nota: Publicado en Navarra información el 06-02-2017.
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